Jorge Gómez Barata
Los cambios referidos a la actualización del modelo económico cubano que ya se habían extendido a la supresión de prohibiciones injustificadas, y que recientemente abarcaron la libertad de viajar y las políticas migratorias, ingresan ahora en la muy controlada y sensible área de los medios de difusión masiva.
Sin aspavientos ni debates filosóficos la administración del presidente Raúl Castro, como parte de los ajustes en la programación de la televisión nacional, comenzó a difundir, en un horario extendido y en tiempo real, la señal de TELESUR, un canal multinacional con estudios centrales en Caracas y corresponsales en decenas de países.
Como parte de la oferta, por primera vez en toda su historia la televisión en Cuba se trasmitirá regularmente una programación informativa continuada, cubierta por reporteros presentes en los escenarios de los acontecimientos que, según la fórmula acuñada hace décadas por Walter Martínez, una de las estrellas del periodismo televisivo latinoamericano, permitirá “seguir los acontecimientos en pleno desarrollo”.
Al acceder a los servicios del canal multinacional los cubanos contarán con informaciones y evaluaciones actualizadas sobre el acontecer económico iberoamericano e internacional, así como con enfoques políticos, culturales, y deportivos realizados desde ópticas diversas. Todo ello respaldado por un equipamiento tecnológico de última generación, una competente plantilla de reporteros, conductores, y técnicos capaces de lograr una factura profesional que se aproxima a los estándares de las más modernas y competitivas televisoras del mundo.
Entre las innovaciones puestas en marcha el pasado fin de semana figura el inicio, por primera vez en la historia de la televisión en la Isla, de una programación deportiva internacional regular, formada a base de competencias protagonizadas por clubes, selecciones, y deportistas profesionales de diversos deportes, incluido el beisbol, una pasión nacional y un elemento central en la cultura y la identidad cubana.
Aunque en los años cincuenta, trasmitidos desde Estados Unidos, con los recursos tecnológicos de entonces, en Cuba pudieron verse por televisión algunos eventos deportivos aislados, principalmente peleas de boxeo profesional y juegos de beisbol, nunca la audiencia nacional había disfrutado de trasmisiones sistemáticas de televisoras foráneas.
Ello se debió al hecho de que en los años ochenta del pasado siglo se introdujeron los satélites, que ampliaron la capacidad de cobertura, e hicieron llegar las señales de televisión a todo el planeta. Ya había triunfado la Revolución, y se había establecido el bloqueo norteamericano que aun hoy dificulta los arreglos para que la televisión norteamericana sea vista en Cuba y viceversa.
Por un hecho casual, tal vez un buen augurio, el primer día hábil en que fue recibida la señal de la televisora internacional, coincidió con la toma de posesión del presidente Barack Obama para su segundo mandato, reportada en vivo incluyendo el discurso íntegro y con traducción simultánea, que fue recibido por la audiencia cubana y comentado en tiempo real por analistas locales.
Lo que con cientos de millones de dólares, alardes tecnológicos, y violaciones de la legalidad internacional no pudo hacer la mal nacida TV-Martí, lo logró una planta que es hija de la colaboración, la integración, y la paz. Bienvenida la apertura que dará al público cubano lo que nunca tuvo otro país socialista, y que contribuirá a la elevación de su cultura e información. Allá nos vemos.
La Habana, 21 de enero de 2013
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