El pasado martes circuló en Miami una declaración de prensa de la organización contrarrevolucionaria llamada La Rosa Blanca que preside el ex congresista Lincoln Díaz-Balart. Es la primera organización contrarrevolucionaria y terrorista del llamado exilio cubano, fundada por Rafael Díaz-Balart y otros batistianos que como él huyeron de Cuba en medio de la revolución triunfante el propio 1ro de enero de 1959. El viejo Díaz-Balart la llamó con infamia La Rosa Blanca evocando el conocido poema de José Martí, pero ahora Lincoln Díaz-Balart la rebautiza como Instituto La Rosa Blanca y como este no hace nada por gusto, algún tumbe hay entre manos en ese aire académico que le da la palabra Instituto a esa organización.
Como Lincoln no acepta la realidad de que ya él no es un congresista que puede otorgar condecoraciones y chapitas a los mercenarios, ni dar discursos en la cámara de representantes contra Cuba (aunque solo tenía a su hermano Mario y a Ileana Ros-Lehtinen como oyentes), ni tampoco tolera que se estén moviendo 20 millones este año para provocar un cambio de gobierno en Cuba sin meter las manos, se ha puesto las pilas para retomar la dirección de la contrarrevolución y hacer que una parte de la tajada vaya a La Rosa Blanca. Lo cual quiere decir a él mismo.
Detrás de la referida declaración está ese objetivo; en ella Lincoln ha dejado saber cuáles son los tres proyectos contrarrevolucionarios con los que su organización se identifica. Cualquiera de ellos puede ser más anexionista, más entreguista, más antipatriótico y con menos aceptación en el pueblo cubano que el otro. Los propios amos que manipulan a los pseudo líderes reconocen que esta gente no tiene pueblo y que todo se trata de una fabricación. Los tumbes personificados que La Rosa Blanca declara que va a apoyar son el proyecto Emilia del esquizofrénico político Oscar Elías Biscet, el mismo que pidió “solución Kosovo” para Cuba en el congreso de los Estados Unidos (http://latardesemueve.com/archives/551). Antonio Rodiles con un engendro titulado “Demanda ciudadana por otra Cuba” y El desaparecido Movimiento Cristiano Liberación, que iba a encabezar en Cuba la familia de Oswaldo Payá. Pero resulta que dicha familia hace unos días que plantó campamento en Miami dejando muy claro que lo hacían como emigrantes y no como exiliados políticos.
En la práctica el Movimiento Cristiano Liberación está sepultado; y no porque haya fallecido Payá, ni por el hecho en sí de que la familia haya salido de Cuba sino por la forma sinuosa en que lo hicieron, por la falta de respeto al manipular la opinión argumentando persecuciones y aguajeando con que se quedarían en Cuba para luchar contra el gobierno; a la vez que planificaban echar un pie con todas las comodidades. Una farsa sin dudas; una estafa a su pequeñísimo grupo de seguidores. Pocos días antes de que los Payá se aparecieran con los bártulos en el Aeropuerto Internacional de Miami la propia hija de Oswaldo, Rosa María Payá, recorría los medios y casonas de algunos contrarrevolucionarios de Miami guapeando con que regresaba a Cuba para buscar un cambio de régimen y llevar desde allá una demanda contra las autoridades cubanas. Pues parece que solo regresaron a Cuba a empacar, porque transcurrió poco tiempo para que en los restaurantes de la calle 8 las recibieran con un “Welcome to Miami” que la masa de puerco está servida.
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