segunda-feira, 6 de maio de 2013

Enrique Ubieta: "El reto de Cuba es construir la individualidad socialista"


Tiempo Argentino - Alberto López Girondo - 06 Mayo 2013



Enrique Ubieta en Buenos Aires . De visita en Buenos Aires, el intelectual habla sobre el nivel de discusión que se da en la sociedad cubana para esta nueva etapa de la Revolución.

Escribió Cuba: revolución o reforma y asegura que un revolucionario hace reformas, pero no es un reformista. Es decir que "no acepta la realidad tal cual es, y avanza a pequeños pasos en torno a ella, sino que la quiere modificar de raíz". Por eso para Enrique Ubieta Gómez, investigador y ensayista cubano que vino a presentar su libro a Buenos Aires, el debate sobre los cambios que se están produciendo en la isla son un tema incesante de debate en el plano cultural, a pesar de que estos pareciera sólo una movida económica.

"Se asocia el concepto de revolución con la violencia, cosa que me parece absurda. Pero hay muchas maneras de ser revolucionario que no tienen que ver con la violencia. En América Latina se han producido procesos revolucionarios a través de las urnas. Entonces, revolucionario también es saltar sobre lo imposible", dice en esta charla con Tiempo Argentino.

–Para algunos sectores conservadores, Cuba se está volcando al capitalismo, reconoce que el socialismo fracasó. ¿Qué puede responder a eso?

–El mundo en que Cuba existe cambió. Evidentemente el camino que nosotros estábamos transitando para superar el capitalismo es hoy inviable. Es preciso rediseñarlo empleando el mayor recurso que tiene Cuba. Cuba ha creado una sociedad donde las masas se han transformado en colectividades de individuos con un alto nivel de instrucción. Es preciso desatar un poco las capacidades individuales y buscar de esa manera posibles desarrollos que no existen desde la perspectiva de los recursos naturales que no tenemos, o convenios comerciales que sólo con muy pocos países podemos tener de forma verdaderamente solidaria. Ese desatar las fuerzas individuales constituye un gran peligro porque en el mundo el único individuo culturalmente concebido es el que responde al individualismo burgués. El gran reto del socialismo cubano es construir y propiciar el desarrollo y la construcción de la individualidad socialista. Diría más, es el reto que no ha logrado, ningún Estado Socialista.

–¿Se lo planteó algún Estado socialista?

–Yo creo que no lo vieron de esa forma. El socialismo es la solución de grandes problemas colectivos que impiden el desarrollo del individuo, pero a la postre, el individuo ha vuelto a emerger. Ahora, todo está preparado en el mundo para comprar a ese individuo. A un pelotero cubano nunca se le va a pagar 30 millones de dólares para jugar en Cuba, a un biotecnólogo nunca se le va a pagar por un desarrollo lo que pagarían las transnacionales. Hay que buscar otras maneras, en eso es hacia lo que Cuba transita hoy, y es un camino extremadamente difícil.

–¿El Che Guevara hablaba del Hombre Nuevo?

–Cuando el Che hablaba del Hombre Nuevo no hablaba de un hombre individual perfecto que hablara cinco idiomas, que fuera karateca.

–No, no… En Superman seguro que no…

–Él estaba hablando de un tipo diferente de relaciones sociales donde el individuo encontrara el pleno desarrollo de su felicidad no en el consumismo sino en una verdadera realización de sus potencialidades individuales. Hacia ahí va el concepto de individualidad socialista. Yo no hablo de eliminar el odio, porque donde existe amor, existe odio. Hablo de una manera de encontrar la felicidad de forma diferente, que no excluye –esto lo hemos comprendido plenamente– la satisfacción material, el confort.

–¿Pero el sistema capitalista le promete más al biotecnólogo o al beisbolista de lo que le puede dar Cuba?

–En efecto es una guerra, y una guerra desigual. Porque además la cultura del capitalismo está en Cuba también, no podemos pensar que Cuba es un lugar aislado. De hecho la cultura del socialismo es sólo un proyecto en desarrollo que se hace a partir de la contracultura del capitalismo y a partir de la cultura popular. Pero la cultura dominante en el mundo, la cultura del capitalismo, la tenemos en la televisión, en las películas de Hollywood, en la música, en el sistema de ventas de los Grammys, en la NBA. Es un gran reto, ahora el punto sería, ¿puede ser una batalla que sólo se gana desde lo cultura?, paradójicamente sólo desde la cultura puede ganarse, aunque la economía es el fundamento. Usted no puede retribuir a las personas según lo que aportan en la sociedad, que es la divisa del socialismo, si no existe una economía fuerte para eso. Y al mismo tiempo, sin un alto nivel de cultura en la población, sin un permanente debate de ideas, tampoco es posible vencer. Yo creo que estamos en un momento en la sociedad cubana donde es imprescindible debatirlo todo.

–¿Una revolución dentro de la revolución?

–Hoy por hoy, no existe capacidad alguna, ni interés alguno de prohibir nada. De hecho las nuevas tecnologías lo hacen imposible, el tema es que sí hay que debatirlo todo. Desarrollar en el ser humano la capacidad, la mirada crítica hacia todo lo que lee, todo lo que ve para que pueda discernir desde sus propios conocimientos. Esa capacidad crítica no se desarrolla por la simple acumulación de conocimientos, además tiene que haber un entrenamiento, y eso sólo lo ofrece el debate. Es lo que estamos diciendo siempre en los últimos meses, nos estamos refiriendo a ese tipo de debate. Porque no vas a poder competir, no vas a poder dar 30 millones de dólares a un beisbolista, pero le podés dar condiciones materiales adecuadas según lo que aporta a la sociedad, eso en la parte material. Pero a la vez, está toda la parte cultural, que esa persona sea capaz de sentirse feliz, teniendo lo elemental que merece tener materialmente, pero al mismo tiempo, teniendo la satisfacción de servir al país, de ser querido…

–De servir a la comunidad…

–De ser querido por las personas, de ocupar un lugar, de ser protagonista de la historia, de ser protagonista de su propia vida, de decir yo me muevo para acá, yo no quiero jugar en este equipo.

–¿Cómo está ese debate en Cuba?

–Yo creo que en Cuba hay un gran debate intelectual y popular, y es un debate que el partido está interesado en promover, yo creo que hay conciencia de la trascendencia de lo cultural, e insisto mucho en llamarlo cultural más que ideológico. Porque abarca muchos elementos que conforman una cosmovisión. Esa conciencia se ha ido tomando poco a poco, aunque se priorizó el aspecto económico que era primordial. Vamos tomando conciencia de la imprescindible necesidad de debatir las bases culturales del proyecto que estamos construyendo.

–¿La sociedad lo entienden así? Porque en países como los nuestros muchos terminan votando contra de sus propios intereses.

–Yo creo que la mayoría del pueblo de Cuba sigue apoyando la revolución y sigue pensando en la revolución como su camino, pero es una guerra que podemos ganar o que podemos perder, claramente.

Los jóvenes y la participación

–Este libro me permitió recorrer todas las universidades del país y conversar con los jóvenes y creo que ha sido fructífero para ellos y para mí. Creo que son muy abiertos, muy espontáneos. A veces se pinta al joven cubano como apolítico y creo que puede haber un reducto donde estén más cercanos al mercado y a una idea de realización capitalista. Pero a la mayoría de los jóvenes cubanos les interesa lo que ocurre en la sociedad, y debaten mucho en torno a ello. A veces, discutir con ellos resulta escabroso, a veces la forma en que formulan una pregunta puede moverle el piso a alguien desprevenido. Pero yo creo mucho en su sinceridad y en su honestidad, y en el auténtico deseo de incorporarse como protagonistas de esos cambios.

–¿Por qué a más de 50 años de la revolución hay una generación que llega a tener estas contradicciones?

–Porque el mundo, lejos de haber cambiado a favor del socialismo, retrocedió; tú no puedes comprender a Cuba aislada del contexto internacional. Han pasado 50 años pero el socialismo del este europeo se desmoronó y dejó profundas grietas en su interior. Hoy existe un renacer de la izquierda en el mundo, en América Latina y en Europa también, pero había quedado una grieta profunda.

Tomado de Moncada

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