quinta-feira, 16 de agosto de 2012

Medicina Natural, más allá de lo folclórico




Onelia Chaveco Chaveco

Aún muchos miran de soslayo a la llamada popularmente medicina verde, mientras que algunos sonríen cuando conocen de la inclinación de alguien por los ejercicios del Tai Chi.

Sin embargo, el asunto entraña gran importancia para Cuba por sus raíces históricas, culturales y económicas que hicieron de esa práctica una tradición entre generaciones.

Lo relevante del asunto puede comprobarse cuando una lee los ocho Lineamientos, de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución dedicados a la temática de Salud, entre los cuales uno en específico se refiere a "prestar la mayor atención al desarrollo de la medicina natural y tradicional (MNT)".

Desde el 24 de agosto de 2009, en consonancia con 15 años de desarrollo de esta actividad en el país, Cuba aprobó las modalidades definidas en la Resolución Ministerial número 261. Ellas fueron la Fitoterapia, apiterapia, medicina tradicional asiática, ozonoterapia, homeopatía y terapia floral, hidrología médica, helio talasoterapia, ejercicios terapéuticos tradicionales y orientación nutricional naturalista.

Esas modalidades han sido validadas científicamente por la tradición e investigaciones y están integradas al Sistema Nacional de Salud.

Los antecedentes de una guía curativa apoyada en aportes de la propia naturaleza hay que buscarlos en las comunidades aborígenes, las cuales también dieron relevancia al arte de curar, tanto que el segundo hombre en importancia dentro de la tribu era el behíque.

Entre sus funciones, además de organizar el culto, comunicar las tradiciones tribales, ser consejero de los caciques y educar a sus hijos, debía curar a los enfermos mediante brebajes elaborados a partir de hierbas y plantas.

Cuba con una naturaleza pródiga aportó un arsenal de plantas, productos y aguas curativas, que validaron desde entonces los poderes de la medicina, primero empírica, razonada después hasta convertirse en una labor científica y efectiva.

Los mambises en las luchas independentistas encontraron en la biodiversidad y el alto endemismo un baluarte para la curación de heridas y enfermedades.

Nadie como José Martí para contar en su Diario de Campaña las bondades de las hojas de culantro, higuereta, la miel de abeja y tantos otros que tenían a la mano en cada campamento mambí.

Según expertos no se trata de la preponderancia de un tipo de medicina sobre otro, sino de lograr una simbiosis perfecta.

En reciente entrevista al periódico Granma, la Dra MSc. Martha Pérez Viñas, jefa del departamento de Medicina Natural y Tradicional del Ministerio de Salud Pública, señalaba que esta no es una especialidad más para aplicar en lugar de otras disciplinas de la medicina convencional, sino que defendía su uso de forma complementaria.

Apuntó la especialista que entre los retos de esta actividad estaban la necesidad de emplear con integralidad los protocolos diagnóstico-terapéuticos de la MNT en los servicios asistenciales.

De igual forma dijo deben aplicarse en la prevención y tratamiento de las principales causas de muerte en el país (enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, el cáncer y las afecciones respiratorias), para contribuir a modificar el cuadro de salud de la población.

Con el desarrollo de fincas de plantas medicinales en la Isla y la producción cada vez mayor de fármacos, nadie duda de la acentuación de la presencia de la medicina verde entre los cubanos.

En Cienfuegos, la finca del Gallego Otero, ubicada en la premontaña, ha sido una de las más legendarias en el país por su aporte a las mejorías en pacientes asmáticos y en aquellos afectados por padecimientos renales, de próstata, hígado e hipertensión, entre otros.

La Licenciada en enfermería Anisia Otero es una de las abanderadas en la medicina tradicional en el policlínico de la serranía de San Blas, en el Escambray cienfueguero, donde el 85 por ciento de la población recibe estos tipos de tratamiento, según confirmó a la AIN.

Allí, entre tantas prácticas, hay una antiquísima que es “el corrido de ventosas” para eliminar dolores musculares.

Cuentan con un laboratorio donde producen medicamentos, mientras mantienen los 28 renglones de esta rama en las instalaciones farmacéuticas.

Del otro lado del lomerío, en Sancti Spíritus, el semanario Escambray afirmaba en abril de este año que el 40 por ciento de las embarazadas ingresadas en hospitales de ese territorio se benefician con los tratamientos naturales.

Informaba, además, que en el primer trimestre del año dentro de la rama quirúrgica utilizaron la llamada medicina oriental, y más del 13 por ciento de las cirugías mayores electivas fueron realizadas con uso de analgesia acupuntural.

No obstante a los logros, y para estar a tono con el lineamiento de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución referido a la Medicina Natural y Tradicional, los especialistas reclaman generalizar los resultados de esta práctica médica.

También consideran importante incrementar las publicaciones científicas, y perfeccionar las acciones de comunicación social y educación para la salud entre los diferentes grupos etarios.

Por todo ello, los beneficios de la medicina natural no deben seguir siendo un tema folclórico, ni que solo quede en notas musicales como aquella propuesta de “Traigo yerba santa pa´ la garganta, y caisimón pa´ la hinchazón”.

Tomado de la AIN

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