
Iroel Sánchez
Si el diario The New York Times critica los esfuerzos del gobierno estadounidense para utilizar Internet
 en proyectos subversivos contra Cuba y dice que es positivo ofrecerle 
mayor conectividad pero “ese objetivo de manera sustancial exige 
coordinación con el Gobierno cubano”, las empresas tecnológicas cumplen 
disciplinadamente con la actual estrategia de la Casa Blanca: aislar 
tecnológica y financieramente a las instituciones cubanas, obstaculizar 
 su desarrollo y limitar su acceso a información mientras a cuenta gotas permiten el consumo personal de todo aquello que no implique desarrollo científico ni creación intelectual.
Es un plan que el académico Esteban Morales ha descrito muy bien al desenmascarar la política de Barack Obama:
 estrechar mucho más el bloqueo para impedir al gobierno cubano atender 
las necesidades de todo tipo de la población y a la vez estimular las 
soluciones individuales que el Times llama “mecanismos para empoderar al cubano común y corriente”.
Así, mientras el “contratista” estadounidense Alan Gross
 cumple condena de cárcel en La Habana por construir una red ilegal de 
telecomunicaciones utilizando dispositivos de uso militar -según 
demostró un reporte de la agencia AP-,
  el Departamento del Tesoro multa a las empresas que venden, reparan u 
ofrecen finaciamiento a entidades cubanas para mejorar el acceso a 
Internet en la Isla y Washington sigue negado a autorizar enlaces 
directos de telecomunicaciones entre Cuba y EE.UU.
Es en ese contexto que debe leerse el anuncio de la liberación para Cuba de nuevas aplicaciones de Google (Google
 Analytics y Google Play), mientras se mantiene bloqueado a los 
desarrolladores cubanos el acceso al principal repositorio de código 
abierto del mundo, Google Code.
A diferencia del New York Times,
 que trata de empujar sus intereses y los de quienes representa, 
pareciera que, como ha escrito el líder de Wikileaks, Julian Assange, “la agenda de Google es inseparable de la del Departamento de Estado de EE.UU.” y habrá que esperar a que cambie una para que cambie la otra.
Cierro con una anécdota muy actual de 
cómo funciona la libertad de información que la política estadounidense 
-que Google comparte- busca proveer  a los cubanos a través de 
Internet. El músico cubano Descemer Bueno, muy conocido internacionalmente, dijo semanas atrás al canal Russia Today “un
 castigo como el bloqueo es inaudito”. Entonces circuló ampliamente en 
Internet el video de sus declaraciones en el sitio de ese canal y 
también en YouTube, la red social de videos de Google. 
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