sexta-feira, 14 de novembro de 2014

Derecha brasileña incita a golpe militar contra Rousseff

La derecha brasileña incita a un golpe militar contra la reelecta mandataria Dilma Rousseff, mientras las centrales sindicales y los movimientos sociales llaman a detener los planes subversivos...
El derechista Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) no admite el dictamen de las urnas y comenzó una campaña subversiva.


Las fuerzas de la derecha en Brasil están incitando a los militares a un golpe contra la reelecta presidenta Dilma Rousseff, luego del descalabro que sufrieran en las elecciones del pasado 6 de octubre, en las que el pueblo, una vez más, decidió continuar con las políticas inclusivas del Partido de los Trabajadores (PT) y eliminó las esperanzas neoliberales de retornar al Palacio de Planalto.

El derechista Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) que quedó más de tres millones de votos por debajo de la Mandataria petista, no admite el dictamen de las urnas y comenzó una campaña subversiva en la cual hay alusiones a la instauración de una dictadura militar, como la sufrida por los brasileños entre 1964 (tras el golpe al presidente Joao Goulart) y 1985.

Analistas consideran que se trata de otra sucia maniobra del PSDB para incitar a la disidencia popular contra la mandataria, sin posibilidades de éxito, pero también es cierto que la ajustada victoria del PT (51,64 contra 48,2% del socialdemócrata Aécio Neves) indica una polarización política en la nación suramericana y un desafío para el mandato que comenzará el primer día de enero próximo.

A pesar de los llamados al diálogo de la presidenta, los líderes de la social democracia y otras fuerzas opositoras se niegan a conversar, mientras tratan de socavar los cimientos del cuarto mandato consecutivo del partido fundado por el líder obrero y expresidente Luiz Inacio Lula da Silva.

El PSDB amenazó a la victoriosa presidenta poco después de que se decretara su victoria. El candidato de ese partido a la vicepresidencia, Aloysio Nunes Ferreira, dijo a la prensa que “no tenemos por qué disminuir la intensidad de la oposición. Ella (Dilma) no tiene derecho a la luna de miel que todo gobernante recién electo tiene”,  tras prometer que “haremos una  oposición “firme” y “sin transigencia”. No tendrá, aseguró, tregua de nuestra parte”,

El presunto golpe militar

La voz de alarma del presunto golpe militar procedió de declaraciones hechas por figuras de la derecha, como el juez del Supremo Tribunal Federal Gilmar Méndez, -designado por el expresidente  Fernando Henrique Cardozo- quien llamó a la desestabilización contra lo que denominó “dictadura del Partido de los Trabajadores”, el que, opinó, instauraría una “Corte bolivariana”, en alusión a las supuestas alianzas políticas de Brasil con Venezuela.

El juez Méndez, en una alocución repetida por los medios conservadores, ofendió incluso al expresidente Lula – el político más popular de Brasil en las últimas décadas- con insinuaciones mentirosas sobre su proceder personal, acusándolo de alcohólico.   

Hasta ahora, las redes sociales, declaraciones y manifestaciones públicas en sus bastiones electorales constituyen la plataforma principal de los opositores derechistas para tratar de quebrantar la institucionalización.

Uno de los blancos de los planes subversivos es el Ejército brasileño, que recibió en su página de la red social Facebook  cientos de mensajes sin firma que exigían la intervención de las Fuerzas Armadas en el gobierno de Rousseff, - muy al estilo de lo que hicieron con Goulart. Los envíos cibernéticos también amenazaban de muerte a Rousseff y a Lula da Silva.

La presencia de la oposición en la página de los uniformados  –presuntamente seguidores de Aécio Neves- llaman a “tomar cartas en el asunto”, o sea, a instaurar una nueva dictadura militar. La Comisión de la Verdad que ahora examina el historial represivo de los militares en los llamados años del plomo informó que en 1964 más de 50 mil personas fueron detenidas y torturadas, entre ellas la Mandataria, y miles de asilados en otras naciones.

Las denuncias de los planes subversivos derechistas aparecieron en el portal web del PT (pt.org.br), en la que se consigna que “incitar golpe de Estado contra la democracia puede configurar delito. La Ley N ° 7170 de 1983 lo define como crímenes contra la seguridad nacional y el orden político y social, manifestación contra el actual representante y el régimen democrático, la Federación y el Estado de Derecho”.

Los seguidores de la derecha, que tiene bajo su mando los principales órganos de prensa del país, también atacaron en las redes sociales a los pobladores pobres del Nordeste que votaron por la permanencia de Rousseff,  a quienes califican de retrasados mentales y ciudadanos de tercera categoría, en un ataque racista, propio de la burguesía brasileña. Tales fechorías son analizadas, según se informó, por el Departamento de crímenes cibernéticos de la Policía Federal.

Pero los antigubernamentales, en una postura de fuerza, también se lanzaron a las calles. El pasado día 1, unos tres mil miembros del PSDB marcharon por las principales arterias de Sao Paulo –la urbe más importante de Brasil- con pancartas en las que se leía “Arriba la policía motorizada”, “Abajo el PT”, y  “Impeachment ya”. Sao Paulo es considerado uno de los bastiones de la social democracia y el Estado que más apoyó a Neves en las pasadas elecciones.

Los ataques derechistas, sin embargo, encontraron poco eco en los movimientos sociales y sindicatos brasileños que impidieron en las urnas el retorno de figuras de pensamiento retrógrado como Neves.

Ante la situación, el ministro Miguel Rossetto reconoció que “al nuevo gobierno le esperan años de “dura lucha política contra el polo conservador liderado por el PSDB… que quiere hacer una oposición a la venezolana”.

Este jueves, las principales centrales sindicales brasileñas y los movimientos sociales de Brasil se manifestaron en las calles paulistas para rechazar los llamados a derrocar por la fuerza a la reelecta Mandataria y a favor de las reformas del actual sistema político, reportó la agencia de noticias Prensa Latina.  En opinión de expertos, solo la movilización popular puede detener los planes de desestabilización en marcha.  
  
De “derecha revoltosa” calificó el presidente de la Central Única de los Trabajadores (CUT), Vagner Freitas, a los grupos opositores. Hay que demostrarles, precisó, que una mayoría está en contra de un presunto golpe militar y las incitaciones que hacen al odio.

La movilización popular exigió el respeto a la institucionalidad del país, censuró  la violencia y solicitó al Congreso Nacional que convoque a un plebiscito, en el interés de darles mayor impulso a las reformas políticas prometidas por la Presidenta.

De igual manera el líder de la Central de los Trabajadores precisó que la marcha contra los planes derechistas unirá a las fuerzas políticas brasileñas por un proyecto diferente de país, las que continuarán, expresó, hasta que el Legislativo reconozca un plebiscito para emprender cambios en el sistema político brasileño.

La reforma política y el reencuentro con los movimientos sociales, que le critican un distanciamiento político en su primer mandato, son dos de las importantes promesas hechas por Dilma durante su campaña, lo cual supone un duro golpe a la oposición conservadora, los banqueros y las empresas periodísticas con sus articulados ataques comunicacionales contra el PT, tanto dentro como fuera de Brasil.

Politólogos coinciden en que la composición del nuevo Congreso resultante de la elección muestra un fuerte giro conservador, justo cuando la principal iniciativa de Rousseff es la reforma política, que necesita apoyo legislativo.

La población espera ahora la composición del nuevo gabinete y si sus componentes son de tendencia conservadora –lo que uniría más al PT al gran capital- o afiliados a líneas políticas acordes con las necesidades del mayor país de América Latina, con más de 200 millones de habitantes. De ello dependerá, en buena medida, el desempeño del gobierno federal. 

Tomado Cubahora

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