terça-feira, 24 de dezembro de 2013

LA CONSTITUCIÓN CUBANA

 
 
Sin el respaldo de instituciones y poderes públicos sólidamente establecidos, las constituciones son irrelevantes, mientras que sin leyes apropiadas es difícil consolidar institucionalmente a los estados modernos. Esa combinación no se ha logrado en Cuba.
 
Importantes personalidades de la vida política, social, cultural, académica y religiosa cubana y el propio presidente Raúl Castro, reconocen la necesidad de actualizar la Constitución Cubana. Si bien la Carta Magna vigente, adoptada en 1976 fue aprobada en referéndum por más del 97 por ciento del electorado de entonces, lo cual le confiere una extraordinaria legitimidad; también lo es que ser legítima no es lo mismo que ser pertinente o eficiente.
 
Aquella Constitución fue redactada y aprobada a partir de realidades, paradigmas, premisas y presupuestos que han perdido vigencia. La Constitución cubana no fue la única desactualizada sino que ello ocurrió en decenas de países, no solo ex socialistas. Aunque a las autoridades cubanas les disgustan los apremios; una vez que se ha reconocido que es preciso hacer algo, mientras más complejo y dilatado sea es más necesario comenzar.
 
En Cuba existe una extensa aunque ineficaz tradición constitucionalista, prueba de lo cual es que en 107 años (1869-1976) existieron siete constituciones. Cuatro de ellas estuvieron vigentes en la llamada “República en Armas” (Guáimaro (1869 - 1878), Baraguá (1878) Jimaguayú (1895) La Yaya (1897) y tres se adoptaron después de la independencia (1901,1940, y 1976).
 
La Constitución de 1901, redactada bajo la ocupación militar norteamericana fue elaborada por una Asamblea Constituyente integrada por 31 delegados de los cuales: 10 eran generales y 3 coroneles del Ejército Libertador, y 13 habían vivido en Estados Unidos.
 
La más afamada de las constituciones cubanas fue la de 1940, que estuvo vigente menos de 12 años, y tuvo escaso impacto en la vida nacional. La misma fue derogada por el golpe de estado de Fulgencio Batista en 1952.
 
La constitución vigente en Cuba fue redactada en 1976 por una Comisión Redactora integrada por 20 personas, y designadas por las máximas instancias del partido y el gobierno y sometida a amplias consultas populares. La influencia soviética en ese texto se refleja no solo en la estructura estatal que, por ejemplo excluyó la figura del Presidente de la República, suprimió la división de los poderes del Estado, la elección directa de las autoridades locales, sino también en los conceptos de funcionamiento de las instituciones. Es la única sometida a referéndum popular.
 
En la presente coyuntura caracterizada por un amplio proceso de reformas y un intenso debate ideológico y político asociado a la necesidad de renovar el socialismo y no solo de actualizar el modelo económico, y en atención a los llamados al perfeccionamiento institucional de la sociedad cubana, la dirección política pudiera apoyarse en la apertura de reflexiones en torno al texto constitucional, cosa que es una exigencia de la presente etapa y más aun del futuro.
 
Actualizar la constitución vigente, tomándose para ello todo el tiempo necesario y utilizando las tecnologías de comunicación que facilitan la participación del capital intelectual y del pueblo, permitirá definir ahora y bajo la conducción de la dirección histórica de la Revolución, el modelo político e institucional del país, avanzar en la democratización de la vida nacional, precisar el papel de las instituciones y organizaciones sociales y políticas, esclarecer sus perfiles y tareas, hacerlas idóneas y permitir que el proyecto nacional coincida con las expectativas de progreso de los ciudadanos.
 
En cualquier caso se trata de una asignatura pendiente que en algún momento habrá que vencer y, tal vez no haya una coyuntura mejor. Allá nos vemos.

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