Por Cira Rodríguez César* |
La Habana, (PL) El 2014 fue para la economía cubana el año en que
arrancaron nuevos motores para su despegue definitivo en 2015, y dejar
atrás la desaceleración de los últimos años, con la contribución de
nuevos componentes como la Ley 118 de la Inversión Extranjera. (RadioPL)
Dentro de los importantes cambios y reacomodos estructurales que tienen
lugar en Cuba, esta fue sin dudas una de las más renovadoras políticas
asumidas como parte de la actualización del modelo económico.
Con la aprobación el 29 de marzo de esa legislación y su posterior
entrada en vigor el 28 de junio, se asumió la inversión extrajera como
un elemento activo y fundamental para el crecimiento de determinados
sectores y actividades económicas.
Con ella comenzó la promoción
de la presencia de capital foráneo sobre la base de una amplia y
diversa Cartera de Proyectos, por etapas y en sectores potenciales,
priorizando la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM).
Se
trata de incentivar el desarrollo de proyectos integrales que generen
encadenamientos productivos y orientar la inversión a sectores de
exportación y a la sustitución de importaciones, así como a eliminar
cuellos de botella en las cadenas productivas, favoreciendo la
modernización, la creación de infraestructura y el cambio del patrón
tecnológico.
Las amplias oportunidades que Cuba ofrece a los
inversionistas extranjeros, contenidas en una amplia cartera de
negocios, son sin lugar a dudas atrayentes para en el más breve plazo
potenciar y afianzar vínculos comerciales que aporten capital,
tecnologías y mercado.
Se trata de 246 proyectos bien pensados y
conformados por sectores prioritarios por un monto de ocho mil 700
millones de dólares, para el desarrollo de la isla dentro de las
estrategias concebidas para su actualización económica.
Cada uno
de ellos cuenta con una ficha resumen, monto estimado de la inversión,
potencialidad del mercado al que estará dedicado y resultados esperados,
entre los principales aspectos.
Este portafolio de negocios
representa un primer paso, dado a conocer en la XXII Feria Internacional
de La Habana, que deberá actualizarse periódicamente, pues las
propuestas han sido formuladas por las empresas en correspondencia con
su interés y con los planes perspectivos de desarrollo del país.
Sobre esa base el ministro de Comercio Exterior y la Inversión
Extranjera, Rodrigo Malmierca, adelantó que la segunda estará mejor
confeccionada, pues deberá contener mayor profundidad en la información
sobre cada proyecto, y también un enfoque dirigido más intencionalmente
al establecimiento de encadenamientos productivos.
Luego de
entender la inversión extranjera solo como un complemento a los
esfuerzos nacionales, las autoridades cubanas parecen convencidas ahora
del carácter prioritario que debe tener esa opción para reanimar la
industria y ganar competitividad en el mercado internacional con las
producciones locales.
Muy esperada por el empresariado nacional y
foráneo, la nueva cartera de oportunidades formó parte del cronograma
previsto para la implementación de la Ley 118 de Inversión Extranjera.
Los proyectos contenidos en la cartera están vinculados a los sectores
de la farmacéutica y biotecnología, agroalimentaria, construcción y
energía renovable, entre otros, y se encuentran distribuidos por todo el
país, y cuentan con estudios de prefactibilidad y directivas de
negociación que podrán acelerar su concreción.
El asesor del
Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM), José Luis
Rodríguez, considera que Cuba ha acumulado un volumen de cierta
significación en cuanto a la presencia de capital foráneo en la economía
nacional, que a mediados de la década del 2000 se estimó con un
compromiso de inversión de unos cuatro mil 200 millones de dólares.
Según sus cálculos ese esfuerzo se ha concentrado hasta el presente en
42 por ciento en el sector del turismo mediante acuerdos de diverso
tipo, 13 por ciento en energía y minería, 10 por ciento en la industria
manufacturera, siete en la alimentación, seis en la construcción, dos en
la agricultura, cuatro en el transporte, dos en las comunicaciones, dos
en azúcar y derivados y 12 por ciento en otros sectores.
En las
proporciones logradas hasta ahora se destaca la baja participación en
sectores que tienen actualmente la mayor prioridad, como la producción
de alimentos, la agricultura y el sector azucarero, que solo acumulan el
11 por ciento de los emprendimientos inversionistas del capital
extranjero.
Rodríguez estima que en este segmento de la
economía, estudios realizados muestran que existe un valor de entre 600 y
800 millones de dólares que constituyen el potencial factible de
sustitución de importaciones alimentarias y que representan entre el 35 y
el 47 por ciento del total de compras de alimentos en el exterior de
los últimos años.
No es en vano entonces que el documento que
contiene los proyectos de inversión incluya una primera sección dedicada
a la ZEDM, donde se presentan seis proyectos industriales por 378
millones de dólares, otros seis de la rama agroalimentaria por 374,8
millones, uno de energía renovable y un epígrafe que agrupa la
biotecnología y los productos médicos con 13 propuestas por 860
millones, valor que representa el 53,3 por ciento del total de 1 612,8
millones de dólares de proyectos con una inversión cuantificada en ese
enclave.
El especialista del CIEM plantea, además, que tomando en cuenta la cartera
-incluyendo
lo relativo a la ZEDM- de las ramas que cuentan con mayor prioridad, se
destaca el sector de la producción agrícola y forestal así como la
producción de alimentos, que cuenta con 30 proyectos por unos 961
millones de dólares.
Para el economista del Centro de Estudios
de la Economía Cubana, Omar Everleny, no utilizar esas fuentes significa
mantener un ritmo de crecimiento bajo y prolongar en el tiempo el logro
del desarrollo requerido, por lo que el país decidió utilizar la
inversión extranjera como una vía importante de acceso a recursos
externos.
Para eso brinda condiciones favorables para la atracción de esos flujos que son escasos en esta región.
Sin embargo, persisten obstáculos tales como el bloqueo impuesto por
Estados Unidos y la situación de endeudamiento externo, aunque con
procesos de renegociación efectuados recientemente con favorables
acuerdos de condonación de montos.
La experiencia internacional
indica que los países que han logrado emprender una senda de crecimiento
y mejoramiento de su infraestructura y condiciones de vida de la
población, han gozado de tasas de inversión no menores al 30 por ciento
del Producto Interno Bruto con notables apoyos desde la inversión
foránea que, además, proporciona acceso a las cadenas internacionales de
valor y a las nuevas tecnologías, asegura Everleny.
De ahí que
sea necesario que la política macroeconómica y los cambios que tienen
lugar en ella acompañen a estos esfuerzos, pues la inversión extranjera,
aseguran los expertos, tiende a acercarse a las naciones que tengan una
visión de crecimiento y desarrollo.
*Periodista de la redacción de Economía de Prensa Latina
rc/crc
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