sábado, 16 de fevereiro de 2013

Operación mentira




Por: Osmany Sánchez


No recuerdo ahora la frase exacta pero dijo el Che en una ocasión que alguien podía acusar a la Revolución de equivocarse pero jamás de mentir. En un proceso como el nuestro, desarrollado sobre la marcha y bajo fuego constante es normal que se cometan errores pero lo que hubiese sido imperdonable es que alguna vez se le haya mentido al pueblo.

Los Revolucionarios deben ir siempre con la verdad al frente, aunque a veces eso cueste caro, pues no a todos les gusta escuchar la verdad y a otros simplemente la verdad no les conviene. Por estos días se reúnen en La Habana un grupo de activistas de las redes sociales que intercambian conceptos e ideas, de cómo hacer más efectiva la lucha por la liberación de los Cinco y del fortalecimiento del proceso revolucionario.

En este contexto se le está dando mucha divulgación a una intervención de Eliécer Ávila y Yoani Sánchez en la que ellos hablan de la Operación Verdad, de la que Eliécer formaba parte y a la que ahora le dan tratamiento de gran secreto de estado del que ellos son los grandes descubridores y de lo que según algunos- Cuba tendría que avergonzarse.

Según datos revelados por estos días, desde 1996 hasta el 2011 el Congreso norteamericano ha destinado 205 millones de dólares para promover la subversión en Cuba. Esto se traduce en dinero para pagar a los mercenarios que desde dentro y fuera y con el apoyo de los grandes medios se dedican a difamar contra su patria, en lo que pudiéramos llamar la Operación Mentira.

Por cuestiones de espacio es imposible mencionar todas las mentiras que bajo el pretexto de la libertad de expresión estas personas lanzan al mundo. Aquí tenemos de todo, desde secuestros estilo camorra que duran 15 minutos, golpizas cuyas marcas desaparecen en 24 horas, dientes que desaparecen y aparecen, huelgas de hambre que no lo son, inexistentes atentados a diplomáticosy muchas, muchas más.

Cuba tiene todo el derecho del mundo a defenderse y de utilizar para ello todos los recursos a su alcance. No niego que exista un grupo de personas a las que les dan facilidades de conexión a internet para participar en las redes sociales y llevar la verdad de Cuba al mundo pero también conozco a muchos que lo hacen por conciencia revolucionaria sin recibir algo a cambio que no sean dolores de cabeza.

A nosotros los que desde una universidad u otro centro de trabajo mantenemos un blog nos dicen oficialistas sin embargo a los que actualizan sus páginas desde la Oficina de Intereses de USA en La Habana o desde otra embajada se les llama independientes. Cuando un revolucionario escribe desmintiendo uno de estos embustes entonces nos dicen que estamos atacando al mensajero.

Lo primero que tiene que hacer el mensajero es respetar a las personas a las que les está hablando y para esto no es necesario coincidir ideológicamente. Cuando veo a Eliécer cuestionarse porqué Cuba invierte tanto recursos en el Ministerio del Interior y las Fuerzas Armadas, tengo que dudar de su seriedad pues basta con conocer un poco de la historia reciente con sus ataques terroristas y su guerra biológica por ejemplo para conocer esas razones. Lo mismo sucede con Yoani y su capitalismo sui generis o su noche de los cuchillos largos.

Estoy seguro de que a Yoani, Eliécer y compañía le tratarán de crear un ambiente placentero en su estancia en el exterior con la intención de mantener esa imagen en la que tanto han invertido, pero confío que alguien les haga preguntas incómodas a las que no les será fácil responder pues se han adaptado a concentrar su discurso solo a las cosas que saben que su interlocutor quiere escuchar.

Cuando Martí y Fidel viajaron por Estados Unidos lo hicieron para recaudar los fondos necesarios para seguir la lucha. Paradójicamente los llamados disidentes ahora reciben los fondos en casa fondos millonarios- y sin embargo están todos paseando por el mundo. Clinton le dijo a su oponente: es la economía estúpido yo les diría a estos viajeros como aquel personaje de los dibujos animados: oye, la candela es aquí.

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