Sentada en el portal de su casa, Cresencia Bejerano Sánchez saluda a
cuanto transeúnte se encuentra con ella a su paso por el consejo popular
El Cuajaní, en el municipio de Viñales, rodeado de mogotes y cultivos.
De apariencia humilde y rostro con arrugas -cual testigos del tiempo-,
esta mujer de 94 años de edad no repara en acoger en su nueva vivienda a
quienes llegan.
Y es que hoy disfruta de las comodidades de un
hogar construido por el Estado cubano tras el derrumbe total de su
morada anterior, como consecuencia de los azotes del huracán Gustav en
2008 por esa zona de la geografía pinareña, donde no le quedaron “ni los
taburetes”.
Panel solar para las labores domésticas, cuartos
amplios y baño y cocinas confortables, se suman a la garantía de contar
con un consultorio del médico de la familia en las cercanías, así como
los servicios de comercio.
Cresencia no pierde la oportunidad de
recordar los horrores vividos antes de 1959, periodo en el cual tuvo que
trabajar muy duro para ayudar a su madre al sostén de la familia, y la
pobreza y el hambre eran huéspedes constantes en su entorno.
Explicó que cuando niña su padre enfermó y permaneció siete años
encamado, por eso ella y sus hermanos se incorporaron a las labores
agrícolas desde jóvenes o ayudaban a su progenitora en la escogida de
tabaco.
Con la voz entrecortada y visiblemente emocionada,
aseveró que muchas veces también pidieron limosnas para comer, pero sus
tres hijos disfrutaron de una vida diferente con las bondades de la
Revolución cubana, que ofreció escuelas y salud gratuitas.
“La
Revolución nos dio alegría de vivir y zapatos; cuando me puse los míos,
no me los quité más- acotó-; pero también dignificó a la mujer cubana,
que cada año celebra con regocijo un nuevo aniversario de su
organización: La Federación de Mujeres Cubanas.
A pesar del
deterioro de su salud, Cresencia conserva su espíritu jovial y la
lucidez de sus pensamientos; y con la misma cordialidad con que acoge a
los visitantes, los despide cada día, sin faltar las bendiciones y la
invitación a un próximo encuentro en su vivienda de El Cuajaní.
Tomado de AIN
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