por Nicanor León Cotayo
El senador republicano Marco Rubio actúa como un implacable Fiscal de Venezuela, pero enmudece de cara al genocidio israelí en Gaza.
Rubio comanda un grupo ultraderechista de la Cámara Alta que acusa a funcionarios venezolanos de violadores de los derechos humanos.
También les achacan ser corruptos, y su afán va dirigido a que Washington, como si fuera el dueño del Mundo, los sancione.
Este jueves, Diario Las Américas se hizo eco de pronunciamientos del senador en el sentido de que esas personas “no tienen derecho a venir a Estados Unidos”.
Como parte del mismo guión, el Departamento de Estado suspendió las visas a un grupo de ellas que no les resultan afines.
Pero este jueves Marco Rubio advirtió que espera sanciones “más fuertes” contra los referidos funcionarios.
Asimismo, dijo un periodista de Diario Las Américas, José Pernalete, arremetió contra líderes de Caracas “involucrados en corrupción y violación de los derechos humanos.”
También aseveró en un video desde Washington que está de acuerdo con la informada revocación de visas, pero que aguarda sanciones más severas.
Entonces llegó a tildar de “corrupto”, al canciller de Venezuela, Elías Jaua, quien había catalogado el tema visados como “una inmadurez” de la parte norteamericana.
A la vez, dijo esperar el beneplácito del Senado a un proyecto de ley dirigido a imponer sanciones a bienes y fondos “de quienes roban el dinero de los venezolanos”.
Según analistas, lo dicho sin pruebas transforma a Rubio en el portavoz insignia de la peor y más vacía retórica anti-Caracas que emana de Washington y Miami.
Este miércoles un periodista de el Nuevo Herald, Antonio María Delgado, escribió que “la espada de Damocles cuelga peligrosamente sobre el chavismo”.
Atribuyó el hecho a esfuerzos de legisladores de Estados Unidos, en primer lugar el senador Marco Rubio, y sus colegas Bob Menéndez y Bill Nelson, para dañar a figuras venezolanas.
El senador republicano Marco Rubio actúa como un implacable Fiscal de Venezuela, pero enmudece de cara al genocidio israelí en Gaza.
Rubio comanda un grupo ultraderechista de la Cámara Alta que acusa a funcionarios venezolanos de violadores de los derechos humanos.
También les achacan ser corruptos, y su afán va dirigido a que Washington, como si fuera el dueño del Mundo, los sancione.
Este jueves, Diario Las Américas se hizo eco de pronunciamientos del senador en el sentido de que esas personas “no tienen derecho a venir a Estados Unidos”.
Como parte del mismo guión, el Departamento de Estado suspendió las visas a un grupo de ellas que no les resultan afines.
Pero este jueves Marco Rubio advirtió que espera sanciones “más fuertes” contra los referidos funcionarios.
Asimismo, dijo un periodista de Diario Las Américas, José Pernalete, arremetió contra líderes de Caracas “involucrados en corrupción y violación de los derechos humanos.”
También aseveró en un video desde Washington que está de acuerdo con la informada revocación de visas, pero que aguarda sanciones más severas.
Entonces llegó a tildar de “corrupto”, al canciller de Venezuela, Elías Jaua, quien había catalogado el tema visados como “una inmadurez” de la parte norteamericana.
A la vez, dijo esperar el beneplácito del Senado a un proyecto de ley dirigido a imponer sanciones a bienes y fondos “de quienes roban el dinero de los venezolanos”.
Según analistas, lo dicho sin pruebas transforma a Rubio en el portavoz insignia de la peor y más vacía retórica anti-Caracas que emana de Washington y Miami.
Este miércoles un periodista de el Nuevo Herald, Antonio María Delgado, escribió que “la espada de Damocles cuelga peligrosamente sobre el chavismo”.
Atribuyó el hecho a esfuerzos de legisladores de Estados Unidos, en primer lugar el senador Marco Rubio, y sus colegas Bob Menéndez y Bill Nelson, para dañar a figuras venezolanas.
Como era de esperar, tal maquinación recibió un ardiente apoyo de la congresista republicana Ileana Ros-Lehtinen.
¿Cuándo tiene lugar ese nuevo espectáculo anti-chavista? En momentos que amplios sectores de la humanidad contemplan horrorizados la masacre que ejecuta Israel contra los habitantes de Gaza.
Más de 1500 palestinos muertos, miles de heridos, una gran multitud de refugiados y de familias que huyen luego de perder todos sus bienes.
La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navy Pillay, declaró que Estados Unidos provee a Israel con artillería pesada para usarla en Gaza.
Pero también, subrayó, ha gastado casi mil millones de dólares con destino a la protección de los civiles israelíes contra los cohetes.
Durante una rueda de prensa la funcionaria de Naciones Unidas recordó que los civiles palestinos carecen de ese amparo.
Una tragedia sintetiza a muchas en Gaza. Ocurrió esta semana cuando la metralla israelí destrozó a una de las escuelas que la ONU auspicia en ese territorio.
El plantel, narró un cable de la Associated Press (AP), se encontraba “atestado con cientos de palestinos que buscaban refugiarse”.
La agencia, no de Rusia, sino de Estados Unidos, agregó que el ataque israelí “dejó un panorama de almohadas, sabanas y ropas de niño salpicadas de sangre”.
Un frío comunicado del ejército de Tel Aviv se limitó a decir que esa escuela, donde murieron al menos 19 civiles, “no era de ninguna manera un blanco”.
El hecho provocó tal escándalo, que hasta el gobierno de Estados Unidos se vio forzado a desaprobarlo.
Lo hizo a través de su vocero, Josh Earnest, quien reprochó el bombardeo a ese plantel de Naciones Unidas en Gaza.
Un aspecto delicado de sus palabras fue cuando reconoció la existencia de “pocas dudas” sobre la procedencia del ataque desde Israel.
Earnest declaró en cuanto a eso: “El bombardeo de una instalación de Naciones Unidas que esta albergando a civiles inocentes que huyen de la violencia es totalmente inaceptable y totalmente indefendible”.
Y el vocero prosiguió: “Está claro que necesitamos que nuestros aliados en Israel se esfuercen más para cumplir con los altos estándares que establecieron para ellos mismos“.
Sin embargo, todavía el senador floridano Marco Rubio, tan rigurosamente severo con Venezuela, no ha emitido ni una queja por este descomunal suplicio humano, a la vista en el diminuto territorio de Gaza.
Cuando algún día Rubio se presente a la vista de Dios, si no le llevaron a otro lugar, de una forma u otra le acompañarán los recuerdos de Venezuela y Gaza.
Y entonces habría que ver cómo explica, al mismo tiempo, tanto odio, por un lado, y una actitud implícitamente cómplice por el otro.
¿Cuándo tiene lugar ese nuevo espectáculo anti-chavista? En momentos que amplios sectores de la humanidad contemplan horrorizados la masacre que ejecuta Israel contra los habitantes de Gaza.
Más de 1500 palestinos muertos, miles de heridos, una gran multitud de refugiados y de familias que huyen luego de perder todos sus bienes.
La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navy Pillay, declaró que Estados Unidos provee a Israel con artillería pesada para usarla en Gaza.
Pero también, subrayó, ha gastado casi mil millones de dólares con destino a la protección de los civiles israelíes contra los cohetes.
Durante una rueda de prensa la funcionaria de Naciones Unidas recordó que los civiles palestinos carecen de ese amparo.
Una tragedia sintetiza a muchas en Gaza. Ocurrió esta semana cuando la metralla israelí destrozó a una de las escuelas que la ONU auspicia en ese territorio.
El plantel, narró un cable de la Associated Press (AP), se encontraba “atestado con cientos de palestinos que buscaban refugiarse”.
La agencia, no de Rusia, sino de Estados Unidos, agregó que el ataque israelí “dejó un panorama de almohadas, sabanas y ropas de niño salpicadas de sangre”.
Un frío comunicado del ejército de Tel Aviv se limitó a decir que esa escuela, donde murieron al menos 19 civiles, “no era de ninguna manera un blanco”.
El hecho provocó tal escándalo, que hasta el gobierno de Estados Unidos se vio forzado a desaprobarlo.
Lo hizo a través de su vocero, Josh Earnest, quien reprochó el bombardeo a ese plantel de Naciones Unidas en Gaza.
Un aspecto delicado de sus palabras fue cuando reconoció la existencia de “pocas dudas” sobre la procedencia del ataque desde Israel.
Earnest declaró en cuanto a eso: “El bombardeo de una instalación de Naciones Unidas que esta albergando a civiles inocentes que huyen de la violencia es totalmente inaceptable y totalmente indefendible”.
Y el vocero prosiguió: “Está claro que necesitamos que nuestros aliados en Israel se esfuercen más para cumplir con los altos estándares que establecieron para ellos mismos“.
Sin embargo, todavía el senador floridano Marco Rubio, tan rigurosamente severo con Venezuela, no ha emitido ni una queja por este descomunal suplicio humano, a la vista en el diminuto territorio de Gaza.
Cuando algún día Rubio se presente a la vista de Dios, si no le llevaron a otro lugar, de una forma u otra le acompañarán los recuerdos de Venezuela y Gaza.
Y entonces habría que ver cómo explica, al mismo tiempo, tanto odio, por un lado, y una actitud implícitamente cómplice por el otro.
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