La Presidenta brasileña se dispone a enfrentar la secular burocracia y el clientelismo que corroe el Legislativo
Preñado de obstáculos se presenta este segundo mandato
presidencial de Dilma Rousseff, quien ha subrayado que está consciente
de los cambios que se necesitan para mejorar la calidad de vida del
pueblo y rehacer una sociedad que enfrenta todos los vicios emanados del
capitalismo salvaje.
Así, enfrenta a diversos factores adversos -muchas veces en disputa entre sí, los más difíciles de solucionar.
Rousseff
tiene ante sí un panorama de gran animosidad en el rico estado de Sao
Paulo, no solo porque allí cosechó un muy bajo resultado en los más
recientes comicios, sino porque se le oponen tanto la alta cúpula
gobernante estadual, como la poderosa red del narcotráfico,
extremadamente organizada y con fuertes ramificaciones en el resto del
país, especialmente en Río de Janeiro.
Contraproducente fue la
creación de la denominada “policía pacificadora”, que tiene teóricamente
el rasgo específico de ser un modelo híbrido entre la convencional y
cuerpo de asistentes sociales, pero presentó´enseguida los viejos vicios
de la Policía Militar de Río. No son extrañas las denuncias por abusos
de autoridad y agresiones a vecinos de las favelas, algo que alimenta
una espiral de rechazo local.
El desafío de las autoridades
cariocas no solo radica en preservar incólume la quintaesencia de tales
brigadas como política de Estado y continuar invirtiendo recursos
humanos y materiales en esta plausible estrategia de seguridad pública;
sino en crear posteriormente las condiciones de vida para que los
habitantes de las favelas se sientan integrados en la ciudad y no
excluidos en focos de miseria.
Pero esta labor se hace difícil,
por los enormes abusos contra loa detenidos en prisión, que generan
verdaderos sindicatos del crimen que lucran millonariamente en todos los
niveles y esferas de la vida.
PRIMER COMANDO CAPITAL
No
es la primera ocasión en que escribimos sobre el Primer Comando Capital,
organización ilegal creada inicialmente el 31 de agosto de 1993 en el
Centro de Custodia de Taubaté, Sao Paulo, para defender los derechos de
la masa penitenciaria brasileña, y devino en entidad organizadora del
narcotráfico y que, pese al lenguaje “progresista” de sus líderes,
combatió por todos los medios al entonces presidente Luiz Inácio “Lula”
da Silva, como ahora a Dilma Rousseff.
Afirmaba que pretendía
"combatir la opresión dentro del sistema penitenciario paulista" y "para
vengar la muerte de los 111 presos", el 2 de octubre de 1992, en la
masacre del Carandiru, cuando la policía militar mató a reclusos en el
Pabellón 9 de la extinta Casa de Detención de Sao Paulo.
Cuenta
con unos 20 000 combatientes armados, lo que lo hace más poderoso que el
CV, 1, que tiene 10 000 (la mitad niños). En Sao Paulo se calcula que
hay 140 000 presos, el 40% del total brasileño.
Por el
debilitamiento del Comando Vermelho de Río de Janeiro, que ha perdido
varios puntos de venta de droga allí, el Comando aprovechó para ganar
campo comercialmente y llegar a la actual posición de la mayor facción
criminal de Brasil.
La mayor organización criminal brasileña
opera en 22 de los 27 estados y se extiende por otros cuatro países. Sus
líderes manejan desde las cárceles la red delictiva y por año ganan 32
millones de dólares.
Preso en Tabauté, su principal dirigente,
Marcos Williams Herbas Camacho, alias Marcola, recordó al periódico
O’Globo que “nosotros sólo éramos noticia en los derrumbes de las villas
en las montañas o en la música romántica sobre ‘la belleza de esas
montañas al amanecer’, esas cosas… Ahora estamos ricos con la
multinacional de la droga. Y ustedes se están muriendo de miedo.
Nosotros somos el inicio tardío de vuestra conciencia social. ¿Vio? Yo
soy culto. Leo al Dante en la prisión…. ¿Solución? No hay solución,
hermano. La propia idea de "solución" ya es un error…. ¿Ya vio el tamaño
de las 560 villas miseria de Río? ¿Ya anduvo en helicóptero por sobre
la periferia de Sao Paulo?”
CONSIDERACIÓN
Partiendo de
hechos reales, la miseria es el principal caldo de cultivo para todas
estas desigualdes en las que el crimen organizado campea y regenta, sin
sufrir daño visible.
Solo habría solución con una voluntad
política limpia, donde el dinero se invierta organizadamente, sin
corrupción. Ello redundaría en crecimiento económico, revolución en la
educación, urbanización general, bajo la batuta de un gobierno que
saltase por sobre la parálisis burocrática secular y el Legislativo
cómplice. Este es el principal y difícil reto para Dilma Rousseff, quien
ha demostrado que tiene posibilidades de darle solución.
Tomado de Cubasí
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