Washington, 31 ago (PL) Los precios de los alimentos a escala global son objeto actualmente de una especulación violenta por parte de los grandes poderes financieros, según reconocen varios organismos internacionales al emitir una alerta al respecto.
Sobre el particular, el Banco Mundial advirtió en un reporte emitido desde Washington que el encarecimiento de estos productos podrían amenazar la salud y el bienestar de millones de personas en el mundo, donde ya más de mil millones padecen hambre.
El organismo multilateral sostuvo que las condiciones climáticas son una causa importante de las bruscas alzas internacionales observadas en julio pasado, cuando las cotizaciones del maíz y el trigo aumentaron 25 por ciento y un 17 el frijol de soja.
De acuerdo con el mencionado reporte, la sequía que afectó a Estados Unidos -el mayor exportador mundial de maíz y frijol de soja- provocó daños masivos en los cultivos de verano de estos productos.
Al mismo tiempo, agrega el informe, la escasez de lluvias en Rusia, Ucrania y Kazajstán contribuyeron a las pérdidas en las producciones proyectadas de trigo a nivel global, lo cual agudiza la especulación en torno a estos alimentos de gran demanda por sus múltiples usos.
Si bien los expertos del Banco Mundial no pronostican una posible repetición de la crisis de 2008, que generó disturbios en una treintena de países, si consideran que diversos factores negativos podrían provocar alzas significativas en los precios, incluso como las registradas hace cuatro años.
Estos aspectos desfavorables incluyen la aplicación de políticas erróneas para enfrentar el pánico de los exportadores, un severo fenómeno climatológico conocido como El Niño, malas cosechas en el hemisferio sur o fuertes aumentos en las cotizaciones de la energía.
En tanto, el informe recoge declaraciones del presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, quien recomienda a los países fortalecer sus programas específicos para aliviar la presión sobre la población más vulnerable e implementar las políticas adecuadas.
La situación se ha tornado tan preocupante, que Kim comentó que la entidad bajo su cargo ha intensificado su apoyo a la agricultura a su mayor nivel en 20 años, al tiempo que ayudarán a responder a las alzas en los precios de los alimentos.
Por otra parte, estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas de Agricultura y Alimentación (FAO) advierten que más de mil millones de personas están subalimentadas en el mundo.
Sobre ese sector poblacional recae el mayor impacto en la volatilidad de los precios, obligándolos a consumir comida con menos nutrientes y dejar de gastar en educación y salud.
Sin embargo, pese a que el panorama no es nada halagüeño, el llamado grupo de los 20 países más poderosos (G-20) no tomará acciones hasta mediados de septiembre venidero.
Ello en espera de que se publique el próximo reporte del Sistema de Información del Mercado Agrícola, aunque a todas luces -según expertos- la actual situación no tiene visos de una mejoría a corto plazo.
Para el economista argentino y padre de la Gerencial Social, Bernardo Kliksberg, la crisis que se pueda general nada tiene que ver con disponibilidad si no con un problema de acceso.
El tema central no es de producción de alimentos, aunque aclaró que cuanto más se produzcan, mejor, pues una parte importante de la población del mundo no puede comprarlos.
Informes de organismos especializados refieren que un total tres mil millones de personas viven en situación de pobreza, con cuyos ingresos escasos no se pueden alimentar dignamente, mientras 900 millones carecen de acceso a agua potable.
Asimismo, dichas fuentes consideran que con el alto grado de desarrollo de la ciencia y la tecnología de la actualidad se podría alimentar no sólo a sus siete mil millones de habitantes, sino a un total de 10 mil millones de personas.
Para Kliksberg, estas cifras muestran que el hambre nada tiene que ver con la disponibilidad de alimentos, si no con el acceso; "es una cuestión de cómo se organiza la producción y el acceso al agua".
lac/acl
Tomado de Prensa Latina
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