Los seres humanos, quienes vivimos entre aspiraciones, alegorías e imágenes, situamos a los símbolos patrióticos entre las principales manifestaciones de nuestros sentimientos superiores.
Es significativo, por tanto, recordar el 14 de agosto de 1867, fecha en la cual comenzó la bella y heroica historia de la marcha guerrera La Bayamesa, compuesta por el líder independentista Perucho Figueredo (1819-1870), devenida Himno Nacional de Cuba.
Según diversas fuentes, incluida la tradición oral, la noche del 13 de agosto de 1867, se reunieron tres de los principales conspiradores de la ciudad de Bayamo: Francisco Vicente Aguilera Tamayo, Francisco Maceo Osorio y Pedro (Perucho) Figueredo Cisneros, en la casa de este último.
Uno de los acuerdos del encuentro fue constituir, la noche siguiente y en el propio lugar, el Comité Revolucionario de Bayamo para organizar el ansiado levantamiento armado contra el dominio español en la mayor las Antillas.
En el intercambio, además, Figueredo, quien era músico, quedó encargado de componer el himno de los patriotas "nuestra Marsellesa", diría Maceo Osorio.
Perucho cumplió la encomienda en la madrugada del día 14, y por la noche, tras la presentación del Comité, realizó al piano la primera interpretación de aquella música sublime.
Casi doce meses después, el músico Manuel Muñoz Cedeño hizo la instrumentación de la obra y, en atrevida acción conspirativa, la ofreció al público como parte de una ceremonia religiosa el 11 de junio de 1868 dentro de la Iglesia Parroquial Mayor y delante de las autoridades peninsulares de la comarca.
Cuentan las fuentes que el gobernador militar de Bayamo, coronel Julián Udaeta, sospechó que se trataba de una marcha guerrera, pero la ignorancia le impidió confirmarlo. Ese detalle fue aprovechado por los patriotas para interpretar la pieza varias veces más en las narices del peninsular.
En medio de la volátil situación política del archipiélago, sobre todo en la zona oriental, la gestión del Comité Revolucionario de Bayamo y de la Junta Revolucionaria de Oriente posibilitó el inicio de la primera guerra cubana contra el dominio colonial de España el 10 de octubre de 1868.
Días más tarde, cuando las tropas insurrectas acababan de concretar su primera gran victoria, la toma de Bayamo, el pueblo y su naciente ejército libertador estrenarían la letra de la vibrante marcha. Participaron negros y blancos, ricos y pobres, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, cubanos y extranjeros, trabajadores manuales e intelectuales.
El estreno oficial de la marcha, no obstante, ocurrió el ocho de noviembre de 1868 cuando la interpretó en el atrio de la Parroquial Mayor la banda de Manuel Muñoz y el coro integrado por seis muchachas negras e igual cantidad de blancas. Así nació el Himno de Cuba, ese que ha sembrado en nuestros corazones la convicción de que "morir por la patria es vivir".
Nenhum comentário:
Postar um comentário