Ramón Sánchez-Parodi Montoto (*)
Varios elementos básicos han contribuido a conformar el actual panorama electoral y es útil revisar algunos de los principales:
· Los Estados Unidos están próximos a cumplir el primer quinquenio de una profunda crisis, que el propio Obama ha señalado que tomará mucho tiempo para resolver.
· El problema es sistémico y los grupos dominantes no tienen conciencia o no se atreven a reconocer públicamente que se requiere una profunda transformación en el desempeño de la sociedad.
· Estos grupos prefieren el discurso público de que el objetivo debe ser recuperar o mantener el "liderazgo" mundial de los Estados Unidos. Ni las propuestas de las diversas tendencias de los dos principales partidos políticos o de sus dos candidatos a la presidencia, ni la "cancaneante" recuperación de la economía nacional, ofrecen una salida aceptable para la abrumadora mayoría de la población.
· El liderazgo demócrata/republicano está atravesando una renovación generacional, en la cual los líderes que condujeron el país durante la "guerra fría" están siendo sustituidos por personas más jóvenes, nacidas después del fin de la II Guerra Mundial.
· Las decisiones del Congreso federal, del Tribunal Supremo y de la Comisión Federal Electoral, sobre todo en la primera década de este siglo, provocaron la "privatización financiera" del proceso electoral presidencial. Ninguno de los dos partidos hegemónicos y sus candidatos actuales ha aceptado en esta elección el uso de fondos federales, porque limitaría el monto de las recaudaciones mucho más copiosas que pueden lograr por vías privadas. Pasa a mejor vida el infructuoso intento de eliminar el fraude y la corrupción electoral resultantes de la intervención de las grandes corporaciones empresariales y organizaciones sociales y sindicales a través de medidas legales y regulaciones que paulatinamente fueron puestas en vigor a partir de 1970. Estas elecciones serán las más costosas en la historia de los Estados Unidos y posiblemente de la Humanidad.
· El Partido Republicano está fraccionado y durante este ciclo electoral hubo fuerte renuencia en sus filas a aceptar o apoyar la candidatura de Romney, que finalmente se formalizó como último recurso disponible. En el partido predominan los grupos conservadores fundamentalistas; el más dinámico es el movimiento "Tea Party". La tendencia liberal, otrora encabezada por los Rockefeller, ha sido barrida de cualquier posición de influencia. Por los demócratas, relativamente más cohesionados porque su candidato es el presidente en funciones, Obama se ve obligado a defender su labor de gobierno, que es rechazada por cerca del 50 % del electorado, factor que constituye el mayor reto a vencer para mantenerse cuatro años más en la Casa Blanca.
· La población se polariza y predomina la preocupación por la "economía". Los elementos conservadores republicanos levantan como consigna electoral la frase: ¿está usted hoy mejor que hace cuatro años? En lo social se refuerza el apoyo a causas "liberales" como el derecho de la mujer al aborto, el reconocimiento a las uniones entre personas del mismo sexo, y la obligación del gobierno federal a proveer servicios de educación, de atención a la salud y de seguridad social.
· En la política exterior se muestra cansancio de la población ante la participación de tropas norteamericanas en guerras en territorio extranjero y el reclamo de que se defiendan los intereses del país en el exterior. En esta área, Obama cuenta con fuerte respaldo a su gestión de gobierno.
Llevado a su expresión más simple, en el panorama electoral se enfrentan la tesis demócrata de seguir adelante con una política que tenga al gobierno federal como ente regulador central en un largo proceso de reanimación económica, en contraposición a la republicana de reducir el papel y el tamaño del gobierno y eliminar las trabas existentes para la acción del empresariado privado como elemento central en la recuperación del país.
Durante la segunda mitad de septiembre, primero de los dos meses de la etapa de elecciones generales, la posición de Romney se ha visto afectada por sus apresuradas declaraciones criticando al gobierno de Obama por supuesta actitud contemporizadora ante el ataque por protestantes islámicos a la sede de la embajada de Estados Unidos en Egipto, poco antes que fuese asaltado el consulado norteamericano en Banghazi que resultó en la muerte del embajador de los Estados Unidos en Libia y otros tres funcionarios norteamericanos. Además, la difusión el 17 de septiembre por la revista liberal Mother Jones de la grabación con cámara oculta de un encuentro celebrado por Romney tres meses atrás con un grupo de grandes donantes a su campaña electoral, provocó amplias críticas al aspirante republicano, incluso en círculos de ese partido, entre otras cosas por la referencia que hizo Romney en términos condescendientes y peyorativos sobre el electorado que apoya a Obama. Estos temas han prevalecido en los medios de difusión y los republicanos intentan darle un giro a la situación atacando a Obama por una supuesta debilidad en su apoyo a Israel y el manejo de la política en el Medio Oriente.
Las afectaciones sufridas por Romney, sobre todo por no dar una imagen de "presidenciable", pueden tener un efecto temporal y resta todavía más de un largo mes de campaña electoral durante el cual pueden cambiar las tendencias políticas actuales producto de movimientos políticos, financieros o imprevisibles, como las de las últimas dos semanas.
Sin embargo, en una campaña electoral que hasta ahora ha sido muy cerrada, especialmente por el descontento de la población con la situación económica del país, el ambiente ha ido proyectándose a favor de Obama desde la celebración de las respectivas convenciones nacionales de los partidos.
Entre los hechos que favorecen a Obama y su imagen como presidente está la decisión de la Junta de la Reserva Federal (banco central de los Estados Unidos) de inyectar, hasta fin de año, dinero en forma de bonos para hipotecas inmobiliarias, comenzando por 40 mil millones de dólares mensuales con el propósito de impulsar la creación de empleos, así como el respaldo final dado por Alemania a la decisión de los gobiernos de la eurozona de respaldar a los gobiernos del grupo que tengan necesidad de rescate financiero.
También benefician a Obama los últimos datos sobre la situación del empleo y el mantenimiento del crecimiento del producto interno bruto, aunque no sea a ritmos considerados satisfactorios ni constituyan una solución a largo plazo.
Las últimas encuestas y análisis sobre la situación en los estados decisivos muestran una tendencia favorable a Obama. Se impone el criterio de que Wisconsin, con diez votos electorales y estado natal del candidato republicano a vicepresidente, Paul Ryan, sería ganado por Obama, y que North Carolina, que se consideraba inclinado o seguro hacia Romney, es ahora un estado que Obama puede disputar. Tomando en cuenta lo anterior, Obama cuenta con 247 votos electorales y solo necesita 23 para alcanzar el margen de victoria de 270 votos electorales, mientras que Romney, con 191 votos electorales, tendría necesidad de ganar otros 79 votos electorales en los ocho estados en disputa.
Las encuestas también indican que Obama tiene una buena ventaja en otros tres estados disputados: Ohio (8 % de ventaja), Virginia (8 %) y Florida (4 %). Los dos primeros le aportarían 31 votos electorales, más que suficientes para traspasar el umbral de los 270 votos electorales. Romney ha dedicado la mayor parte de esta semana a visitar Ohio y Virginia. Obama no se ha quedado atrás y también estuvo por Ohio.
En octubre, la atención política se concentrará en los tres debates presidenciales; el primero será el próximo miércoles 3 de octubre, dedicado a los temas domésticos. Para que Romney pueda cambiar la tendencia electoral a su favor, deberá tener un desempeño superior a Obama en este y los sucesivos debates.
Dicho la anterior, cabe recordar que al analizar las elecciones presidenciales de Estados Unidos lo importante es poder determinar ¿cómo?, ¿por qué? y ¿para qué? es elegido el ganador. Cualquier pronóstico que se haga no cambiará un nanomilímetro el resultado o la actuación del nuevo gobierno que se inaugurará el próximo 20 de enero del 2013. (Y para aquellos que se entusiasman por escoger al ganador, hay un dato interesante: las casas oficiales de apuestas dan 4 a 1 a favor de Obama).
(*) Fue Jefe de la Sección de Intereses de Cuba en Washington entre 1977-1989 y Viceministro de Relaciones Exteriores.
Fuente: Granma
Nenhum comentário:
Postar um comentário