terça-feira, 18 de agosto de 2015

Gobiernos progresistas latinoamericanos bajo amenaza de golpe

 Manifestantes pidiendo intervención militar en Brasil. 16-08-2015 

por Guillermo Alvarado

El Parlamento del Mercado Común del Sur, Parlasur, se sumó a las reiteradas denuncias sobre la preparación de acciones desestabilizadoras, llamadas comúnmente “golpes blandos”, para deponer a gobiernos progresistas en varios países de Sudamérica, entre ellos Venezuela, Ecuador, Brasil y Bolivia.

El organismo, cuyas resoluciones no tienen carácter vinculante, es decir que no son de cumplimiento obligatorio para los miembros del bloque, expresó su preocupación por las amenazas contra los procesos democráticos surgidos por elecciones libres con amplia participación popular.

Tanto los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, como de Ecuador, Rafael Correa, denunciaron la preparación de “golpes blandos” orquestados por las oligarquías locales, con el apoyo de poderes foráneos descontentos con las transformaciones llevadas a cabo en sus respectivos países, entre ellos la generalización de servicios de salud y educación y la nacionalización de los recursos naturales en beneficio de toda la población.

El término “golpe blando” fue acuñado hace décadas por el escritor y politólogo estadounidense Gene Sharp para designar estrategias conspirativas, supuestamente NO violentas, cuyo propósito es deponer un gobierno.

En apego estricto a esta definición, lo que está ocurriendo en América Latina supera estos términos, lo cual conlleva riesgos mayores para las naciones concernidas y para toda la región.

En Venezuela las manifestaciones organizadas por la extrema derecha en 2014 fueron muy violentas y costaron la vida a decenas de ciudadanos. Mientras, en Brasil, son inquietantes los carteles portados por manifestantes el pasado domingo, donde incitan al ejército a intervenir para derrocar por la fuerza a la presidenta Dilma Rousseff.

En Ecuador una marcha “pacífica” de indígenas, instrumentados por terratenientes y oligarcas, finalizó con acciones vandálicas que dejaron heridos y daños en el centro histórico de Quito, la capital.

Todavía están recientes en latinoamérica las huellas abiertas por las dictaduras militares impuestas y sostenidas por Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX y por eso llama la atención la escasa memoria de algunos sectores que insisten en volver al pasado neoliberal y represivo.

Tampoco escapa a la mayoría de analistas la presencia detrás de todas estas acciones de la oscura mano de los sectores de poder en Estados Unidos que, en realidad, nunca se resignaron a perder lo que siempre consideraron su traspatio y sus abundantes riquezas naturales.

El petróleo venezolano, las fuentes de agua de la Amazonía, las fértiles tierras brasileñas y ecuatorianas, los millones de toneladas de litio depositadas en el Salar de Uyuni, en Bolivia, son bocados demasiado tentadores para la codicia imperial.

Por eso ninguna alerta está de más, ninguna iniciativa sobra para explicar a los pueblos el enorme peligro de volver atrás, a los años más terribles de nuestra historia y perder, quizás definitivamente, las conquistas que con tantos trabajos se han logrado.

Editado por Maria Calvo/RHC

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