sexta-feira, 10 de agosto de 2012

Lista de países terroristas: Actitud arbitraria de EE.UU. hacia Cuba


Por Miguel Fernández Martínez *

La Habana (PL) Desde hace tres décadas, el gobierno de Estados Unidos persiste en incluir a Cuba, arbitraria y unilateralmente, en la lista de países patrocinadores del terrorismo, buscando arreciar el cerco que impone a la Isla hace medio siglo.

Con esta medida, que desde 1982 Washington insiste en mantener, el vecino del Norte demuestra que no renuncia a su vieja política de tratar de estrangular económicamente a la Revolución Cubana.

Esta práctica del Departamento de Estado norteamericano no es nueva y la viene aplicando sistemáticamente, desde el 29 de diciembre de 1979, con un grupo de países que, coincidentemente, no comparten los postulados ideológicos pautados en las tierras del Tío Sam.

Cuba no es la única nación que sufre esta patraña. Libia, Irak, Yemen del Sur, Corea del Norte y Siria también han estado bajo la mirada escrutadora de los "expertos" norteamericanos.

Los argumentos que esgrime Estados Unidos contra Cuba para mantener su acusación de que la mayor de las Antillas patrocina actos terroristas son tan discutibles y carentes de evidencias, que han provocado la crítica de importantes personalidades, incluidos militares, académicos y periodistas, quienes ven al sur con mirada solidaria.

Por tres décadas Cuba ha denunciado las maniobras del gobierno norteamericano y cuenta con el apoyo incondicional de muchos países, agrupaciones e individuos que apoyan la labor internacionalista y humanitaria del pueblo y gobierno cubano con los más necesitados del mundo.

En diciembre de 2011, las organizaciones no gubernamentales norteamericanas Latin American Working Group y The Center for International Policy exigieron al Departamento de Estado que Cuba fuera sacada de la lista de países terroristas.

En marzo pasado, el brigadier general John Adams, exrepresentante militar de Estados Unidos en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en un articulo firmado junto al cabildero federal David W. Jones, y publicado en el periódico The Hill, pidieron a la Casa Blanca retirar a Cuba de la lista y poner fin a su contraproducente política hacia La Habana.

Adams y Jones consideran, en su comunicado, que esa actitud se convierte en un anacronismo que socava los esfuerzos de Washington en su lucha contra el terrorismo.

A este reclamo se unieron, en mayo, los integrantes del Taller Académico Cuba-Estados Unidos (TACE), integrado por nueve académicos estadounidenses de la American University, y ocho cubanos de la Universidad de La Habana.

En este encuentro, Philip Brenner, profesor de la American University, sugirió que el enfrentamiento al terrorismo resulta un área donde podría haber un abordaje constructivo entre ambos países.

El 31 de julio, el Departamento de Estado estadounidense dio a conocer su nueva lista de países patrocinadores del terrorismo y una vez más incluyó a Cuba, bajo la acusación de una supuesta falta de medidas en el sistema bancario cubano para enfrentar el lavado de dinero y las transacciones financieras vinculadas al terrorismo. Las reacciones no se hicieron esperar.

El profesor cubanoamericano Arturo López-Levy, investigador asociado de la Escuela de Estudios Internacionales Josef Korbel, de la Universidad de Denver, expresó que incluir a Cuba en la lista es una muestra más de que la política norteamericana hacia La Habana es un cementerio para la ética y las estrategias racionales.

"Cada vez que Estados Unidos afirme que pide colaboración con la guerra contra el terrorismo, la inclusión de Cuba en la lista de países terroristas los avergonzará", enfatizó el profesor López-Levy.

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