La
Habana, 12 ene (PL) El atroz ataque contra el semanario satírico
francés Charlie Hebdo, que provocó 17 muertos y más de una decena de
heridos, conmocionó a la opinión pública mundial, pero evidenció un
tratamiento asimétrico al tema del terrorismo internacional. (PLRadio) Esta acción repudiable mostró que existe un desequilibrio respecto de las reacciones y a lo que se publica sobre hechos terroristas tan atroces como ese e incluso de mayor magnitud en otras regiones del mundo, como es el caso de los asesinatos colectivos del grupo extremista Boko Haram, por solo citar un ejemplo. Esa organización provocó en los días recientes cientos de muertos en Nigeria, donde la cifra de víctimas fatales, según Naciones Unidas, pudiera elevarse a más de dos millares. Pero en este caso las declaraciones de condena han sido tímidas. Sin embargo, la marcha en París este domingo contra el terrorismo, encabezada por el presidente Francois Hollande, contó con la asistencia de varios dignatarios extranjeros, entre ellos el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, responsable de varias masacres calificadas de terrorismo de Estado, la más reciente en 2014, en la que murieron alrededor de dos mil 200 civiles palestinos. Los ataques extremistas en París, calificados por algunos como un nuevo 11 de septiembre, levantaron las alertas en Washington y sus principales aliados, cuyas figuras políticas aprovecharon el hecho para destacar la necesidad de dedicar más recursos a la lucha contra este flagelo. En el caso de Estados Unidos, sectores conservadores toman dichos atentados como bandera para abogar en el Congreso contra las legislaciones que intentan detener las escandalosas actividades de espionaje doméstico de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). Además, medios de prensa en el país norteño repiten opiniones de algunos políticos que llaman incluso a reiniciar una lucha global contra el terrorismo, al estilo de la que comenzó en 2001 el entonces presidente George W. Bush. En este contexto, voceros de sectores conservadores aprovecharon la coyuntura para decir que los hechos en París muestran la necesidad de mantener abierta la cárcel estadounidense en la base naval de Guantánamo. En enero de 2002, la Casa Blanca abrió un centro de internamiento para extranjeros acusados de terroristas, en esa instalación castrense que Washington mantiene en territorio cubano contra la voluntad del pueblo y gobierno de la isla. Al sumarse a esta campaña, la senadora republicana Kelly Ayotte y otros de sus colegas arremetieron contra el propósito del presidente Barack Obama de cerrar dicha penitenciaría, una promesa que no ha podido cumplir debido a la oposición del partido rojo y otros sectores de la ultraderecha. Los ataques terroristas también parece que tendrán impacto político en la actual lucha de los republicanos en el Congreso estadounidense por dejar sin fondos las iniciativas de Obama sobre inmigración. Voceros de los demócratas advirtieron del peligro que significan las intenciones de los republicanos de bloquear el financiamiento a una parte del Departamento de Seguridad Interior para neutralizar las iniciativas migratorias del jefe de la Casa Blanca. De todas formas, los repudiables atentados en París marcan un giro en las prioridades de Estados Unidos y sus aliados en la lucha contra el extremismo islámico y les da "oportunos" elementos para convencer a la opinión pública de que cualquier esfuerzo es poco en esta contienda, incluso posibles acciones de terrorismo de Estado. Pero sobre todo, los ataques ya son una ocasión favorable para que los servicios de espionaje incrementen los controles sobre sus respectivos ciudadanos, bajo el pretexto de la defensa de los valores occidentales y, sobre todo, para vigilarles más de cerca su libertad de expresión. ro/rgh |
segunda-feira, 12 de janeiro de 2015
Atentados terroristas en París: desbalance en la cobertura mediática
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