Primera edición de Platero y Yo. |
Clásico y profano, el poeta de Moguer sigue ofreciendo vida medio siglo después de muerto...
Justo Planas Cabreja
29/05/2012
Con las décadas, y muy a pesar de todos después de muerto, Juan Ramón Jiménez ha ido renunciando a su aura de redactor rebelde para convertirse en clásico, para tornarse canon de buena y correcta escritura. ¿Quién dice que los muertos no cambian, que no se les rescribe?
En todas las escuelas primarias, o al menos en las mejores, se enseña el español, uno adquiere por primera vez gusto por las palabras, escuchando la gramática limpísima, la voz pausada y académica del Juan Ramón Jiménez de Platero y yo. Se trata, claro está, de pasajes bien filtrados de este libro, filtrados según la RAE monárquica.
Incluso los profesores de método escolástico reconocen que el poeta de Moguer sabía administrar los puntos y las comas de su texto como lo haría el propio Dios. Y cuando hablaba sobre la naturaleza y la vestía con verbos y adjetivos era como si ella misma se los eligiera entre el océano de palabras de nuestro idioma.
Así escribía Juan Ramón Jiménez y así quieren recordarlo algunos, y dejar como en otra dimensión que no le pertenecía su “relijión” con jota, su “setiembre” sin pe, y su “escelentísimo” sin la excelencia de la equis. Los maestros no quieren enseñarles a sus alumnos esa nueva ortografía porque sería como invitarlos a que desobedezcan las leyes que otros decidieron por ellos, sería hacerles comprender que las cosas (y las palabras) se hacen (escriben) de una forma porque así lo decidieron algunos, en ocasiones muy pocos; pero que todo podría ser diferente si ellos lo quieren así.
Sin embargo, algo de esa iconoclasia de Juan Ramón Jiménez se nos contagia a través de los textos previamente esterilizados que leemos de su autoría en la escuela. Nos basta con escuchar un párrafo suyo para saber que así, y no de otra forma, se escribe bien... pero, además, nos quedamos con parte de su comprensión poética del mundo, o más allá... ¿Qué es eso de “comunismo poético”?
Él responde: “es muy sencillo de pensamiento y de práctica: Cada país debe constituirse y administrarse ‘poéticamente’ con arreglo a su propio, profundo y bello carácter popular”. Y cuando habla de carácter y pueblo, la naturaleza de cada nación, sus animales, sus niños y sus locos son los sabios mayores, así los ve Juan Ramón Jiménez en su Platero... y así en sus versos.
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CUBAHORA
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