sábado, 2 de junho de 2012

El cerdo en Cuba, un alimento de cinco siglos



La Habana (PL) Luego de tres días de intercambios y debates entre unos 200 expertos, investigadores y productores de 10 países, el día primero de junio concluyó el V Seminario Internacional Porcicultura 2012, destinado a elevar la eficiencia en la crianza de cerdos.

El Centro de convenciones de Cojímar, en la capital, ha sido en esta ocasión la sede de un evento que se lleva a cabo cada dos años y con importante presencia de las Naciones de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).

Este foro reviste singular importancia, pues se efectúa en momentos en que el país concentra gran parte de sus esfuerzos en el incremento de la producción de alimentos y la sustitución de importaciones.

Así, una parte importante de la política agroindustrial en ejecución tiene que ver directa o indirectamente con esos aspectos, incluido el desarrollo ganadero porcino.

ANTECEDENTES DE LA PRODUCCIÓN PORCINA EN CUBA

Aunque los cerdos fueron introducidos en Cuba hace cinco siglos, la crianza y ceba de esa masa animal era una de las actividades más rezagadas en la ganadería, ya que se reducía, casi exclusivamente, a pequeñas unidades para el autoabastecimiento familiar y cuyos excedentes se entregaban al mercado.

Según fuentes del Ministerio de Agricultura (MINAG), el grueso de esa masa estaba constituido por animales de bajo potencial productivo, no existían técnicas avanzadas en su manejo y la principal fuente de alimento eran el palmiche y los desperdicios de cosechas y comidas caseras.

Puede afirmarse que fue en la primera mitad de los años sesentas del anterior siglo cuando se inició el desarrollo porcino en el archipiélago, sobre la base de los rebaños que existían en las fincas pasadas al patrimonio nacional, entre los que había algunos ejemplares raciales.

En 1962 fueron creados en el país los primeros centros genéticos y poco tiempo después se estableció la empresa porcina e introdujeron razas procedentes de Estados Unidos y Canadá, a fin de impulsar el mejoramiento de los rebaños.

La constitución en 1968 del Combinado Porcino Nacional, para incrementar la producción a partir de la concentración de la crianza y la especialización; y el surgimiento de las primeras instalaciones comerciales y del Instituto de Investigaciones Porcinas (IIP), este último en 1972, contribuyeron al progreso de esta rama.

También fue trascendente -como declaró en el evento el doctor en ciencias Pedro Luis Domínguez, del IIP-, el establecimiento de una red de laboratorios a lo largo de la ínsula y de un grupo de plantas para el procesamiento de desperdicios de comedores, a fin de obtener pienso líquido.

A mediados de los años noventas, el IIP adoptó un sistema de gestión de la labor investigativa y la innovación acorde con lo más avanzado en el mundo, y concibió la aplicación de programas y proyectos hoy reconocidos en el país y en otras naciones, por sus resultados.

En la actualidad esa institución cuenta con 199 trabajadores, de los cuales una buena parte son doctores en ciencias e investigadores, entre las principales categorías científicas.

El centro acumula más de 700 resultados -una alta proporción de ellos ya introducidos en la producción-, que contribuyen a dar respuesta a la problemática de la rama porcina del país, siempre a partir de vínculos estrechos con los productores.

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Prensa Latina

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