La Habana, 12 dic (AIN) Editorial del diario Granma, acerca de la voluntad de Cuba por informatizar su sociedad, a pesar del bloqueo y los planes enemigos por subvertir la esencia del proceso revolucionario.
Cuba ha estado y está decidida a conectarse con el mundo, a pesar de la
propaganda en su contra, el cerco económico, la vigilancia redoblada y
las guerras de cuarta generación. La decisión está tomada no solo para
beber de esa inmensa fuente de conocimientos que es la “autopista de la información”, sino para poner en ella lo mejor de nuestra cultura, educación, conocimiento y humanismo, que son el núcleo fundacional de la Revolución cubana y del pensamiento de sus líderes.
La informatización, que se ejecuta desde hace varios años, demuestra la
voluntad política del país por acercar cada vez más las nuevas
tecnologías a la población, lo que está refrendado en los Lineamientos
de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, que rigen
las transformaciones en curso, y parten de que no es posible una
sociedad próspera y sostenible sin subordinar a tales objetivos las
herramientas que garanticen el acceso al conocimiento, la eficiencia, la
productividad y la excelencia.
Asimismo, la Primera Conferencia
Nacional del Partido se trazó como uno de sus objetivos “aprovechar las
ventajas de las tecnologías de la información y las comunicaciones, como
herramientas para el desarrollo del conocimiento, la economía y la
actividad político e ideológica; exponer la imagen de Cuba y su verdad,
así como combatir las acciones de subversión contra nuestro país”.
En los últimos años los avances de la conectividad en Cuba se han
orientado a la creación de capacidades en la infraestructura de
telecomunicaciones, en función de potenciar la conectividad social y
desarrollar la gestión automatizada de sectores estratégicos como el
financiero bancario, el electroenergético, las transportaciones y
proyectos de desarrollo macroeconómicos, como la Zona Especial de
Desarrollo Económico del Mariel y el Polo Petroquímico de Cienfuegos.
Cuantiosas inversiones destinadas a extender y modernizar esa
infraestructura han permitido no solo abrir servicios como la telefonía
móvil e Internet, sino darles un uso social, priorizando y subsidiando
en muchos casos estas facilidades en sectores como la educación, la
ciencia, la salud, la cultura y el desarrollo científico.
Un
ejemplo concreto de esos programas es el destinado a la creación de una
infraestructura de almacenamiento y procesamiento de información,
mediante la modernización de centros de datos del país, además de la
construcción de una red que prevé posibilidades de conectividad a través
de medios informáticos fijos y móviles (teléfonos celulares, tabletas y
computadoras portátiles).
En ese sentido, se han establecido
mecanismos administrativos y empresariales que garantizan la
sostenibilidad y soberanía tecnológicas para la provisión masiva de
servicios de acceso a Internet.
El balón de ensayo ha sido la
apertura de 154 Salas de Navegación Públicas, diseminadas por toda la
geografía nacional, como antesala de la masificación de servicios de
datos que permitan al país llegar a la comercialización del acceso a la
Banda Ancha (acceso a la red con mayor rapidez y prestaciones), en lo
que se trabaja en la actualidad. A eso se debe que Cuba cuente ya con
casi tres millones de usuarios con acceso a las redes, que incluye
plataformas institucionales, correos electrónicos e Internet; posee un
número similar de clientes de telefonía celular, de los cuales más de
medio millón acceden al correo electrónico a través de los móviles.
La extensión de las posibilidades de conectividad en múltiples
espacios, que incluirán también a bibliotecas y Oficinas de Correos, se
une a otras iniciativas como la distribución de contenidos a través de
los teléfonos móviles y el desarrollo de plataformas para redes
universitarias e institucionales que podrían extender su servicio a toda
la sociedad, actualmente en etapa de desarrollo y puesta en marcha.
Estas y otras medidas son el resultado de la implementación gradual de
26 proyectos que forman parte de la plataforma informática nacional Red
Cuba, diseñada para asegurar de manera soberana la presencia de
contenidos producidos por el país con calidad, diversidad y
representatividad, gestionadas y administradas por entidades cubanas, a
fin de satisfacer las necesidades informativas y de servicios de la
sociedad, así como garantizar el acceso a redes internacionales.
La estrategia concibe, además, la creación de nuevas capacidades de
acceso a tecnologías inalámbricas, la integración y uso ordenado de las
redes de datos institucionales, como en los sectores de la salud
pública, educación, educación superior y cultura, que son conocidos por
los usuarios cubanos (INFOMED, RIMED, REDUNIV y CUBARTE), que serán
hospedadas en servidores de altas prestaciones que facilitarán sus
potencialidades de uso. Comprende también el desarrollo de videojuegos y
multimedias de contenido educativo e histórico, así como la
actualización de la base normativa sobre el uso de las tecnologías de la
información y las comunicaciones.
En paralelo, avanza la
introducción de la televisión digital en el país, antecedida de un
amplio proceso de desarrollo de la infraestructura de las
comunicaciones, que reduce casi a cero las zonas de silencio y moderniza
el soporte televisivo. Este proceso marcha a la par de los avances en
este ámbito a nivel internacional.
La introducción de la TV
digital terrestre —traducida para la población en “la cajita”—ha
implicado la ejecución de importantes inversiones durante el 2013 y
2014. En una primera etapa ha permitido que los 35 trasmisores
instalados abarquen toda la provincia de La Habana, las cabeceras
provinciales y algunos municipios aledaños, y cubran un área potencial
de aproximadamente cinco millones de televidentes. En estos momentos se
trasmiten ocho canales, así como seis emisoras de radio y un canal de
datos, como valor agregado.
Para el 2015 está prevista la
instalación de 17 nuevos trasmisores en función de continuar aumentando
la cobertura de este servicio, la adquisición de equipos de transporte
de señal y de producción de televisión, así como cuatro laboratorios
para las universidades con facultades de telecomunicaciones. De igual
forma seguirá la digitalización de la producción televisiva, que ya
comenzó el ICRT con cinco telecentros y el sistema informativo, a la vez
que equipó un estudio con la nueva tecnología y adquirió una unidad
móvil de alta definición, lo que se prevé mejore los servicios que se
ofrecen a la población.
Estos procesos no están exentos de
insuficiencias y vulnerabilidades que generan críticas e
insatisfacciones en la población, la cual exige cada día más y mayores
servicios, desafío que rebasa al sector de las infocomunicaciones e
implica a la mayoría de las instituciones y a la sociedad en general.
En la implementación de estos proyectos, la Revolución ha tenido que
enfrentarse no solo a las limitaciones que impone el recrudecimiento del
bloqueo, sino además a la hostilidad de algunas dependencias del
gobierno de EE.UU. y elementos aislados que se aferran a emplear las
nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones para subvertir
e intentar cambiar nuestro sistema político. A lo que se suma las
crecientes afectaciones provocadas a la nación por eventos cibernéticos,
principalmente los ataques informáticos con implicaciones para la
seguridad del país e internacional.
Como ha revelado la propia
prensa norteamericana, el Gobierno de Estados Unidos ha movido a este
terreno la mayor parte del presupuesto que dedica para la subversión
político ideológica y del orden interno en el país. Entre las acciones
más divulgadas se encuentra Zunzuneo, una red de mensajería paralela a
los servicios nacionales que buscaba enviar contenidos contrarios al
gobierno cubano. Más recientemente, salieron a la luz pública
revelaciones sobre programas secretos que emplearon emisarios de
distintos países para promover acciones enemigas orientadas al estudio e
identificación de jóvenes que pudieran convertirse en potenciales
“agentes de cambio”, así como tratar de atraer a sus acciones
subversivas a artistas cubanos.
Pese a todos los peligros, lejos
de encerrar a la nación, se han creado la infraestructura y el marco
legal e institucional necesarios para defender al país y garantizar el
desarrollo viable de la informatización de la sociedad cubana. Al mismo
tiempo, se busca potenciar la cooperación internacional en esta materia.
Cuba avanza en la informatización segura de la sociedad, sin prisa,
pero sin pausa, consciente de que la era de Internet y las nuevas
tecnologías debe ser un espacio de aprendizaje, de desarrollo, inclusivo
y también seguro, para garantizar la invulnerabilidad de la Revolución,
la defensa de la cultura y del socialismo sostenible que construye
nuestro pueblo.
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