27 Mayo 2012
A un mes de la cumbre Rio+20, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, vetó parcialmente el Código Forestal, que según los ecologistas amenazaba con provocar una ola de deforestación en la Amazonía, informó el abogado general del Estado, Luis Inacio Adams.
Además de adecuado mensaje a quienes pasarán revista a lo que se proclamó hace dos décadas en favor de la salud de la Tierra y todavía está bien lejos de cumplirse, a la decisión de Rouseff no le falta ni responsabilidad ni valentía, puesto que chocará inevitablmente con inescrupulosos intereses.
Aunque según indicaciones autorizadas no será un veto total al que aspiran los ambientalista del país, que han llegado a recoger un millón de firmas, por lo menos trata de poner luz roja a insultantes artículos que conceden amnistía a los que deforestaron y sin obligar a los productores a recuperar los bosques destruidos en el pasado.
Lo peor de esta ley en discusión en el congreso radica en que de los 5,3 millones de kilómetros cuadrados de selvas y bosques, sólo 1,7 millones están bajo protección pública.
Aún con sus límites a la mandataria le espera librar una batalla, frente a quienes colocan por adelante sus intereses económicos antes que el futuro del planeta, los que deben formar parte de una suerte de internacional de la depredación.
(Fuente AFP)
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