Que el sistema empresarial cubano accione bajo una estricta disciplina 
financiera, en tanto ponga en “jaque mate” al viejo vicio de las cuentas
 por cobrar y pagar vencidas, resulta uno de los imperativos para el 
tránsito hacia la unificación monetaria y cambiaria en el país. 
La burla reiterada de los compromisos contractuales ha puesto a flote 
por décadas innumerables distorsiones; una de ellas, que algunas 
entidades corran con gastos superiores a los concebidos en sus arcas y, 
por correlato, reciban la asistencia del presupuesto nacional. 
Por suerte, esa cadena de impagos ya se intenta paliar con la adopción 
de un conjunto de medidas, una prioridad que, a su vez, se refrenda 
desde el Lineamiento número 10. 
No obstante, y aunque en menor 
magnitud, aún persisten débitos pendientes,  que se contraponen con la 
intención de eliminar la dualidad cambiaria en el sector estatal, el 
paso de mayor importancia dentro del proceso de unificación, según el 
Doctor en Ciencias Económicas Joaquín Infante, asesor del presidente de 
la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba.
Al 
dialogar con la AIN, Infante subrayó que mientras no exista disciplina 
financiera será muy difícil recuperar el valor del peso cubano y sus 
funciones. Para él, es fundamental que exista plena vigencia en las 
finanzas, de manera que las empresas utilicen el dinero de acuerdo con 
las operaciones de compra y venta. 
El también Premio Nacional de 
Economía apuntó que un comportamiento contrario conlleva a que algunas 
entidades posean excesos de liquidez y, por tanto, el peso no pueda ser 
convertible en este sector, pues las reservas en divisas se agotarían 
ante la creciente demanda. 
Para dar respuesta a tales 
solicitudes,  Cuba necesitaría de mayor cantidad de reservas, las cuales
 no dispone, destacó Infante al considerar tal situación una de las 
principales causas del mantenimiento de la dualidad monetaria y 
cambiaria. 
No obstante este complejo asunto, el prestigioso 
economista opina que la anunciada unificación resulta una medida 
impostergable y necesaria, en aras de alcanzar la máxima efectividad de 
las demás acciones que se emprenden como parte de la actualización del 
modelo económico nacional. 
Muchas son las distorsiones que 
ocasiona para cualquier economía poseer diferentes tipos de cambios. En 
el caso de  Cuba, el sector estatal realiza sus transacciones mediante 
una apreciación de 1 CUP= 1 CUC, mientras la población lo hace 
convirtiendo  25 CUP en un CUC. 
La situación se hace aún más 
complicada cuando existe, además, una “tercera moneda” en el sistema 
empresarial: la llamada Carta de Liquidez (CLC), con la cual se 
identifican los CUC que tienen respaldo en divisas. 
De ahí que 
sea saludable unificar los referidos tipos de cambios, lo cual requiere 
también de devaluar el CUP en el sector estatal. 
Entre las 
ventajas de esta medida, Infante mencionó la de medir con mayor 
objetividad todos los indicadores macroeconómicos, como el producto 
interno bruto, el plan de la economía y el presupuesto del Estado. 
Ese paso permitirá asimismo que los empresarios puedan utilizar los 
estados financieros como un verdadero instrumento directivo para la 
justa dimensión de la rentabilidad y competitividad de sus producciones y
 servicios, aseguró. 
Y si de beneficios se trata, el 
entrevistado adicionó otro de vital trascendencia para el crecimiento 
económico del país: que las entidades estén realmente interesadas en 
exportar, al encarecer los productos importados y ser realmente 
ventajosas las ventas en el exterior. 
Para mí, es importantísimo 
eliminar la dualidad, pues esta distorsiona la economía, sus costos, 
inventarios…, es como trabajar con los ojos vendados, sin saber qué 
producto es competitivo y cuál no, acotó. 
Sobre la implicación de
 esa medida en la población, el economista recordó que no tendrá un 
efecto impactante en sus niveles adquisitivos, pues la apreciación del 
peso cubano está vinculada al aumento de la productividad, de la 
eficiencia del trabajo, de la competitividad y rentabilidad de las 
producciones. 
Es por ello que, insistió Infante, lo más 
significativo a resolver es la eliminación de la dualidad cambiaria, por
 su implicación en el ulterior desarrollo de las demás acciones del 
proceso de actualización del modelo nacional. 
Y, no será posible 
sin poner orden en las finanzas, sin eliminar por tanto, de una vez y 
por todas, las dañinas cadenas de impagos.
(Por Lissett Izquierdo 
Ferrer, AIN)
 
 
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