Por Masiel Fernández Bolaños*
La Habana (PL) Cuba padece los efectos del bloqueo impuesto por Estados Unidos a la isla desde hace más de medio siglo, adicionalemente al contexto mundial marcado por el encarecimiento de los alimentos.
La empresa Alimport, que tiene la concentración de las importaciones de alimentos de la isla, para el consumo familiar, las cadenas de tiendas recaudadoras de divisas y el turismo, recibe en sus operaciones el impacto de esa medida coercitiva.
La persistencia del bloqueo provoca afectaciones millonarias al intercambio comercial con un mercado que por su cercanía geográfica y desarrollo es un origen natural de la economía regional, incluida la cubana.
Pese a la posibilidad de importar productos agrícolas y alimentos desde Estados Unidos -siempre bajo regulaciones muy estrictas y de un complejo mecanismo de licencias- el cerco de Washington impide una relación comercial entre ambos países
Productos enlatados, maíz, soya y pollo troceado son los más comprados a Estados Unidos. El resto se han reubicado donde Cuba tenga alternativas de suministro económicamente viable, explicó a periodistas el vicepresidente de Alimport, Eidel Mussi.
Añadió que la ausencia de bancos estadounidenses que den financiamiento, a partir de la existencia del férreo bloqueo, es una de las principales limitaciones, teniendo en cuenta que por tratarse de la primera economía del orbe tiene ascendencia sobre el resto del sistema bancario.
El hecho de no poder diversificar opciones lleva a concentrar operaciones en bancos que generan altos intereses.
Por ejemplo, con la actual crisis financiera internacional se pueden obtener tasas de interés entre cuatro y seis por ciento, mientras que las primeras referencias que recibe Cuba están entre el ocho y el 12 por ciento, el doble.
Mussi apuntó que en valores eso puede representar entre 40 y 50 millones de dólares por año, los que se pagan adicionalmente a lo que el comercio pudiera permitir de no existir el cerco.
En la misma línea se encuentran los costos bancarios y financieros dados sobre todo por el riesgo cambiario.
Por la propia prohibición que entrañan el bloqueo y las acciones del Departamento del Tesoro de la nación norteña, Cuba no debe pagar en dólares estadounidenses, porque ello derivaría en un congelamiento de los fondos en los bancos donde aparezca esa moneda en transacciones de la isla.
Al respecto, el directivo precisó que se trata de un costo de entre 40 y 50 millones de dólares anuales generado por todas las operaciones que no se pueden hacer en moneda ni con bancos norteamericanos.
La parte de las operaciones que se realizan fuera de territorio estadounidense, que son poco más de dos tercios de las compras de Alimport, van a tener dicho costo constantemente asociado, agregó.
Asimismo, el hecho de tener que utilizar varios bancos alejados de los Estados Unidos para las propias transacciones con ese país implica un costo por comisiones bancarias.
El tema logístico es otro de los aspectos señalados por el especialista de Alimport, pues al tener muy pocos barcos operando en Estados Unidos, porque requieren licencia, hay menor disponibilidad de oferta y será más caro el que se obtenga.
En tal sentido, Mussi expuso que el rebote hacia la contratación de orígenes que no sea Estados Unidos es la ley Torricelli, la cual establece que el barco que venga a Cuba no puede tocar puerto norteamericano por seis meses.
Por tanto, una realidad se impone: todo navío que se acerca a esta área geográfica tiene como principal objetivo el mercado norteamericano, pero el no poder ir lo desestimula y los que vienen encarecen el nivel del flete, dijo.
Unido a ello, el especialista manifestó que, cuando se trae mercancía de Estados Unidos, esas embarcaciones salen vacías de Cuba, porque el bloqueo no permite exportaciones hacia al país norteño.
EQUILIBRIO ENTRE EXPORTACIONES E IMPORTACIONES
Normalmente, todas las naciones tratan de equilibrar su balanza de comercio exterior (importar de un territorio y exportar a ese mismo), lo cual genera múltiples ventajas económicas como financiamiento, inversiones, seguro a los envíos y una política de promoción de ventas en ambos sentidos.
Empero, el hecho de que Cuba no tenga ninguna de esas ventajas con Estados Unidos provoca un desbalance de la liquidez.
Además, al carecer de línea financiera, hay que pagar al contado. Igualmente la falta de flujo inverso, por ejemplo de turismo o de inversiones que permitan disponer de fondos, obliga a limitar las compras, a alejar la fuente de suministro y buscar en otros orígenes ventajas financieras para que el flujo de caja pueda mantener las importaciones, remarcó.
SOBRE EL CONTROL DE LA CALIDAD
Constantemente, los empresarios norteamericanos visitan la Mayor de las Antillas como una muestra de la oportunidad del comercio, pero Cuba no ha tenido la posibilidad de hacerlo en sentido contrario, en la forma en que la dinámica del comercio establece, refirió.
No serían visitas de negociación, sino de control de la calidad, aclaró. En la isla, a partir de la determinación de priorizar los alimentos en su producción nacional y en su importación como seguridad alimentaria, se han mejorado los sistemas de calidad sobre las materias primas y los bienes terminados que lo requieran, lo cual incluye los controles en los países exportadores según las especificaciones establecidas en los contratos.
El funcionario acotó que tal procedimiento se hace en países como Argentina, Brasil y en algunas naciones europeas como Francia.
Sin embargo, en Estados Unidos no puede realizarse con la dinámica requerida porque el gobierno lo obstaculiza, precisó.
Ejemplificó que en ocasiones se han dado problemas de calidad en los alimentos que ameritarían un análisis bilateral y de intercambio de especialistas que en el caso norteamericano, por las implicaciones y acciones del bloqueo, no se ha podido llevar a cabo.
En una economía donde al año se produzca una afectación de 110 ó 115 millones de dólares constantemente por ese factor, en los alimentos puede representar casi el 10 por ciento del presupuesto de importaciones, recalcó.
Por ello, insistió en que al no poseer Cuba línea de crédito con Estados Unidos y no haber inversiones ni turismo en una escala que permita disponer de fondos, deben ubicarse los productos donde el país tenga capacidad financiera de uno, dos o tres años, con el fin de permitir el equilibrio y garantizar las importaciones.
De ahí que las compras a la nación norteña se hayan reducido desde el 2008 en aproximadamente el 50 por ciento. La reubicación por los factores explicados es paulatina, porque abrir y recuperar los mercados tradicionales lleva un tiempo y hay que evitar el costo, detalló.
El directivo subrayó que la estrategia es diversificar los polos comerciales, las compras, ampliarse a Europa, y avanzar en el intercambio con los países donde Cuba tiene la oportunidad de exportar servicios médicos y medicamentos.
La tendencia debe ser reducir para poder ubicar las importaciones de alimentos donde la isla tenga cobertura financiera y créditos que eviten los actuales volúmenes de pago al contado, concluyó.
* Periodista de la Redacción de Economía de Prensa Latina.
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Fuente: Prensa Latina
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