Por Yadira Escobar
18 de junio de 2014
Seis privilegiados jóvenes cubanos visitan ahora Washington como premio por su graduación de seis meses en un curso universitario en Miami, dentro las becas “Somos un solo pueblo”. Hasta ahí suena muy bonito, pero en verdad es parte de un proyecto que trata de crear lideres artificiales para cambiar el sistema político cubano. ¡Que lástima!…pues sus guias en la gira son miembros de la “Fundación para los Derechos Humanos en Cuba”, y son escoltados a edificios históricos de la democracia norteamericana para enseñarles a como mejor ser plattistas.
Esta gran república (U.S.A) con toda su bella historia de mejoramiento ciudadano y derechos civiles no puede ser copiada e implantada en Cuba. Seria una torpeza política más parecida al rústico imperialismo, que a la amistad fraternal entre pueblos. EE.UU. como República, ha tenido altas y bajas en los derechos humanos, en parte por la persistente costumbre de resolver sus crisis a lo capitalista. Aquí casi todo se resuelve con dinero. Eso trae consecuencias negativas para la solidaridad social, y la política exterior, que casi siempre tiene toques de imperialismo.
Es un buen país pero con grandes problemas, y sus ciudadanos están acostumbrados a desconfiar de su gobierno. No por eso dejan de ser patriotas. Por eso me preocupa este tipo de experimentos políticos patrocinados por las élites gobernantes. Estos estudiantes cubanos no están encontrándose con la real sociedad civil norteamericana (por muchos museos que visiten), sino con la sociedad política.
Ellos mismos fueron escogidos para estas becas por su perfil ideológico, y para nada son representativos de la juventud cubana, pues al no ser elegidos por nadie ese título le queda grande a cualquiera. Si empezamos con ese filtro contrarevolucionario y terminamos con un “lavado de cerebro fino”… lo que saldrá de esta combinación de factores negativos sera una mezcla peligrosa de mercenario seudopolítico y admirador de valores ajenos. Lejos de ayudar a otros jóvenes cubanos a su regreso, mas bien serán un grupo portador de contravalores y de baja espiritualidad. Ya que todos ellos en el fondo de sus almas, saben que lo que hacen puede traer destrucción a su patria, a sus contemporáneos que dejaron atrás. Es más, futuras generaciones pueden sufrir consecuencias por ese egoísmo. Para nada eso ayuda a la nación cubana.
Cuando los intercambios culturales, académicos o de cualquier tipo (como el clásico “student exchange program”) se hacen sin ir acompañados de una amistad diplomática, puede haber un desbalance. Si hay una buena voluntad política de acercamiento entre los pueblos, el lado mas fuerte e influyente, que es Estados Unidos, debe tener mucho tacto para no ofender la otra parte.
Una nueva generación de ideólogos mal formados dirigen hoy las entidades políticas que desarrollan estos proyectos en Estados Unidos. Hay una decadencia administrativa en Estados Unidos, pero los años de poder hegemónico han dado cierta arrogancia a las élites del pensamiento. Por lo tanto, perjudicial para la imagen de este gran país a nivel internacional. Las revoluciones de colores planeadas para reclutar jóvenes e intelectuales descontentos o codiciosos, son el peor ejemplo de la decadencia política que aisla a norteamerica, y los intereses mezquinos de la extrema derecha cubanoamericana incrementan aún más esta idiotez intelectual que subestima la inteligencia natural y sencilla de los pueblos.
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