Publicado por Gustavo de la Torre Morales
Septiembre 3, 2012
Diariamente nos estamos enfrentando a adversidades económicas, cada vez más desgarradoras, las cuales nos inundan con esa creciente incertidumbre porque se nos acerca un futuro lleno de contingencias, abriéndose paso en nuestro horizonte, debido a las políticas errantes llevadas a cabo por las administraciones de diferentes países, principalmente aquellas del mal llamado primer mundo.
El sistema capitalista se reformula sólo para aferrar su existencia, no para solventar los problemas del hombre y su subsistencia. Por eso, sigue generando consigo mayores pesares para la humanidad.
Amén de los descontentos populares, el capitalismo privatiza los servicios sociales y va desapareciendo los elementales beneficios públicos, la hambruna crece como una marea en poblaciones del tercer mundo e incluso bate sus látigos en países desarrollados, se desalojan familias de sus hogares sin posibilidades de alternativas que no sea la desobediencia, se siguen salvando a instituciones privadas en bancarrotas con los fondos aportados por los contribuyentes (a quienes les crecen los impuestos) y se socializan las deudas privadas; las ofertas de trabajo son un va-y-ven según los intereses de los empresarios, quienes van pujando por la creación de reformas laborales que despojan a los trabajadores de todos sus derechos. Las deudas nacionales se van duplicando y más debido a la crecida de los precios y aranceles, manejos condicionados por los llamados “mercados”, los cuales campean “libres” con los dictados del 1% más rico del planeta. El desgaste de los recursos naturales por el abismo mercantilista del consumismo va podando al planeta de toda posibilidad de regenerarse con un debido ciclo, el cual facilite nuevos caudales.
Sin embargo, mientras millones de empresas pierden puestos de trabajo y medianas empresas entran en quiebra con el banco por impagos, existe un negocio que genera a unos pocos inmensas riquezas sin producir con ello bienes materiales, servicios o alimentos: el militarismo, el cual sigue alcanzando valores crecientes en referencias a años anteriores.
Solamente la comercialización de armas en todo el mundo ha alcanzado el valor de los 85 300 millones de dólares con respecto al año precedente.
Como ejemplos, se puede citar que Estados Unidos es el mayor exportador de armas; con el 78% de los valores mundiales, una cifra que iguala la suma de algunos de sus competidores a la vez: Francia, Rusia, China, otros.
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