Por Luis Ernesto Ruiz Martínez. Comienza el 2015 y con él una avalancha de acontecimientos está por llegar a esta isla del Caribe.
Para hacerles frente cuento con el maestro que llega cada día a su aula
para instruir, o mejor todavía, educar a sus estudiantes. Ese es
imprescindible en mi Cuba. La lista es interminable
para que podamos echar adelante nuestro empeño de construir un mejor
país, donde voces que entonen melodías diferentes puedan armonizar.
Algunos deben estar, otros me sobran definitivamente.
Me resulta además imprescindible todo profesional de la salud que salta por encima de carencias y limitaciones para ofrecer un buen servicio, o cuando menos intentarlo. Cabe en mi Cuba
el agricultor que cultiva su tierra para ofrecer alimento y no solo
para llenar sus bolsillos a cuenta y riesgo de los necesitados. Entra el
obrero que saca el mejor provecho a su herramienta o sabe cómo hacer
que su salario salga del esfuerzo propio y no del sacrificio ajeno.
Mi Cuba se hace con abogados, ingenieros,
arquitectos y constructores que miran al futuro sin pasar por sus
bolsillos como único camino a la felicidad. Se levanta con trabajadores
del sector no estatal que aumentan sus ganancias de manera honrada y no
aprovechándose de los errores en el control de empresas y entidades
estatales, con asociados a cooperativas que ganan lo que merecen y con
empresarios dignos que saben muy bien cómo producir para todos.
Sobran en mi Cuba los “hijitos de papá” que nunca
aprendieron que hay que honrar lo que heredamos y que este pueblo sabe
agradecer el esfuerzo de todos. No hay espacio para los funcionarios o
dirigentes para los que todo se resuelve detrás de un buró o en el
aclimatado espacio del automóvil, olvidando que para llegar a donde está
se confió en él alguna vez. Renuncio al vago, el delincuente o al
oportunista que hace de la calle su “escenario de lucha” lucrando con la
necesidades de las mayorías.
Sobran en mi Cuba los que viven al margen de la ley o
siempre andan buscando las brechas para ganar dinero fácil. No caben
los que teniendo facultades para ello, demoran la solución a los
acuciantes problemas de la población, o los que “esconden” recursos
destinados a obras sociales para beneficiarse de ellos. Esos,
lamentablemente, forman parte hoy de nuestra compleja realidad.
Por suerte, seguimos siendo mayoría los que apostamos por un futuro
próspero dentro del socialismo. Pueden cambiar mucho las condiciones en
lo inmediato e incluso tener que aprender a convivir con algunas cosas
que hasta hoy nunca vimos. Hay que aprender a vivir en armonía en medio
de las diferencias, como nos convocó Raúl el 17 de diciembre, al
anunciar el inicio de un proceso de restablecimiento de relaciones con
Estados Unidos.
Muchos de mis compatriotas están muy esperanzados con esta decisión y
los entiendo. En el terreno económico merecemos que lleguen mejores
tiempos, pero con ellos llegarán inevitablemente acompañantes indeseados
que harán que aquellos que nos sobran hoy sean más fuertes. Para esa
etapa necesitamos a cada cubano que ame a su Patria y esté dispuesto a trabajar a favor de ella y no a vivir de ella.
Por esos alzo mis dos brazos. Uno con el puño cerrado en señal de
fuerza, en el otro una copa de buen ron cubano para brindar por el
futuro que merecemos en mi Cuba.
(Foto: Ismael Francisco/Cubadebate)
Tomado de Visión desde Cuba
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