Foto tomada de Internet |
Por Edmundo García
He aquí el último papelazo de Miami. Desde hacía más de diez días los medios de prensa de la derecha miamense llevaban promocionando insistentemente a Gorki Águila, su “estrellita musical”. Un auto titulado cantante punk “juvenil” de casi 44 años que dice que está reprimido en Cuba, pero que visita Miami para calumniar a la revolución cubana y sus dirigentes con un lenguaje soez y vulgares palabrotas que probablemente no se escuchan ni en las cárceles. Cuando Gorki dice que está cantando no hace otra cosa que politiquería barata, con letras y textos iguales de baratos.
Gorki trata de complacer a cuanto extremista se le acerca, pero aun estos se ruborizan cuando su “baby” abre la boca. En Miami no hace falta ser bonito ni bueno ni barato para venderse, basta con que se difame sobre Cuba para que te abran la carpa del circo y te promocionen gratuitamente.
Gorki Águila pasó por el programa del flotillero Ramón Saúl Sánchez Rizo y dijo de todo contra su país; hizo la escala obligada de los anticubanos en el programa de Oscar Rolando Haza en el Canal 41 de Miami y en uno de los pujos que aquí llaman espacios humorísticos, donde interpretó una canción con el título de “Maleconazo” que no es otra cosa que un grupo de ladridos con tono político. Corrió junto a Jaime Bayly en La Mega, Radio Martí le siguió en sus andanzas y el Nuevo Herald lo proyectó como una suerte de juglar rebelde al que, según él mismo le dijo a la periodista Sarah Moreno, le habían montado un operativo de 30 policías para detenerlo junto a su grupo. Los anuncios de Gorki en Miami incluyeron un video grabado por alguno de los miembros de su banda, donde él sale ofendiendo a un anciano en Cuba. Ante tanto alboroto mediático no había ninguna manera de que la derecha de Miami no se enterara que el sábado 28 de julio, a las 9 de la noche, Gorki iba a dar un concierto en el Club Aché de Miami, en la calle 8 de la Pequeña Habana.
Así que todo el mundo esperaba lleno total en un local que tiene capacidad para más de 1,200 personas. Pero que además le podían poner bocinas afuera por si los seguidores de Gorki abarrotaban el interior, como algunos especulaban. Era una noche perfecta para la consagración de Gorki Águila en Miami.
Pues déjenme decirles que al concierto de Gorki fueron menos de cuarenta personas. De las cuales menos de veinte pagaron la entrada, cuyo costo era de 35 dólares. Lo recaudado no alcanzó ni para pagarle a todos los músicos acompañantes, que no estaban haciendo un servicio político sino trabajando para ganarse el pan de cada día. A los músicos no se les puede ir con demagogia y hubo disgusto cuando se les dejó caer que la alcancía estaba vacía.
Gorki difamó y difama tanto sobre su país para complacer a la derecha, que lo menos que podía haber hecho la membrecía del CLC era haber ido en muletas o sillas de ruedas y hacer cola en Aché desde las 2 de la tarde, pero ninguno fue por allí. Y tampoco fueron los Diaz-Balart, Ros-Lehtinen y Rivera, que siempre andan exigiendo cantantes sintonizados con su orquesta política.
Ni asistieron Miguel Saavedra y Vigilia Mambisa, que se le emboscan a la Charanga, a Van Van y a Cándido Fabré cuando vienen al mismo Club Aché. Parece que se dieron cuenta que Gorki no atraía cámara y se perdieron de los alrededores. Allí fueron algunos pocos miembros de una tal OJEC, una organización de cuatro o cinco miembros auto llamados “jóvenes exiliados” cubanos que se ha encargado de esta visita de Gorki. El proclamado líder de esa OJEC, Yasset Torres, fue nombrado por la prensa como uno de los participantes en el polémico homenaje a Pinochet en Chile. A esos titulados “exiliados” les da lo mismo rendir tributo a los invasores de su país, que unirse a esa flotilla que se acerca a las costas de Cuba a provocar. Por cierto, dicen que el flotillero mayor y almirante neopacifista Ramón Saúl Sánchez, aunque promovió a Gorki, tampoco fue a verlo al club.
El llamado concierto de Gorki fue un desfile de palabrotas obscenas sin sentido artístico, ético y estético. Reitero que el club Aché vacío durante el concierto politiquero y vulgar de Gorki, poco tuvo que ver con el Aché repleto de público con la presencia de intérpretes de primer nivel de la música popular cubana que vienen de la isla para compartir su arte.
No hubo medios de prensa cubriendo la presentación de Gorki el pasado sábado 28 de julio en Miami. Solo estaba la mal llamada Radio y Televisión Martí, que hasta el momento no ha publicado ningún video o noticia de sus filmaciones en el lugar. ¿Les da vergüenza? Y tampoco aparece ninguna nota en el Nuevo Herald; el mismo periódico que el viernes 27 de julio le publicó una entrevista para sacarle un titular que se caía de la mata: Gorki Águila dice que la muerte de Payá es “una burda manipulación del estado cubano”. Pero ni plagiando el rayado disco de la derecha cubana de Miami, Gorki Águila pudo atraer a un público que no está interesado en lo que él llama su “música”. El llamado concierto será razonablemente olvidado por sus patrocinadores y hasta por el propio Gorki. Vamos a ver si la susodicha Televisión Martí nos informa sobre esto o nuevamente esconde o manipula la verdad. Les advierto que tengo video del local vacío, por si las ediciones tendenciosas. Tal vez a Gorki le iría mejor como flotillero de Ramón Saúl que como rockero.
Publicado en Cambios en Cuba
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