Rajko Bozic., Adrián Mozón ingredientes claves del potaje de la USAID
que la AP acaba de revelar. Ay mamá… Composición: Visión desde Cuba. |
Amplia repercusión tiene hoy en sitios, blogs, redes sociales y entre
mis compatriotas “a boca de calle” las nuevas revelaciones de la Agencia AP sobre el financiamiento de la USAID
a un nuevo proyecto subversivo con jóvenes raperos como protagonistas.
Los que tal vez nunca vieron mucho de malo en los textos de “Los aldeanos” ahora mismo estarán intentando justificar todo lo que pretendieron cambiar la realidad. Mejor les dejo con lo divulgado por la AP, porque no quiero tener que decirles: ¡Vieron, se los dije!
A principios de 2009, un contratista de una entidad federal de Estados Unidos envió a un promotor musical a Cuba con
la orden de reclutar a uno de los raperos más conocidos de La Habana
para desatar un movimiento juvenil en contra del gobierno cubano.
Se trataba de un proyecto, en la Cuba comunista, que podía haber llevado a la cárcel al promotor serbio Rajko Bozic. Así
que cuando le hizo su propuesta al artista Aldo Rodríguez, Bozic no le
mencionó sus verdaderas intenciones, ni que estaba trabajando para la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
Con su peinado rasta, su cuerpo musculoso y tatuado, Aldo era un
héroe en el mundo ‘underground’ del hip-hop cubano por las letras de sus
canciones que protestaban por el control del gobierno cubano sobre
aspectos de la vida diaria, en piezas como “El rap es guerra”, palabras
que tiene escritas en un antebrazo.
El y su grupo, Los Aldeanos, estaban a punto de caer, sin saberlo, en un enfrentamiento entre Washington y La Habana, según muestran miles de páginas de documentos obtenidos por The Associated Press y decenas de entrevistas.
En momentos que el gobierno cubano volvía su mirada al grupo de Aldo
—su primer disco se llamó “Censurado”— Bozic fue enviado a subirle el
volumen a sus canciones de protesta.
El proyecto secreto de la USAID y los artistas hip-hop cubanos
trataba de diseminar una “revolución democrática”, pero como otras
operaciones estadounidenses en la isla, fue implementado por simples
aficionados.
Documentos muestran que USAID puso en peligro a cubanos
inocentes y a sus propios contratistas a pesar de que había claras
señales de alerta. Las autoridades detuvieron o interrogaron a músicos o a operativos de USAID y les confiscaron varias veces sus computadoras y unidades de memoria, que en algunos casos contenían material que los vinculaba con entidad federal estadounidense.
En una declaración escrita, USAID dijo que estos programas
eran parte de un contrato de cuatro años que terminó en 2012, pero negó
que fueran clandestinos.
“Cualquier afirmación de que nuestro trabajo es secreto o encubierta
simplemente es falso”, dijo USAID en un comunicado el miércoles. Sus
programas estaban orientados a fortalecer a la sociedad civil “a menudo
en lugares donde la participación ciudadana es oprimida y donde las
personas son acosadas, arrestadas, sometidas a lesiones físicas o peor”.
Creative Associates se abstuvo de hacer comentarios.
La operación funcionó de manera simultánea con otros dos programas de
USAID revelados por la AP previamente este año: el lanzamiento de una
especie de “Twitter cubano” llamado ZunZuneo
y otro programa que envió a la isla jóvenes latinoamericanos a provocar
disensión, y que también incluyó elaborados subterfugios, como la
creación de una organización de fachada y un exótico entramado
financiero para ocultar la participación norteamericana.
USAID enfocó sus esfuerzos en algunos de los más destacados
músicos cubanos, entre ellos dos de sus íconos con vínculos con el
gobierno, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés e, incluso, a un miembro de la familia de Fidel Castro.
Todo giraba en torno a una estrategia de manipulación sutil. Bozic,
con su cabello negro corto y su sonrisa sarcástica, fue contratado por
Creative Associates International, una compañía que suscribió un
contrato multimillonario con USAID. Su objetivo:
hacerse al mando del movimiento hip-hop de la isla “para ayudar a la
juventud cubana a romper el bloqueo informativo” y crear “redes
juveniles para el cambio social”, según muestran los documentos.
Los contratistas de Creative contratarían a Aldo y a otros
músicos cubanos para proyectos que aparentemente eran iniciativas
culturales pero que en realidad estaban dirigidos a impulsar su
visibilidad y estimular a sus fans para retar al gobierno cubano. El truco era hacerlo sin que los arrestaran.
Aunque parece inverosímil que Estados Unidos echara mano de
la música para generar resistencia al gobierno de Raúl Castro, había un
precedente: el proyecto de Bozic se inspiró en conciertos de protesta
del movimiento estudiantil que ayudó a derrocar al entonces presidente
serbio Slobodan Milosevic en 2000.
Bozic había estudiado el entorno hip-hop cubano y llegó a la
conclusión de que por ser una fuente de disenso, ofrecía una oportunidad
poco común y con un potencial para desarrollar la misión de promoción
de la democracia de USAID.
“Permanentemente, algunos de los artistas interpretan
canciones que rebosan de enojo, que critican con fuerza al régimen”,
escribió Bozic tras un viaje en 2009.
Pero el proyecto hip-hop era difícil de ocultar.
Bozic trabajaba en escenarios públicos en un país donde la música está
inextricablemente unida a la política y la vida cotidiana.
El gobierno ya estaba cancelando las presentaciones de hip-hop e
incluso había creado una agencia para regular el hip-hop: La Agencia
Cubana del Rap.
“No debemos subestimar el potencial del gobierno para reconocer el peligro”, dijo Bozic a Creative en un memorando.
Bozic notó que los músicos cubanos estaban abiertos a
recibir ayuda del extranjero, pero se mostraban recelosos de Estados
Unidos. Cualquiera que fuera sorprendido participando en una
operación de USAID podía ir a la cárcel. La financiación era un asunto
“a discutirse sólo con contactos de alta confidencialidad”, escribió
Bozic.
Así que el serbio le dijo a Aldo que trabajaba en medios alternativos y mercadotecnia.
Los dos hablaron en un apartamento en un tercer piso desde donde se
podía ver el Zoológico de la Habana y que Aldo compartía con su madre.
Pero se fueron a un bar para evitar la molestia del teléfono del rapero,
que no cesaba de sonar. Parecía que todos tenían algo que pedirle a
Aldo.
Para los abrumados raperos, la propuesta de Bozic de financiar un
proyecto televisivo que mostrara el trabajo de estos jóvenes músicos,
sonaba sincero. La música se distribuiría en el entorno
underground cubano en DVD y unidades de memoria. Era una propuesta
atractiva y Aldo aceptó, informó Bozic a Creative.
Artistas traviesos
Los Aldeanos se presentaron en el poblado de Candelaria el 5 de junio
de 2009. Frente a unos 150 fans, rapearon sobre la censura y el hecho
de que les prohibieran presentarse en público en la capital. Bozic y su
equipo grabaron la presentación del concierto.
La policía llegó después de la última canción. Buscaban a los músicos que estaban cantando “cosas contrarrevolucionarias”. Mientras los raperos discutían con los uniformados, Bozic y su equipo de extranjeros se escabulleron. Aldo y el camarógrafo pasaron la noche en la cárcel por “perturbar al público”, informó el serbio.
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