Por Guillermo Alvarado
El extraordinario aporte realizado por Cuba en el combate a las dos
epidemias más graves que enfrenta la humanidad en estos momentos, el
ébola en África occidental y el cólera en Haití, fue valorado y
reconocido en las últimas horas por representantes de la comunidad
internacional.
En Bruselas, sede de los principales organismos de la Unión Europea,
el chipriota Christos Stylianides dijo que el mundo debe estar
agradecido con la Mayor de las Antillas por poner al servicio de los más
necesitados su experiencia y sus conocimientos en materia médica.
Stylianides, comisario europeo para ayuda humanitaria y enviado
especial del bloque continental para el enfrentamiento al ébola, recibió
a la viceministra cubana de Salud, Marcia Cobas, a quien dijo que tuvo
oportunidad de apreciar en el lugar de los hechos el trabajo humanitario
desplegado por los especialistas de la nación caribeña.
Cuba, un pequeño país sometido a un férreo bloqueo económico,
comercial y financiero por la mayor potencia mundial, Estados Unidos,
fue el primero en responder al llamado urgente de la ONU y la
Organización Mundial de la Salud para enfrentar la epidemia desatada en
Liberia, Guinea y Sierra Leona.
Hay en la actualidad más de 250 profesionales en esta lucha, quienes
han logrado éxitos indiscutibles gracias a la calidad de su formación,
su humanismo y dedicación a los pacientes.
Respecto al cólera propagado en Haití tras el devastador terremoto de
2010, Pedro Medrano, coordinador principal de Naciones Unidas para
responder a esta emergencia, calificó de excepcional el papel jugado por
el personal de la salud de Cuba para atender a los infectados y evitar
la propagación de la enfermedad.
El funcionario puso de relieve la posibilidad de contar con una
vacuna cubana, lo cual permitiría tener una nueva herramienta pues la
disponibilidad actual es limitada, y su uso debe priorizarse para los
momentos más graves.
Debe señalarse, además, que en ambas regiones, en África occidental y
en Haití, los cubanos ya estaban trabajando allí antes de que
estallasen las emergencias.
La vocación solidaria cubana nació junto con el triunfo de la
Revolución y es muestra de los elevados principios practicados y
defendidos por este proceso, cuyos beneficios llegan hasta donde haya
una población necesitada, sin condicionamientos de ningún tipo.
Llama la atención que mientras la Unión Europea y la ONU reconocen
esta realidad, en Estados Unidos el trasnochado senador Bob Menéndez
insiste en mantener a Cuba en la irracional lista de Estados
patrocinadores del terrorismo.
Tuvo este sujeto la desdichada ocurrencia de decir que Cuba “debilita
la seguridad internacional”, lo que podría llamar a la risa, de no ser
muestra del oscuro pensamiento de personas de su calaña, que silencian
que en Miami asesinos confesos se pasean por las calles, o en Chicago
hay cárceles clandestinas donde la policía tortura a los detenidos,
mientras en algún país de los más pobres del mundo médicos cubanos
arriesgan sus vidas para salvar las de sus semejantes.
No hay peor ciego, amigos, que el que no quiere ver.
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