La Habana, 10 0ct (AIN) Deslumbrante fue el concierto de los pianistas
Chucho Valdés y el chino Lang Lang, conducidos por la estadounidense
Marin Alsop con la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba (OSNC), en la
Plaza de la Catedral de esta capital.
Por vez primera esas dos
luminarias de la pianística -quienes mutuamente se admiran- tocaron
juntos, y la Alsop, violinista y directora de las orquestas sinfónicas
de Baltimore -Estados Unidos- y de Sao Paulo, en Brasil, condujo a la
OSNC a la altura de tan conspicuos solistas.
Histórica calificó
la velada Orlando Vistel, presidente del Instituto Cubano de la Música
(ICM), al recibir la donación del piano en que tocó Lang Lang -valorado
en 146 mil 663 dólares- de manos de Ronald Loesby, presidente de la
empresa Steinway & Sons, una de las marcas productoras más
apreciadas del mundo.
Vistel destacó que los músicos cubanos
valoran a los Steinway de exquisitos; dijo que este instrumento
protagonizará futuras presentaciones acordes con su calidad y que este
gesto altruista constituye uno de los grandes acontecimientos musicales
en el país.
El productor y promotor cultural Ronald Erick Latzky,
de Nueva York, agradeció a todos quienes tuvieron que ver con cada
detalle del concierto, especialmente a Loesby, e hizo votos para que
todos juntos puedan recorrer el futuro de la música en Cuba.
Enrique
Pérez Mesa, director de la OSNC, entregó a los distinguidos huéspedes
la medalla conmemorativa por los 50 años de su agrupación.
A Loesby también se le obsequiaron un tres, instrumentos de cuerdas autóctono cubano, esencial para tocar el son.
Lang
Lang, considerado el mejor pianista mundial del momento, presentó
credenciales de excelencias con el primer movimiento del Concierto para
Piano y Orquesta de Piort Chaykovski; con tal ejecución, no solo
evidenció su virtuosismo , sino también una expresividad impactante con
sus manos y todo su cuerpo.
Pero en realidad maravilló a la
audiencia al interpretar Y la negra baila, de Ernesto Lecuona,
derrochando esa sabrosura que muchos consideran privativa solo de los
latinos.
El momento esperado ocurrió cuando Chucho y Lang Lang
tocaron al unísono piezas netamente cubanas, de la autoría de Lecuona y
Antonio María Romeu.
Todo parecía llegado a su clímax cuando
ambos la emprendieron con Victory Stride , pieza clásica del
estadounidense James P. Johnson, bautizado como El Padrino del Jazz. Un
programa estelar que se completó con obras de George Gershwin, Eduad
Elgar y el propio Chucho.
Fuera del programa, cuando los ánimos
estaban caldeados al máximo, los tecladistas, a dúo, secundados por la
orquesta, interpretaron El cumbanchero, del boricua Rafael Hernández,
en bromista improvisación que provocó carcajadas y el delirio de la
audiencia.
Para cerrar, todos los artistas entonaron el tradicional Felicidades en honor a Chucho por su cumpleaños 74.
Nenhum comentário:
Postar um comentário