Por Luis Ernesto Ruiz Martínez. Ahora no tanto, lo confieso, pero
durante una buena parte de mi vida la radio ocupó importantes momentos.
Unas veces como oyente y otras como realizador. Por años la señal de Radio Progreso
fue parte inseparable de mis mediodías antes de salir rumbo a la
escuela y con ella el inigualable timbre de aquel excelente locutor que
unos minutos antes de las 12 anunciaba lo que venía: “Aquí… Radio Progreso presentando… Alegrías de Sobremesa”. Esa voz, lamentablemente, se ha apagado este sábado.
Eduardo Rosillo Heredia, el carismático locutor que se ganó la admiración de millones de cubanos en ese popular espacio y en otros como “La Discoteca Popular” o “Un domingo con Rosillo”,
ha dejado de existir luego de varios días de gravedad. Es cierto que
desde hace algún tiempo no lo escuchábamos, pero el recuerdo de tantos y
tantos años como referente para todos los que alguna vez nos inclinamos
por la locución, es algo que no se borra de un plumazo.
La Radio Cubana ha perdido una de sus más poderosas y
populares voces. Rosillo no solo dedicó sus principales esfuerzos a ese
medio, mucho le debemos por su rescate de agrupaciones soneras y sobre
todo de los valores más auténticos de nuestra música popular. Su
popularidad era innegable y su peculiar manera de hacer radio lo hizo
merecedor de muchos reconocimientos, pero tal vez ninguno como el cariño
de sus oyentes.
De él pudiera decir, sin temor a equivocarme y usando un texto que hizo famoso uno de los personajes de Alegrías de Sobremesa: “qué gente este Rosillo caballeros, pero que gente…”
Tomado de Visión desde Cuba
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