Tirso W. Sáenz
28 de mayo de 2012.
Acabo de leer un cable de La Europa Press – no fue de Prensa Latina - del pasado 23 de mayo donde se informaba que cuatro opositores cubanos, de un grupo de 20, que acampaban frente al Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid, fueron detenidos por exigir “una solución” al fin de las ayudas económicas que reciben (o debían recibir) del gobierno español. Estos detenidos forman parte de un grupo de seis que llevan 41 días de huelga de hambre. ¡Qué resistencia, ni Fariñas!
Además se informa que efectivos de la Policía Municipal habían golpeado a estos ciudadanos, los han arrastrado, uno tiene partidos la nariz y un pie. Fueron llevados a una comisaría donde se le imputarán cargos judiciales y les han impedido comunicarse con sus familiares.
Recordarán que esos “disidentes” fueron liberados en Cuba de la prisión a la que habían sido condenados y, junto con sus familiares, acogidos y sostenidos por el Gobierno de España en virtud de una mediación de la Iglesia Católica en Cuba.
El gobierno español ha manifestado, como diríamos en la tierra, que “la mona no está para tafetanes” y que la ayuda ya caducó; que los ayudarían a encontrar trabajo (¿dónde? si el desempleo en España crece desaforadamente en medio de una gran crisis económica). Además, ellos no quieren trabajar (parece que perdieron la costumbre), quieren ir, como diría mi vecino, para la “Yuma”, donde tampoco le han abierto los brazos.
¿Por qué, Dios mío, la Loba Feroz no grita, el Nuevo Herald, la Folha de São Paulo y la revista Veja no dicen nada, las Damas de Blanco no protestan del maltrato a sus colegas, el Gobierno americano, erigido en Juez Supremo de la justicia en el mundo, no denuncia la violación de los derechos en España? Nada. Silencio absoluto. Nunca lo harán. La justicia para esa gente es ciega…cuando le conviene.
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