Lilian Cid – Cubainformación.- Me he tomado un pedazo de tarde en este Octubre de clima diverso para leer Generación Y; el blog de la -en exceso - ponderada Yoani Sánchez.
Como profesional vinculada a los temas de informática y tecnologías de la información, no puedo dejar de admitir que es un rinconcito web bien logrado. Fuera de eso; es una bitácora más, que resalta y subsiste gracias a que goza de privilegios propios por aquello de ser un lugar mucho más calculado que sincero.
Así y todo, (aunque más de 50 000 de los que la siguen en Twitter sean perfiles fantasmas), hay toda una comunidad que llega a Generación Y para polemizar sobre cada una de sus entregas. Habrá que preguntar si todos y todas los que la leen están al corriente del trasfondo reaccionario y oportunista de sus textos. Lo digo porque los que están fuera es muy probable que desconozcan sobre la vecindad que vive a costa de tan “revolucionaria y heroica” idea que busca promulgar “verdades” mientras esconde los cientos (quizás hasta miles) de dólares invertidos en su “noble” intento de decir.
Generación Y es una amalgama de palabras (muy bien conjugadas) que no llegan a convertirse en razones de lucha para el resto de los millones que vivimos en esta isla. Sus razones –las de Yoani y su camarilla- no son las razones para sustentar causa alguna, sobre todo porque están en alta medida (aclaro que no me gusta absolutizar), carcomidas por el oportunismo.
Como cubana, “de a pie y desde dentro”, no creo en Generación Y. Mucho menos en la mujer que se esconde detrás de unos pocos renglones para autoproclamarse heroína de estos tiempos. Ella no es revolucionaria en esta tierra (ni en ninguna); mercenaria, en todo caso, sería lo más cercano a su realidad.
Ser revolucionario, necesariamente implica no desacreditar el mérito histórico de nuestra Revolución. Pero, como suele pasar en estos casos, cuando los dólares abanican el rostro todo el mundo se olvida del pasado y tira por tierra al país que los aupó a crecer sanos y salvos sin pedir nada a cambio.
En todo caso y para ser consecuente con sus auto -denominaciones, debería disponerse a luchar contra lo mal hecho y direccionar sus acciones en aras de cambiar lo que deba ser cambiado. Entender el fenómeno y combatir la esencia de los problemas. Revolucionar implica transformar, pero jamás incluye como premisa el traicionar o destruir, mucho menos por un amor -que sin muchas complicaciones- es más en beneficio propio que nacional. Un amor que se sustenta en esos tres o cuatro billetes verdes que siempre la acompañan desde su bolsillo y que son la única razón por la que permanece aquí con la firme idea de justificar su misión y garantizar sus ingresos. Seamos conscientes de una buena vez que fuera de Cuba, Yoani no sería la “niña linda” de las organizaciones que auspician el terrorismo y la manipulación mediática en contra de Cuba; su papel importa porque aporta elementos desde dentro. Garantía de credibilidad para la masa de “ciegos” y “analfabetos” (sobre temas de Cuba, análogo al refrán que reza: “aquel que no sabe es como el que no ve”) que acuden a su sitio.
Así, Generación Y es un rincón que se vende como “un Blog inspirado en gente como ella, con nombres que comienzan o contienen una "i griega". Nacidos en la Cuba de los años 70s y los 80s, marcados por las escuelas al campo, los muñequitos rusos, las salidas ilegales y la frustración. Así que invito especialmente a Yanisleidi, Yoandri, Yusimí, Yuniesky y otros que arrastran sus "i griegas" a que me lean y me escriban”
Lo curioso es que no es para mí; pese a que también nací en esta isla y crecí marcada por los mismos muñequitos rusos y las mismas escuelas al campo. Sin embargo, siento que generación Y no es para mí; no porque mi nombre no lleve la “I griega” sino porque tengo otros criterios para valorar lo que tengo. Quizás porque amo a Cuba con el corazón y también porque agradezco a mi país, el haberme convertido en la persona y profesional que soy hoy.
Vivo feliz, aunque carezco. Carezco de esos “pesos” necesarios para vanagloriarme de beber unas tantas “Bucaneros” en cualquier bar de la Habana. Ahora, no por ello corrí a entregar mi alma ante la solvencia propia de tres o cuatro privilegios que a la larga serán avatares del consumismo que habita en su mente. Avatares que terminarán un buen día cuando los que llegan “frustrados y marcados por las salidas ilegales” hasta el citado blog noten que Generación Y es solo la conjugación de unas cuantas palabras, carente de fundamentos. Palabras organizadas y dispuestas por una mujer que más que revolucionaria es mercenaria y que más que joven es un producto del desarraigo propio de haber mutado en sus principios por amor a unos cuantos dólares de más. Y es que ella, la bitácora y el grupo de cómplices que la circundan es lo más parecido a la perfecta antítesis para el término Revolución.
Seria bueno que la blogera le responda a esta cubana "de a pie"!!!!!
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