quinta-feira, 17 de maio de 2012

Repugnantes detalles en el caso de los Cinco de Cuba




Por Saul Landau*
Miercoles, 16 May 2012

Estoy sentado en una silla plástica gris frente a una mínima mesa plástica gris y otra silla plástica gris vacía esperando por Gerardo Hernández en la sala de visita de la penitenciaría federal de máxima seguridad en Victorville, California. A mi lado, en una distribución similar de asientos, un negro de mediana edad habla con una mujer, supuestamente su esposa; otros negros hablan con sus cónyuges. Dos muchachitos salen corriendo de la “sala de niños” hacia el padre para conseguir una caricia.

Cuatro guardas conversan y observan a los visitantes y a los reclusos. No debe haber intercambio de contrabando ni “tocarse en exceso”.

Gerardo emerge, reporta ante los guardas. Nos abrazamos. Gerardo habla acerca de ideas para obligar a la NSA a que libere su mapa vectorial del derribo de dos aviones de Hermanos al rescate por MiGs cubanos el 24 de febrero de 1996. El gobierno acusó a Gerardo de conspiración para cometer asesinato porque supuestamente –el gobierno no presentó evidencia– él entregó la información de vuelo a las autoridades cubanas a sabiendas que los aviones serían derribados. (¿Cómo puede un agente en Miami saber de decisiones de alto nivel en La Habana?)

Los cubanos aseguran que dispararon sus misiles a los aviones intrusos en el espacio aéreo cubano. Si el mapa de la NSA demuestra la aseveración de Cuba, entonces Gerardo, quien supuestamente entregó a las autoridades cubanas la fecha y hora del vuelo fatal, no cometió un delito. Los acusadores no presentaron pruebas de que Gerardo pasara esa información. Hollywood presentaría la escena del tribunal de Miami con el fiscal diciéndole al jurado: “Yo no tengo que mostrarles a ustedes ninguna prueba de porquería”.

Es más, el abogado defensor de Gerardo demostró que Basulto, el jefe de Hermanos al Rescate, ya había anunciado la fecha de los vuelos, y varios funcionarios norteamericanos también sabían del plan. Incluso la FAA había avisado a las autoridades cubanas acerca de los inminentes vuelos. Los hechos no importan cuando un jurado y una jueza saben que una decisión “errónea” podría tener como resultado que sus casas fueran incendiadas.

La NSA ignoró los citatorios de los abogados defensores para que presentaran sus mapas vectoriales en el juicio y las apelaciones: “Seguridad Nacional, las dos palabras letales que no se encuentran en la Constitución ni en la Biblia, constituyeron su razón (excusa) para no presentar los documentos. ¿Cómo se podría obligar a la NSA a que acceda? No tenemos respuesta, pero la pregunta permanece.

Me preocupaban otras preguntas. ¿Qué motivó al FBI a arrestar a Gerardo y a sus cuatro colegas? Después de todo, los agentes cubanos habían entregado al FBI, por vía de La Habana, suculentos bocados relacionados con actividades terroristas, incluyendo la localización de un barco en el río Miami lleno de explosivos. El FBI se incautó del barco antes de que zarpara hacia Cuba –o hiciera explosión en Miami.

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Progreso Semanal
*Landau es miembro del Instituto para Estudios de Política. Sus filmes Por favor, que el verdadero terrorista se ponga de pie y Fidel están disponibles por medio de cinemalibrestudio.com

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