La fiesta olímpica comenzó. Una espectacular ceremonia de color, música, magia y sentido del humor inauguró los Juegos Olímpicos de Londres 2012, en la que no faltó nada de lo que caracteriza al Reino Unido. Con el encendido del pebetero de las manos de manos de un grupo de siete jóvenes atletas británicos iniciaron formalmente los Juegos.
Sir Steve Redgrave, remero ganador de medallas en cinco olimpiadas diferentes, entregó la flama olímpica al contingente para que posteriormente se reuniera con siete viejas glorias del olimpismo.
Posteriormente, el grupo se dirigió al centro del estadio para encender una corona de pétalos de cobre que se iluminaron con el fuego que finalmente se elevó y unió en la parte superior para conformar un nuevo diseño de pebetero olímpico.
Previo a ese momento, la reina Isabel II fue le encargada de declarar inaugurados los trigésimos Juegos Olímpicos de la era moderna.
Con un recorrido en video por el río Támesis se puso en marcha la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
El campeón británico del Tour de Francia, Bradley Wiggins, hizo sonar una campana para dar paso a un coro de niños que entonaron la canción “Jerusalén” mientras se exhiban imágenes de momentos deportivos importantes en la historia británica. La fiesta de la justa veraniega dejó ver en primera instancia al actor Kenneth Branagh, quien se encargó de leer una parte del poema La Tempestad, obra del célebre escritor William Shakespeare.
En el centro del Estadio Olímpico se representó una campiña británica, mientras en las gradas unos 60 mil espectadores aplaudieron la presentación que preparó el cineasta Danny Boyle.
Varias figuras icónicas de Gran Bretaña como Paul McCartney, James Bond y la reina Isabel II, participaron en la ceremonia inaugural.
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