A 80 años de su nacimiento, testimonios de quienes lo conocieron nos describen algunas facetas de su personalidad
5 de diciembre de 2014 18:12:45
Foto: Archivo |
Para el Che, era uno de esos hombres que se imponen en la primera entrevista: “Tenía unos ojos de una profundidad extraordinaria (los cuales) mostraban enseguida al hombre poseído por una causa, con fe en la misma, y además que ese hombre es un ser superior. Hoy se le llama el inolvidable Frank País; para mí, que lo vi solo una vez, es así […] Nos dio una callada lección de orden y disciplina, limpiando nuestros fusiles sucios, contando las balas y ordenándolas para que no se perdieran. Desde ese día me hice el propósito de cuidar más mi arma”.
AMOR FILIAL
Frank Isaac País García nació en
Santiago de Cuba el 7 de diciembre de 1934. Doña Rosario, su madre,
relató en un testimonio: “Eran muy unidos los tres hermanos. Frank era
un poco el cabecilla, el guía… Cuando yo enfermaba, él distribuía las
responsabilidades. Cada Día de las Madres, a las cinco de la mañana,
entraba a mi cuarto seguido de los hermanos. Me despertaban con una
canción. Me regalaban flores. (…) Más tarde, ni aun en los más crudo de
la lucha, dejaba de enviarme el Día de las Madres un ramo de flores”.
Después del asalto al Moncada,
Frank cayó preso por redactar un manifiesto titulado Asesinato, donde
condenaba los crímenes perpetrados. Al joven manzanillero Manuel
Echeverría también lo detuvieron en su ciudad por protestar contra esos
crímenes y fue trasladado a Santiago de Cuba, donde lo ubicaron en una
galera en la que no quedaban literas vacías. Se tendió en el piso, con
un maletín por almohada. Frank quitó el colchón de su camastro y se lo
ofreció. Luego rememoraría: “Un blanco de facciones muy finas y de
hablar bajo vino hacia nosotros y nos ratificó que él no podía permitir
que durmiéramos en el suelo. Nos deseó buenas noches y regresó a su
cama”.
En el año 1954 Frank vertebró
un movimiento, Acción Revolucionaria Oriental (ARO), para la lucha
armada contra la tiranía, el cual se transformó posteriormente en Acción
Nacional Revolucionaria (ANR) al incorporársele jóvenes de Camagüey. Al
salir Fidel de prisión en mayo de 1955, agrupó en el Movimiento 26 de
Julio, junto con los moncadistas, a muchos revolucionarios de diverso
origen. Frank y toda la membresía de la ANR se incorporaron a la nueva
organización.
Fidel, al conocerlo en México, a inicios de agosto de 1956,
afirmaría: “He podido comprobar todo cuanto me habían dicho sobre las
magníficas cualidades de organizador, el valor y la capacidad de Frank.
Nos hemos entendido muy bien”.
En apoyo al desembarco del Granma, el joven santiaguero organizó y
dirigió el levantamiento del 30 de noviembre. Al nacer el Ejército
Rebelde le brindó apoyo en armas, hombres y pertrechos, y devino junto
con Celia Sánchez, uno de los más eficaces colaboradores del grupo
guerrillero en sus inicios.
Según el
combatiente Agustín Navarrete, cuando ambos estaban clandestinos, citó a
doña Rosario y a América, la novia, “a cinco o seis cuadras de
nosotros. Pero teníamos un catalejo y se distinguía bien. Había que ver
la cara de ese muchacho cuando las vio, comenzó a dar brincos, se reía y
me dio el catalejo. Ellas miraban a todos lados, buscando dónde
debíamos estar. Frank las estuvo mirando largo rato y después, acostado
en su cama, se reía y reía de la alegría de haberlas visto”.
Con la complicidad de la combatiente Asela de los Santos, Frank llevó
una noche a América a un pequeño restaurante que existía en el sótano
del teatro Aguilera. “Me sentía sobresaltada; y ellos, felices. A las
doce, nos marchamos. Puedes imaginarte la reprimenda que me gané de la
Dirección del Movimiento. Reprimenda merecida. Pero creo que no podía
haber hecho otra cosa, que valió la pena, fue la última vez que pudieron
estar juntos”.
En
carta a Celia Sánchez, fechada el 31 de julio de 1957, Fidel escribía.
“No puedo expresarte la amargura, la indignación, el dolor infinito que
nos embarga. ¡Qué bárbaros! Lo cazaron en la calle cobardemente,
valiéndose de todas las ventajas que disfrutan para perseguir a un
luchador clandestino. ¡Qué monstruos! No saben la inteligencia, el
carácter, la integridad que han asesinado. No sospecha siquiera el
pueblo de Cuba quién era Frank País, lo que había en él de grande y
prometedor... ¿Alguien puede estar pensando en su vida después de ver
asesinado a Frank País, el más valioso, el más útil, el más
extraordinario de nuestros combatientes?”.
Tomado de Granma
Nenhum comentário:
Postar um comentário