Para ser ministro, diputado o presidente en Cuba, lo primero es no desearlo ni buscarlo. En la Isla las funciones políticas son ejercidas como deberes, a veces a regañadientes y siempre de modo temporal. Algunos presuntos entendidos de buena o mala fe, aunque igualmente equivocados, anuncian que Raúl Castro: “Ha designado a Miguel Díaz-Canel Bermúdez como su sucesor…”
Aunque disfruta de enorme influencia, el mandatario cubano no tiene ese poder, con certeza no lo quiere y, excepto circunstancias sobrevenidas, quien lo suceda a término tendrá que ser electo o reelecto diputado, elevado por la Asamblea Nacional al Consejo de Estado y en otra votación (todas secretas) designado presidente de ese órgano. En Cuba el presidente no designa al vicepresidente sino que lo hace una asamblea de más de 600 diputados, tampoco el vice presidente es un sucesor, excepto en la eventualidad de que falte el presidente.
Como cualquier otro de los secretarios provinciales del Partido, por lo general universitarios que han realizado su servicio social, militado en la juventud comunista y en las organizaciones estudiantiles y, en el caso de los varones, cumplido el servicio militar, Miguel Díaz-Canel que ejerció esa función en las provincias de Villa Clara y en Holguín a lo largo de unos veinte años cuenta con formación y experiencia suficiente como para asumir tareas mayores.
Los secretarios del Partido en las provincias cubanas son las máximas autoridades políticas y gubernamentales en ese nivel, orientan a las organizaciones sociales y de masas, son responsables por la aplicación de las políticas económicas y sociales y ejercen la presidencia del Consejo de Defensa; de ese modo se entrenan en todas las funciones que normalmente realizan los jefes de gobierno, excepto en la conducción de la política exterior.
En el caso de este ingeniero en Electrónica de 52 años concurre el hecho de que al ejercer las funciones de dirección de la Unión de Jóvenes Comunistas y del Partido en su provincia natal, donde también se desempeñó como profesor universitario, alcanzó la condición de líder local, cosa que dicho sea de paso no siempre logran los directivos formados y promovidos con arreglo a la llamada política de cuadros.
Reputado como eficaz, asequible y tolerante; así como dado a los métodos colegiados, a la vez que responsable y exigente, Miguel Díaz-Canel es un socialista convencido, ideológicamente seguro y con antecedentes que indujeron al presidente Raúl Castro a proponerlo y al parlamento a elegirlo para sus actuales responsabilidades.
Tal vez de haber tenido la opción, Díaz-Canel hubiera preferido otro destino pero con certeza asumirá el que la Revolución le depare. Mañana será otro día, por ahora, como ha hecho a lo largo de toda su vida se dedicará a trabajar y a servir al país. Entre tanto: buena suerte y éxitos. Allá nos vemos.
La Habana, 02 de marzo de 2013
Tomado de Moncada
Nenhum comentário:
Postar um comentário