El 10 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo con el fin de proporcionar beneficio a las sociedades...
“¿Para qué, sino para poner paz entre los hombres, han de ser los adelantos de la ciencia?”. ¡Qué juiciosa interrogante la de nuestro Héroe Nacional José Martí, al plasmarla en el periódico La Nación, nada más y nada menos que en el año 1887! Resulta interesante, después de pasados más de cien años, cómo esta frase se ajusta tanto a la panorámica actual.
En el evento se abogó por renovar el acuerdo a favor de usar la ciencia en beneficio de las sociedades y, en particular, para la erradicación de la pobreza y el incremento de la seguridad humana; lograr una mayor conciencia en el público de su importancia; emplearla en la búsqueda de soluciones a los problemas ambientales, biológicos y económicos que se pueden presentar, y no para la guerra y la matanza de seres inocentes.
En este Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo, el colectivo de Cubahora traslada a sus lectores un mensaje de unidad necesaria para emplearla a favor de la armonía y en provecho de toda la humanidad, en formas respetuosas de la diversidad cultural y la libertad. Así todas las personas podrán tener vidas plenas, dignas y libres.
Mientras en el mundo no cesan los conflictos bélicos y predomina la pobreza, en Cuba, e incluso en otras naciones del orbe, nos sumamos a impulsar el desarrollo científico sobre una base pacífica, asunto que retomaremos más adelante.
El Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo fue propuesto por los participantes en la Conferencia Mundial sobre este tema para el siglo XXI como “un nuevo compromiso”, los cuales se reunieron en Budapest, Hungría, en 1999, con los auspicios de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y el Consejo Internacional para la Ciencia (ICSU).
El Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo fue propuesto por los participantes en la Conferencia Mundial sobre este tema para el siglo XXI como “un nuevo compromiso”, los cuales se reunieron en Budapest, Hungría, en 1999, con los auspicios de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y el Consejo Internacional para la Ciencia (ICSU).
En el evento se abogó por renovar el acuerdo a favor de usar la ciencia en beneficio de las sociedades y, en particular, para la erradicación de la pobreza y el incremento de la seguridad humana; lograr una mayor conciencia en el público de su importancia; emplearla en la búsqueda de soluciones a los problemas ambientales, biológicos y económicos que se pueden presentar, y no para la guerra y la matanza de seres inocentes.
CUBA TAMBIÉN “TIENE LA LLAVE”
En nuestro país se dan importantes pasos para alcanzar la “sociedad del conocimiento”, y en este empeño ha sido vital incluir el quehacer de los hombres y mujeres de pensamiento en todos los procesos sociales y productivos, con el debido compromiso y divulgación. Otra de las metas en Cuba es lograr que la población se encuentre informada sobre la importancia de la esfera que hoy nos ocupa, y cerrar la brecha existente entre ella y la humanidad.
Como ejemplo podemos señalar los programas del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) con el objetivo de garantizar el bienestar social, como es el materno (se prioriza a las madres e infantes); las labores investigativas desarrolladas en el incremento de la producción de alimentos; el aprovechamiento óptimo de las diferentes fuentes de energía; los avances científico-técnicos; el mejoramiento de la enseñanza del idioma español, gracias a la ardua tarea de las instalaciones educativas y bibliotecas; y optimizar el empleo, la competitividad y la justicia nacional.
Pero todo ello se puede llevar a cabo debido a las condiciones existentes en nuestro país, donde las personas viven en paz, sin temer a enfrentamientos militares; en una sociedad que garantiza la salud, educación y otras actividades de forma gratuita y con acceso a esos servicios sin trabas gubernamentales.
OTRAS CONSIDERACIONES
En esta fecha recordamos que la ciencia es un patrimonio común, en cuya práctica y progreso deben participar todas las naciones. La mejor manera de salvaguardar la paz consiste en poner sus beneficios a disposición de todos por igual. Dondequiera que aumentan las desigualdades se están sembrando conflictos.
Los especialistas, autoridades y expertos se concentran en resolver apremiantes problemas mundiales como la pobreza, la degradación del medio ambiente, la insuficiencia de los servicios de salud pública y la seguridad del suministro de alimentos y agua, especialmente relacionados con el crecimiento demográfico.
Los adelantos registrados en los últimos años en materia de Genética y Biotecnología encierran perspectivas extraordinarias, lo que conlleva al empleo responsable del saber en todos sus campos para satisfacer las carencias y aspiraciones del ser humano sin hacer un uso incorrecto de él.
APLICANDO MEDIDAS
En este orden, hacemos un llamado de alerta a renunciar a las carreras armamentistas y a fomentar la adopción de nuevas medidas a favor del desarme, comprendido el desarme nuclear.
Claro está, en ello también influye la función de los gobiernos con su apoyo a la construcción de una capacidad científica y tecnológica adecuada, compartida de manera equitativa para un progreso económico, social, cultural y ambiental racional.
La cooperación entre los países debe llevarse a cabo ateniéndose a los principios de pleno y libre acceso a la información, equidad y beneficio mutuo. Así se protegen adecuadamente los derechos de propiedad intelectual a escala mundial, y el acceso a los datos e informaciones.
En este Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo, el colectivo de Cubahora traslada a sus lectores un mensaje de unidad necesaria para emplearla a favor de la armonía y en provecho de toda la humanidad, en formas respetuosas de la diversidad cultural y la libertad. Así todas las personas podrán tener vidas plenas, dignas y libres.
Tomado de Cubahora
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