Mientras América Latina le brinda su apoyo incondicional, la Revolución
Bolivariana con su líder Nicolás Maduro al frente, libran una dura
batalla contra las agresiones de Estados Unidos y la derecha
internacional...
El gobierno venezolano ha recuperado miles de toneladas de productos acaparados. (La Jornada)
|
Venezuela vive en estos días momentos de máxima
tensión en su enfrentamiento con los planes desestabilizadores de la
derecha interna y las agresiones unilaterales de Estados Unidos, en una
estrategia escalonada desde el pasado 23 de enero, concebida para el
derrocamiento de la Revolución Bolivariana liderada por el presidente
Nicolás Maduro.
Aunque los enemigos del proceso político bolivariano nunca han cejado
en sus proyectos para eliminar el socialismo del siglo XXI iniciado por
el fallecido mandatario Hugo Chávez Frías en 1999, en la actualidad los
halcones imperialistas se lanzan de lleno contra Venezuela con el apoyo
de sus aliados internos y de la región, además del Estado español, para
tratar de crear un desgaste político insuperable.
Más de dos años de resistencia popular vive la patria de Chávez contra
una guerra económica fortalecida en los últimos meses por una gran parte
del empresariado privado acaparador y contrarrevolucionario, que busca
el malestar de la población sometida a una presión psicológica por la
falta de insumos utilitarios, los que ahora incluso puede adquirir
gracias a la política social inclusiva de la Revolución.
Para contrarrestar la ofensiva, el gobierno extremó la fiscalización,
la que arrojó que existían miles de toneladas de productos acaparados.
Estas acciones permitieron visibilizar y detener a propietarios de
entidades acaparadores, en tanto se organizaron mega-operativos de
Mercados de Alimentos y se mantiene un importante subsidio a productos
de la canasta básica, a precios justos, al igual que en los
medicamentos, entre otras medidas.
Ocurren también provocaciones internacionales contra un gobierno
legítimo, como la reciente visita a Caracas de tres ex presidentes
neoliberales que apoyaron la implantación del sistema encaminado a
destruir sus economías nacionales: Andrés Pastrana, de Colombia, Felipe
Calderón, de México, y Sebastián Piñera de Chile, reconocidos líderes de
la derecha latinoamericana.
Estos políticos viajaron a la capital venezolana para participar en un
foro de derechos humanos organizado por reconocidos disidentes –al que
envió una indignante misiva el también ex mandatario costarricense Oscar
Arias- , e intentaron, sin permiso de las autoridades oficiales,
visitar en la cárcel a Leopoldo López, uno de los dirigentes de las
llamadas guarimbas o ataques armados que costaron la vida de 43
personas. López, preso por su liderazgo en las guarimbas, se niega a
personarse en el juicio que le sigue la justicia venezolana.
En las últimas semanas se develaron elementos de la estrategia de
Estados Unidos contra Venezuela, combinando el golpe de Estado
económico, las operaciones psicológicas, y una delirante campaña
mediática y diplomática que articula a los sectores más conservadores de
Washington, el Estado español y sectores latinoamericanos de esa
tendencia.
Este conjunto de medidas extremas van encaminadas a crear el caldo de
cultivo que impida al gobierno y su Partido Unido de la Revolución
Socialista (PSUV) ganar los comicios legislativos previstos para el
segundo semestre de este año, en una especie de copia fiel de la
estrategia utilizada en Chile en el derrocamiento del presidente
socialista Salvador Allende (1970-1973).
Algunos analistas consideran que incluso otra fórmula sería incrementar
las medidas contrarrevolucionarias para que la derecha ocupe el mayor
número de escaños en la Asamblea Nacional, y desde esa instancia
propiciar un golpe de estado parlamentario, al estilo de lo que hicieron
contra el presidente Fernando Lugo en Paraguay.
Hace pocos días, el presidente del Parlamento, Diosdado Cabello, fue
blanco de la ofensiva de varios órganos de prensa que responden a la
derecha internacional, acusándolo de ser el jefe de un cártel de drogas
en Venezuela. Esa información manipulada, que el propio Cabello se
encargó de desmentir exigiendo pruebas, fue reproducida por medios como
ABC y El País, de España, el Nuevo Herald, de Miami, Clarín y La Nación,
de Argentina, NTN24 y RCN de Colombia e Infobae.
Aunque Estados Unidos nunca concordó con el socialismo de Chávez y
Maduro, ahora acabó de quitarse la careta con la amenaza de sanciones
unilaterales, arbitrarias e injerencistas, que su gobierno pretende
imponer al país suramericano.
Luego de su asistencia a la III Cumbre de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en Costa Rica, el presidente Maduro
denunció que el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, sostuvo
reuniones con jefes de Estado y/o Gobierno de países caribeños, a
quienes presionó para que abandonen Petrocaribe, el ente regulador
creado por Chávez para evitar el colapso de economías pobres, a los que
entrega petróleo a precios preferenciales. El argumento utilizado por
Biden es que Maduro sería derrocado en los próximos meses, según
denunció el presidente.
En una descarada intromisión en los asuntos internos de una nación
soberana, poco después el general Vincent Stewart, director de la
Agencia de Inteligencia del Departamento de Estado, concurrió a la
Comisión de Asuntos Militares de la Cámara de Representantes para
anunciar las eventuales “amenazas internacionales” al país norteño.
Stewart explicó a los Representantes que este año continuaría la
desestabilización en Venezuela. “En este año -aseguró- nosotros
anticipamos que las organizaciones estudiantiles y la oposición política
van a organizar protestas en los meses previos a las elecciones
legislativas”. Stewart, además, relacionó los comicios con “lo que eso
podría significar en términos de violencia y los derechos humanos”.
“Stewart fue al congreso ayer a hablar de Venezuela, dijo Maduro el
pasado 4 de febrero. ¿ Qué pasaría, preguntó, si un alto funcionario de
Venezuela fuera al Congreso a decir qué va a pasar en la sociedad
estadounidense a opinar sobre los asuntos internos de Estados Unidos?.
La arremetida contrarrevolucionaria ocurre justamente cuando Venezuela –
como muchos otros países exportadores de petróleo- sufre la caída de
los precios del crudo, pero aun así no abandona su Plan Nacional de la
Economía, que incluyó un aumento reciente del 15% en los salarios, la
construcción de más de 400 mil viviendas y la continuidad de los planes
sociales.
En medio de este panorama, la Revolución Bolivariana camina acompañada
por los gobiernos populares nacidos de las urnas, en consonancia con el
de Caracas.
El secretario general de la Unión Suramericana de Naciones (UNASUR),
Ernesto Samper, se solidarizó con el proceso político venezolano y
rechazó la injerencia estadounidense en sus asuntos internos, luego de
reunirse con Maduro, quien solicitó el respaldo de las organizaciones
integracionistas con la Revolución. Samper prometió iniciar una nueva
iniciativa diplomática con la Casa Blanca en el interés de evitar nuevas
injerencias.
Según trascendió, Uruguay será sede de un próximo encuentro
extraordinario de los 12 cancilleres de esa organización para acompañar a
Venezuela frente a los intentos de desestabilización de Estados Unidos,
defender la democracia y mantener la paz en ese país.
El canciller de Ecuador, Ricardo Patiño, hizo el anunció este lunes
tras una reunión en Montevideo del Comité de Cancilleres del organismo
regional, a la que asistió Samper, expresidente de Colombia, y destacó
que las sanciones estadounidenses merecen una reacción inmediata de
UNASUR, cuya presidencia temporal está en manos de Uruguay.
Patiño reiteró la necesidad de defender a Venezuela y los países de la
región de cualquier amenaza extranjera que afecte la prosperidad y paz
mantenida en los últimos años, indicó la agencia de noticias Prensa
Latina.
También el mandatario ecuatoriano Rafael Correa, en la presidencia pro
témpore de la CELAC, ofreció la solidaridad de esa organización
integrada por 33 naciones a Venezuela, al igual que lo hizo este lunes
el presidente saliente de Uruguay, José Mujica, quien aseguró que
agredir a la nación de Chávez era agredir a América Latina y El Caribe
en su totalidad.
De igual manera, el Movimiento de Países no Alineados rechazó la
injerencia de la Casa Blanca en los asuntos internos venezolanos y
exigió un diálogo democrático para evitar la desestabilización de la
región latinoamericana.
Tomado de Cubahora
Nenhum comentário:
Postar um comentário