domingo, 22 de junho de 2014

Conciencia del riesgo es seguridad

Alrededor de la mitad de la población de las Américas están en riesgo de contraer una o más enfermedades transmitidas por mosquitos, garrapatas, moscas y otros vectores, alertó la OPS en el marco del Día Mundial de la Salud


 
Foto: Granma
 
Alrededor de la mitad de la población de las Américas (500 millones de personas) están en riesgo de contraer una o más enfermedades transmitidas por mosquitos, garrapatas, moscas y otros vectores, alertó en el marco del Día Mundial de la Salud, el pasado 7 de abril, la Or­ganización Panamericana de la Salud (OPS), en un llamado de acción a gobiernos, comunidades e individuos a redoblar esfuerzos para con­trolar la propagación de estas enfermedades.
 
Los visibles efectos del cambio climático, la globalización, el aumento de los viajes y el transporte de mercancías, así como el crecimiento urbano son algunos de los factores que propician la diseminación de enfermedades como el dengue, la malaria, el mal de chagas y el virus del chikungunya, entre otras, fuera de las zonas tradicionales de incidencia.
 
Sobre esta última, el Ministerio de Salud Pú­blica de Cuba informaba a la población el pasado miércoles 18 de junio la detección en nuestro país de seis casos importados de la enfermedad, y ratificaba la necesidad de intensificar la lucha antivectorial que desde hace años se realiza en todo el territorio nacional contra el mosquito Aedes aegypti. Al mismo tiempo, las autoridades sanitarias explicaban que el personal de salud está debidamente capacitado y se han adoptado las medidas requeridas para la atención de los casos.
 
VIRUS DEL CHIKUNGUNYA:
INFORMACIÓN NECESARIA
 
¿Qué significa chikungunya? Su nombre es de origen makonde —lengua de Tanzania, territorio donde fue detectado por primera vez en 1952— y significa enfermedad del hombre retorcido, porque las personas se encorvan debido al intenso dolor que les provoca en las articulaciones.
 
Es endémico del sudeste asiático, África y Oceanía, pero a América no había llegado hasta diciembre del 2013. Desde entonces se ha propagado rápidamente por el Caribe.
 
La OPS emitió desde finales del pasado año, una alerta epidemiológica ante la detección de los primeros casos de transmisión autóctona de fiebre por chikungunya en la región.
 
En el último reporte emitido por esta organización el 13 de junio, sobre la situación epidemiológica en las Américas en relación con el virus, estima en 165 mil 990 el número de casos reportados como sospechosos en países o territorios con transmisión autóctona de chikungunya. De estos, confirmados hay hasta la fecha unos 4 576, mientras suman 14 los fallecidos.
 
Respecto a los casos importados que se re­portan en países o territorios sin transmisión au­tóctona, el informe suma hasta la fecha unos 59. De estos, seis corresponden a Cuba, como dio a co­nocer la nota informativa del Ministerio de Sa­lud Pública, publicada en este diario en su edición del pasado miércoles 18 de junio; los cuales contrajeron la enfermedad en Haití y República Dominicana, donde ya suman miles los casos sospechosos.
 
Este virus, para el cual no hay vacuna ni tratamiento específico, se propaga por la picadura del mosquito del género Aedes, particularmente el Aedes aegypti y Aedes albopictus.
 
Los síntomas se establecen de forma brusca, son similares al dengue y comprenden fiebre alta, cefalea, mialgia y artralgia (predominantemente en las extremidades y las grandes articulaciones). También es frecuente la aparición de rash. Las formas graves de la enfermedad son poco frecuentes, y los síntomas suelen ir desapareciendo entre los 7 y 10 días, aunque la artralgia y la rigidez articular pueden persistir de forma intermitente du­rante varios meses.
 
En comparación con el dengue, la infección por chikungunya ocasiona un dolor más intenso y es localizado en las articulaciones y tendones; el inicio de la fiebre es más agudo y su duración más corta.
 
PERCEPCIÓN DE RIESGO EN CUBA

¿Existe percepción de riesgo en nuestro país ante las enfermedades transmitidas por vectores? Es mucho el camino que resta por andar en cuanto a la concientización de los ciudadanos, y los organismos en su responsabilidad ante las medidas de control vectorial; en particular contra el mosquito Aedes aegypti.
 
Sobre cómo Cuba se prepara para enfrentar la posible transmisión autóctona del virus del chikungunya, Granma conversó con el doctor Manuel Santín Peña, director nacional de Epi­demiología del Ministerio de Salud Pública, y la doctora Rosa María Ávalos, del departamento de Control Sanitario Internacional.
 
Ambos especialistas explicaron cómo el país ha reforzado el sistema de vigilancia en fronteras y las acciones sanitarias, sobre todo en el presente periodo de lluvias, donde se multiplican los reservorios de agua y por tanto los criaderos.
“Por la característica de transmisión vectorial que tiene el virus del chikungunya y la alta susceptibilidad de la población se preveía que se iba a extender en la región rápidamente, y así fue”, comentó el doctor Santín Peña.
 
“Cuba cuenta con la presencia de ambos vectores. En relación al Aedes aegypti, que es un mosquito de hábitat doméstico, la situación se complejiza, porque aún no hemos podido eliminarlo. Habría que preguntarse por qué —sin desconocer el salidero en la calle, la basura y los microvertederos— la inmensa mayoría de los criaderos siguen estando en los hogares y patios. La respuesta, denota falta de intención y percepción de riesgo en nuestra población”, explicó.
 
Datos ofrecidos a este diario recientemente por Ileana Morales, jefa del Departamento Na­cional de Control del Aedes aegypti sobre la situación actual de este vector en Cuba, señalaban que el 32 % de los municipios del país están considerados como alto riesgo por su nivel de infestación.
 
Más del 85 % de los focos —informó— se detectaron en las viviendas y los centros de trabajo, la mayoría en depósitos factibles de prever o controlar con las acciones del autofocal, como los tanques de agua.
 
Al respecto, el director nacional de Epi­de­miología explicó que “si bien es cierto que que­dan deficiencias técnicas por mejorar en el trabajo de la campaña antivectorial, también son muchas las personas que no perciben aún el riesgo de estas enfermedades, y no toman medidas ni favorecen y exigen la inspección de las viviendas. No podemos desconocer que Cuba está expuesta a riesgos permanentemente si no se eliminan los criaderos de Aedes aegypti”.
 
El Aedes albopictus, dijo, está presente en todas las provincias del país y tiene hábitos tanto rurales como urbanos, lo cual complejiza su erradicación; en tanto las medidas de control para este vector son las mismas que para el Aedes aegypti, a las que se suman otras como el tratamiento de zanjas y cañadas, oquedades de los árboles, limpieza de solares yermos, microvertederos y otras medidas de saneamiento.
 
Entre las causas que conspiran contra la lucha antivectorial, el doctor Santín Peña mencionó las viviendas cerradas constantemente, la negativa de los moradores para la inspección y tratamiento de las mismas; sobre todo cuando se trata de acceder a la fumigación, así como la no realización del examen autofocal. Por otra parte, dijo, no debe permitirse que se reporten los vistos sin que el operario inspeccione las casas, y recoja informaciones erróneas.
 
Sobre las medidas adoptadas ante el reporte de casos por virus del chikungunya en la región, el especialista indicó que se han realizado en todas las provincias y municipios capacitaciones al personal de salud, sobre la enfermedad y sus medidas de control. Están creadas las capacidades para garantizar la atención médica de los casos.
 
La doctora Rosa Ávalos recalcó la importancia del mayor riesgo que corren los viajeros, principalmente al área del Caribe, porque son los que mayores probabilidades tienen de contraer la enfermedad.
 
Al respecto, ambos entrevistados ratificaron la recomendación a estas personas, de adoptar medidas para su protección durante la estancia en estos territorios con los medios disponibles a fin de evitar que se infesten. “Se sugiere el uso de ropa que evite dejar expuesta la superficie de la piel, la aplicación de repelentes, permanecer en la medida de lo posible en lugares protegidos con mallas metálicas y estar informados de la situación epidemiológica del país al que viaje”.
 
Igualmente, señaló, acudir en las primeras 72 horas de su regreso al consultorio del Médico de la Familia para el control sanitario y de presentar algún síntoma de los referidos, personarse de inmediato a los servicios de salud más cercanos. “Debe pensarse en la posibilidad de haberse contagiado y con ello se pone en riesgo tanto su salud como la de su familia y la comunidad”.
 
En todos los casos el diagnóstico es confirmado en el Instituto de Medicina Tropical Pe­dro Kourí.
 
Se realizan las acciones de control vectorial, buscando la presencia de ambos mosquitos, y las medidas epidemiológicas, indagando dónde pudo haber ocurrido la transmisión y detectando otros posibles casos. Ello incluye, la destrucción de criaderos si se encuentran, higienización de la zona, acciones de vigilancia, y tratamiento adulticida (fumigación), como acciones de contención para evitar la diseminación del virus.
 
Además, el paciente sospechoso se ingresa en el hospital para garantizar un aislamiento efectivo y prevenir las complicaciones de la en­fermedad.

Se han reforzado las medidas de control en fronteras en puertos y aeropuertos con todos los viajeros procedentes de áreas de riesgo, para su seguimiento en el país.
 
Respecto a los colaboradores cubanos presentes en estos países del área, los especialistas señalaron que se han adoptado estrictas medidas de cuarentena, ya que muchos permanecen en comunidades infestadas.

“Desarrollamos con ellos el control en la fuente, y antes de viajar son sometidos a vigilancia por 14 días para asegurar al máximo posible que no son portadores de la enfermedad. Ciertamente tenemos colaboradores que han enfermado en países como Haití, con sospecha del virus por la sintomatología compatible, los cuales fueron tratados y su evolución fue favorable”.
 
Los pronósticos de desarrollar transmisión autóctona del virus del chikungunya en el país, de acuerdo con los entrevistados, dependerán en gran medida de lo que hagan la población y los organismos, pues está demostrado que las acciones sanitarias no están en capacidad de eliminar el vector por sí mismas, pues necesitan de la participación sistemática de los ciudadanos en las comunidades y centros laborales.
 
El índice del Aedes por encima de 0,05 por cada 100 viviendas, incrementa la probabilidad de transmitir enfermedades por este vector. Aumentar la educación higiénico-sanitaria de la comunidad en aras de ganar en percepción de riesgo es entonces vital.

Tomado de Granma

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