Para quienes leen noticias de índole comercial referentes a Cuba, desconociendo los antecedentes históricos que regulan en el mundo actual estas actividades económicas, quizás les sea difícil entender qué significación tiene el bloqueo de los Estados Unidos de América a la Isla.
No nos extenderemos para no aburrir, pero diremos lo básico para que las personas sepan que lo del bloqueo a Cuba no es algo simbólico sino algo que afecta en esencia su comercio y sus posibilidades de realizar las inversiones infraestructurales necesarias para el desarrollo y crecimiento de su economía.
En el estado de New Hampshire en el año 1944 se realizó una “Conferencia Mundial” compuestas por 44 países. Ninguno de los participantes tuvo relevancia en esa reunión salvo Estados Unidos que poseía el 80% de la reserva mundial de oro, producía el 50% del Producto Interno Bruto del mundo y solamente tenía el 7% de la población mundial. No había sufrido destrucciones materiales como Europa y países poderosos como Alemania, Italia y Japón, estaban ya prácticamente derrotados y por supuesto no tuvieron representación en la reunión. Los países del Bloque Comunista de entonces no tenían gran fuerza, habían padecido los avatares de la Guerra como el resto de los europeos y aunque estuvieron presentes no ratificaron los acuerdos. China los apoyó pero luego se retiró al triunfo de la Insurrección que llevó al poder a los comunistas en 1949. Considerando ese ambiente, no es difícil entender por qué Estados Unidos pudo imponer sus condiciones, derrotando las intenciones inglesas, quienes planteaban una moneda común convertible con una tasa fija, que sirviera de guía a las monedas nacionales y un sistema democrático de balance comercial.
Washington sabía que una deflación en el país era posible, si no se garantizaban mercados para su producción, pues ésta se había duplicado entre 1939 y 1944 de manera súbita y sufriría una contracción si no se garantizaban mercados en el exterior que representaran una demanda sostenible de sus productos industriales.
Al final, los Estados Unidos se hicieron con el botín de Guerra y el dólar quedó como moneda de cambio internacional y como único instrumento cambiario con autoridad legal para cubrir las transacciones internacionales de petróleo. La demanda de este producto comenzó a crecer a un ritmo desmesurado ante el auge industrial que se extendía con rapidez al resto de las naciones que antes del conflicto bélico ya poseían las bases culturales para el ejercicio de las nuevas tecnologías que afloraron luego durante el mismo.
Este escenario comercial ha variado muy poco a pesar del despegue industrial de Brasil, Rusia, India y China y del crecimiento alcanzado por otras economías emergentes o subdesarrolladas.
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Fuente original: Martianos-Hermes-Cubainformación-Cubasolidaridad
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