Por Fidel Rendón Matienzo
Un día como hoy cumpliría 87 años Alberto Díaz Gutiérrez, conocido
por Korda, ese gran fotógrafo cubano nacido en 1928, y que, sin jamás
proponérselo, se hizo célebre con aquella foto hecha al Comandante
Ernesto Guevara, durante el entierro de las víctimas del atentado
terrorista contra el barco francés La Coubre, perpetrado el cinco de
marzo de 1960.
Ese día miles de cubanos colmaron la céntrica avenida 23, para
despedir el duelo y entre quienes en la improvisada plataforma
acompañaban al líder de la Revolución, Fidel Castro, estaba el Che,
retirado en una segunda fila donde era casi imperceptible, y los
franceses Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir, asistidos por la
traducción de quien sería después Premio Nacional de Literatura, Jaime
Saruzky.
Como contara el propio Korda años atrás en diversas entrevistas
periodísticas, con su máquina Leica -provista de un desgastado lente de
90 milímetros-, solo ideal para hacer retratos, las condiciones de ese
sábado gris no eran las mejores para hacer fotografías: el clima
invernal, la luz opaca, ralladuras en la lente del telefoto…
“No fue concebida, fue intuida”, contó cuando se refería al momento
en que la tomó, y que tiempo después tituló Guerrillero Heroico.
Pero esta no formó parte del reportaje que publicó en el periódico
Revolución sobre los sucesos en torno a la explosión de La Coubre.
Tras el asesinato del Che en Bolivia, en octubre de 1967, y en
contraposición con las imágenes de su muerte difundidas por la CIA, es
que la suya comienza a recorrer el mundo gracias al editor italiano
Giacomo Feltrinelli.
En un amplio artículo publicado años atrás por el colega Kaloian
Santos Cabrera en el diario Juventud Rebelde, titulado Alberto Díaz
Gutiérrez (Korda), ver con el corazón, el autor recuerda que procedente
del país andino, Feltrinelli llegó hasta la Casa de las Américas, en La
Habana, en el verano de 1967 en busca de una foto del Che.
Haydée Santamaría, presidenta de la institución, le propuso que se
llegara hasta los Estudios Korda, ubicados en un apartamento de la calle
21 entre N y O, en el Vedado. Al entrar, Giacomo quedó prendado de la
imagen de Guevara pegada a uno de los estantes.
“Le gustó mi retrato y pidió que le hiciera dos copias en 30 por 40
centímetros y papel brillo. Se las regalé… Un mes después del anuncio
oficial de la muerte del Che, Feltrinelli presentó mi foto en Milán en
un afiche de 100 por 70 centímetros y los estudiantes se echaron a la
calle con ella al grito de Che vive…”, rememora Korda en una entrevista
concedida a Ciro Bianchi Ross, en 1991.
El editor italiano vendió un millón de ejemplares del afiche, a cinco
dólares cada uno, en menos de tres meses, mientras que Korda no cobró
nunca un centavo por la famosa imagen, que medio siglo después aún
recorre el orbe; según los críticos, es uno de los diez mejores retratos
de todos los tiempos, y constituye la más reproducida de la historia de
la fotografía en todo el mundo.
Su ayudante y discípulo desde los años 60, José A. Figueroa, en un
correo electrónico que circuló entre un grupo de amigos tras conocer la
muerte de su maestro en París, en 2001, lo describió con exactitud:
“Fue el primer millonario cubano pobre, y siguió adelante; el segundo
cubano en estar en el libro Guinness de récords, y siguió adelante; el
hombre con más reproducciones de su obra en t-shirts y ceniceros, y
siguió adelante; el hombre con más mujeres hermosas en su haber, y
siguió adelante; el artista cubano con más documentales, y siguió
adelante; el hombre que perdió por dos veces la mayor parte de su obra, y
siguió adelante”.
Korda, quien murió en París el 25 de mayo del 2001 de un infarto
cardiaco a los 72 años, fue fundador de la fotografía submarina en Cuba,
y entre las condecoraciones que mereció figuran la Distinción por la
Cultura Cubana (1982) y la Orden Félix Varela de Primer Grado (1994,
además de numerosos premios y reconocimientos internacionales.(Tomado del portal de la Radio Cubana)
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