LOS QUEREMOS LIBRES
Washington, 7 jun (PL) Diversas voces del ámbito religioso expresaron al Gobierno de Estados Unidos que de una solución al caso de tres antiterroristas cubanos presos en cárceles federales como premisa para normalizar las relaciones entre los dos países. El llamado se escuchó con fuerza en esta capital durante los dos días que duró una conferencia que debatió el futuro de estos nexos -rotos unilateralmente por la Casa Blanca en 1961-, y que se inserta en la III Jornada de denuncia y solidaridad Cinco días por los Cinco, en desarrollo desde el 4 y hasta el 11 de junio.
La reverenda y exsecretaria general del Consejo de Iglesias de Cristo Joan Brown Campbell fue una de las oradoras principales en la conferencia Nueva Era en las relaciones Estados Unidos-Cuba.
En sus palabras instó a poner fin a lo que considera una injusticia y dedicó parte de su intervención a resaltar los valores de Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González, quienes a riesgo de sus vidas alertaron sobre planes terroristas contra su país.
Pero la víspera el reverendo John McCullough, presidente del Servicio Mundial de Iglesias, exigió al Gobierno estadounidense la excarcelación de Hernández, Labañino y Guerrero, los tres que siguen confinados, y sumó también a este pedido que se levante el bloqueo económico, financiero y comercial impuesto a la isla hace más de 50 años.
Además, dijo, Cuba debe ser excluida del listado de naciones que patrocinan el terrorismo.
Insistió en que la administración de Barack Obama debería iniciar un diálogo de alto nivel con el Gobierno cubano para resolver diferencias, incluida la solución al caso de Alan Gross.
Gross, subcontratista de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), fue arrestado y condenado en Cuba a 15 años, cuando trató de instalar una red ilegal de telecomunicaciones en la isla con fines subversivos.
En semejante línea se pronunció también el reverendo Graylan Hagler, de la Iglesia Unida de Cristo en Estados Unidos y presidente de la organización Ministros por la Justicia Racial, Social y Económica de esa congregación.
Hagler subrayó que en el fondo del caso de los Cinco subyace el tema de las relaciones con Cuba y recordó que la isla caribeña ha sufrido durante décadas el terrorismo que se planifica y financia desde territorio norteamericano.
Para el religioso es tiempo de que Obama ponga fin al caso, pues del grupo solo Fernando González y René González se encuentran en su patria tras cumplir la totalidad de sus injustas sentencias.
El pasado 7 de mayo, 16 líderes religiosos de Estados Unidos, entre ellos el reverendo McCullough, enviaron una carta a Obama en la que manifestaron la esperanza de que el mandatario tomase "una acción ejecutiva valiente para mejorar la relación entre nuestro país y Cuba".
En la misiva solicitaron ese diálogo de alto nivel para resolver el tema de Gross y los Cinco y además advirtieron que "programas como el proyecto ZunZuneo son ineficaces y equivocados", en referencia a las revelaciones de estos planes encubiertos que intentan promover la desestabilización en el país antillano y que son pagados con fondos de la Usaid.
Nacyra Gómez, miembro de la Plataforma Interreligiosa cubana, explicó a Prensa Latina que la comunidad religiosa está interesada en darle una solución al caso de Hernández, Labañino y Guerrero a partir de "nuestra fe y del valor de la celebración de la paz en el mundo".
En especial, argumentó, porque no hay nada que sea más contrario a la paz que el terrorismo, por eso al luchar contra ese flagelo, los Cinco son abanderados de la paz.
Consideró que el pueblo de Estados Unidos y en particular su comunidad religiosa debían conocer la injusticia que se comete al mantener en prisión a Hernández (doble cadena perpetua más 15 años), Labañino (30 años) y Guerrero (21 años, 10 meses más cinco años de libertad supervisada).
Los Cinco, como se les conoce mundialmente, fueron sometidos a un proceso irregular derivado del ambiente de hostilidad hacia la isla caribeña existente en la ciudad de Miami.
Desde 2005 un grupo de expertos de Naciones Unidas concluyó que la detención de ellos era arbitraria y pidió al Gobierno estadounidense remediar la situación.
Varios premios Nobel, parlamentos enteros, abogados, artistas, defensores de derechos humanos y activistas por la paz se han unido al clamor internacional por la liberación de estos hombres, el mismo que se percibe en Washington D.C. por estos días.
acl/dfm
La reverenda y exsecretaria general del Consejo de Iglesias de Cristo Joan Brown Campbell fue una de las oradoras principales en la conferencia Nueva Era en las relaciones Estados Unidos-Cuba.
En sus palabras instó a poner fin a lo que considera una injusticia y dedicó parte de su intervención a resaltar los valores de Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González, quienes a riesgo de sus vidas alertaron sobre planes terroristas contra su país.
Pero la víspera el reverendo John McCullough, presidente del Servicio Mundial de Iglesias, exigió al Gobierno estadounidense la excarcelación de Hernández, Labañino y Guerrero, los tres que siguen confinados, y sumó también a este pedido que se levante el bloqueo económico, financiero y comercial impuesto a la isla hace más de 50 años.
Además, dijo, Cuba debe ser excluida del listado de naciones que patrocinan el terrorismo.
Insistió en que la administración de Barack Obama debería iniciar un diálogo de alto nivel con el Gobierno cubano para resolver diferencias, incluida la solución al caso de Alan Gross.
Gross, subcontratista de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), fue arrestado y condenado en Cuba a 15 años, cuando trató de instalar una red ilegal de telecomunicaciones en la isla con fines subversivos.
En semejante línea se pronunció también el reverendo Graylan Hagler, de la Iglesia Unida de Cristo en Estados Unidos y presidente de la organización Ministros por la Justicia Racial, Social y Económica de esa congregación.
Hagler subrayó que en el fondo del caso de los Cinco subyace el tema de las relaciones con Cuba y recordó que la isla caribeña ha sufrido durante décadas el terrorismo que se planifica y financia desde territorio norteamericano.
Para el religioso es tiempo de que Obama ponga fin al caso, pues del grupo solo Fernando González y René González se encuentran en su patria tras cumplir la totalidad de sus injustas sentencias.
El pasado 7 de mayo, 16 líderes religiosos de Estados Unidos, entre ellos el reverendo McCullough, enviaron una carta a Obama en la que manifestaron la esperanza de que el mandatario tomase "una acción ejecutiva valiente para mejorar la relación entre nuestro país y Cuba".
En la misiva solicitaron ese diálogo de alto nivel para resolver el tema de Gross y los Cinco y además advirtieron que "programas como el proyecto ZunZuneo son ineficaces y equivocados", en referencia a las revelaciones de estos planes encubiertos que intentan promover la desestabilización en el país antillano y que son pagados con fondos de la Usaid.
Nacyra Gómez, miembro de la Plataforma Interreligiosa cubana, explicó a Prensa Latina que la comunidad religiosa está interesada en darle una solución al caso de Hernández, Labañino y Guerrero a partir de "nuestra fe y del valor de la celebración de la paz en el mundo".
En especial, argumentó, porque no hay nada que sea más contrario a la paz que el terrorismo, por eso al luchar contra ese flagelo, los Cinco son abanderados de la paz.
Consideró que el pueblo de Estados Unidos y en particular su comunidad religiosa debían conocer la injusticia que se comete al mantener en prisión a Hernández (doble cadena perpetua más 15 años), Labañino (30 años) y Guerrero (21 años, 10 meses más cinco años de libertad supervisada).
Los Cinco, como se les conoce mundialmente, fueron sometidos a un proceso irregular derivado del ambiente de hostilidad hacia la isla caribeña existente en la ciudad de Miami.
Desde 2005 un grupo de expertos de Naciones Unidas concluyó que la detención de ellos era arbitraria y pidió al Gobierno estadounidense remediar la situación.
Varios premios Nobel, parlamentos enteros, abogados, artistas, defensores de derechos humanos y activistas por la paz se han unido al clamor internacional por la liberación de estos hombres, el mismo que se percibe en Washington D.C. por estos días.
acl/dfm
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