Muñiz Varela y su hijo |
Treinta y tres años de impunidad: ¿Quién mató a mi padre?
Por Carlos Muñiz
SAN JUAN, P.R. - Tan reciente como en noviembre de 2011 recibimos unos documentos desclasificados parcialmente por el Freedom of Information Act (FOIA), gracias a la ayuda y el esfuerzo del licenciado Alejandro Olivero, donde se evidencia y se confirma el conocimiento por parte del FBI de los responsables del asesinato de mi padre, Carlos Muñiz Varela.
Lo relevante de esta información, además de lo distinto del formato y la manera en que se presentan los informes y memorándums del FBI en relación a otros documentos desclasificados, es que los mismos apuntan a los principales sospechosos del asesinato de mi padre, y de las conspiraciones para asesinar a sus compañeros Raúl Álzaga y Ricardo Fraga. Además, de estos documentos se desprenden las identidades de los presuntos autores de las tres bombas colocadas en las oficinas de Viajes Varadero el 4 de enero y el 26 de julio de 1979, y el 18 de enero de 1980.
Cabe destacar que los nombres de los principales sospechosos y algunos datos específicos están tachados junto a un código que hace referencia a leyes y reglamentos que prohíben que dichos nombres sean revelados en virtud de la supuesta "seguridad nacional", entre algunas razones. Basta con develar esas tachaduras para saber quién mató a mi padre, quiénes intentaron asesinar a Raúl y a Ricardo, y quiénes fueron los responsables de las tres bombas a la Agencia Viajes Varadero entre el 1979 y 1980. Lo revelador de estos documentos es que varios meses después del asesinato de mi padre y de que se colocaran las bombas, el FBI documentó y tuvo pleno conocimiento de los actos terroristas llevados a cabo en Puerto Rico y en los Estados Unidos por las principales organizaciones de la extrema derecha cubana, como el CORU, Alpha 66 y Omega 7.
El 28 de marzo de 2012, Raúl Álzaga Manresa y quien suscribe sostuvimos una reunión con el fiscal Yamil Juarbe, encargado de la investigación, y le entregamos copia de estos documentos. En fecha más reciente, le envié una carta al Secretario del Departamento de Justicia de Puerto Rico, Lcdo. Guillermo A. Somoza Colombani, solicitando que se tome acción inmediata y se asuma la responsabilidad ministerial de exigir al FBI la desclasificación completa de los documentos y de los nombres de los asesinos de mi padre.
Esta carta se suma a un sinnúmero de gestiones llevadas a cabo anteriormente para lograr la desclasificación completa de la información y que incluyen el envío de cartas al presidente Barack Obama, al secretario del Departamento de Justicia en los Estados Unidos, Eric Holder, y al director del FBI, Robert Muller, sin que hayamos obtenido respuesta alguna hasta el momento.
[El pasado sábado], 28 de abril, se cumplen treinta y tres años del asesinato de mi padre, fecha que curiosamente coincide con el Primer Encuentro Nacional de Cubanos Residentes en los Estados Unidos convocado por la Sección de Intereses de la República de Cuba a celebrarse en esa sede en la ciudad de Washington, y del cual estaré participando.
Este Encuentro es parte de los esfuerzos en continuar un diálogo con la emigración cubana que comenzó luego de la visita de la brigada Antonio Maceo en el 1977, compuesta por jóvenes cubanos del exilio, y que facilitó luego la decisión por parte del gobierno cubano de invitar a otros cubanos del exilio a iniciar un diálogo constructivo que culminó con el llamado diálogo en noviembre de 1978.
Mi padre fundó y trabajó en la Agencia Viajes Varadero junto con Raúl y Ricardo. Luego de casi cuatro meses, grupos de terroristas de la extrema derecha cubana asesinaron a mi padre y colocaron tres bombas en la agencia con miras a evitar el diálogo que se había iniciado y que había permitido que más de dos mil personas viajaran a Cuba desde Puerto Rico hasta ese momento, y unas cien mil desde los Estados Unidos durante el año 1979.
La negativa e inacción por parte del gobierno de los Estados Unidos ante la desclasificación de los documentos es cónsona con la política intransigente para dar fin a las restricciones existentes para viajar a Cuba, así como con su oposición a la libertad de los cinco presos cubanos en Estados Unidos y a la eliminación del bloqueo económico a Cuba.
Cada día que pasa queda al descubierto la impunidad que las autoridades federales mantienen sobre el asesinato de mi padre y queda evidente que el discurso de la lucha contra el terrorismo no incluye a estos grupos que todavía son protegidos, aún en contra de la propia democracia, de la justicia y del derecho humano fundamental de saber quién mató a mi padre.
El autor es hijo de Carlos Muñiz Varela
Tomado de Progreso Semanal: http://progreso-semanal.com/4/
La ANCREB-JM expresa su solidaridad con Carlos Muñiz y todos los compatriotas que hasta hoy levantan sus voces para que se haga justicia y condenen a los asesinos.
La ANCREB-JM expresa su solidaridad con Carlos Muñiz y todos los compatriotas que hasta hoy levantan sus voces para que se haga justicia y condenen a los asesinos.
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