Un reciente informe del gobierno brasileño muestra un panorama económico y social que podría la envidia de cualquier país europeo en medio de la crisis. Vayamos a los números. Más de 35 millones de brasileños dejaron de ser pobres en la última década para formar parte de la clase media, mientras la clase alta aumentó hasta constituir el 20 por ciento de esa sociedad.
Los responsables sin dudas de este “milagro económico” son las políticas sociales implementadas por el exmandatario Luiz Inacio Lula da Silva y su sucesora, la actual presidenta Dilma Rousseff. Fíjense, Brasil en ese periodo logró crear más de 18 millones de puestos de trabajo.
Cerremos los números y vayamos al análisis de los mismos, es decir, ver qué impacto pueden tener en el destino de ese país.
El gran logro es haber incrementado la clase media porque ese resultado va paralelo al aumento del consumo. Si las personas mejoran su estatus económico y elevan su nivel de vida, pues como es lógico, se dinamiza el comercio interno. Con esa fórmula, Brasil puede garantizar un crecimiento y un desarrollo sostenible a largo plazo.
Por supuesto, siempre será susceptible a los vaivenes de la economía mundial, pero al aumentar el consumo interno, garantizará el mercado para sus producciones y será un país atractivo para las inversiones extranjeras. Eso está en los cálculos del gobierno, el Ejecutivo prevé que esa clase media llegará a mover este año nada más y nada menos que 500 mil millones de dólares. Una cifra que habla por sí sola.
Pero los beneficios no serán a futuro, este nuevo panorama económico-social puede rendir sus frutos en lo inmediato. A pesar del crecimiento de Brasil y su condición de economía emergente, los ojos se tornan hacia el gigante sudamericano además por la crisis económica que carcome a Europa y no deja de ser un peligro para Estados Unidos; tanto es así que a la altura del 2020 Brasilia será el quinto mayor mercado de consumo del mundo.
¿Por qué los problemas de uno son los beneficios de otros? Estados Unidos y Europa son grandes consumidores, pero si el consumo está deprimido, los exportadores a nivel internacional buscarán asidero en los países donde los habitantes mejoran sus ingresos.
No es suerte o magia. Los logros de Brasil y sus buenas perspectivas son consecuencia directa de políticas económicas inteligentes. Claro, el gigante tiene grandes problemas y muchas deudas sociales aún, pero por lo menos puede planificar un futuro y tener una idea de lo que será en algunas décadas.
Es un gran mérito, cuando en Europa, Estados Unidos y otros tantos lugares, reina la incertidumbre.
Tomado de Cubadebate
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