Por Thomas Pérez Secretario de Trabajo de EEUU
Yo soy hijo de inmigrantes. La historia de mi familia es una historia de inmigrantes. Es una historia de personas que viven en Estados Unidos.
Mis padres nacieron en la República Dominicana, y mi abuelo materno fue embajador en Estados Unidos hasta que habló en contra de la dictadura brutal de Rafael Trujillo en la década de 1930. Fue declarado persona non grata, y la familia de mi madre se vio obligada a mudarse a la ciudad de Nueva York en la cumbre de la Gran Depresión.
Mi padre huyó de ese mismo régimen unos años más tarde. Él sirvió con distinción en el ejército de Estados Unidos y trabajó el resto de su vida prestando servicios a veteranos como médico en el Hospital de Asuntos de Veteranos. Como tantos inmigrantes, él dedicó su carrera al servicio del país que le brindó esperanza, oportunidad y la promesa de una vida mejor.
Con el tiempo, mis padres se establecieron en Buffalo, Nueva York.
Yo no cambiaría por nada la experiencia de haber crecido en un hogar bilingüe y bicultural. Aprendí a apreciar la lucha y el sacrificio de aquellos que llegaron aquí antes que yo.
Aprendí que la diversidad es una fuente de la fuerza y vitalidad de Estados Unidos. Cada día vi las miles de formas en que los latinos contribuyen a la vida económica, social, cultural y política de la nación. Y al final escogería una carrera en servicio público porque vi que no había mejor forma de dar significado a los valores y las lecciones que mis padres inmigrantes inculcaron en mí.
De todas esas lecciones importantes, dos de ellas en particular surgieron de su experiencia como inmigrantes, y las llevo conmigo a mi trabajo cada día. La primera, se espera mucho de aquel que mucho recibe. Y la segunda, que la educación es el gran nivelador.
El lunes, tuve el privilegio de dirigirme a la Conferencia Nacional de Integración de Inmigrantes en Miami, Florida, y saqué el fruto de esas dos lecciones mientras reflexionaba en la integración de nuestras comunidades de inmigrantes en los Estados Unidos.
Según celebramos el progreso alcanzado, debemos reanudar nuestro compromiso de continuar nuestro camino hacia adelante y de cumplir esa esencia básica de los Estados Unidos: que no importa quién seas, lo que parezcas, o de dónde hayas venido, puedes realizarte, si te esfuerzas
La reforma migratória
Para cumplir nuestra parte en ese intercambio, debemos aprobar una reforma migratoria. Esta podría agregar $1,000 millones a nuestra economía, asegurar que nuestras empresas atraigan talento de todas las partes del mundo y mantener este talento dentro de nuestro país. Nosotros animamos a los mejores y más brillantes estudiantes a que vengan a Estados Unidos; jóvenes que son una gran promesa en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y demás.
No obstante, nuestras leyes los desaniman a quedarse, iniciar un negocio y contribuir a la prosperidad del país. Una reforma migratoria amplia es un imperativo económico, moral y de seguridad, y esta fortalecerá este país para futuras generaciones.
Esta semana, como parte de los esfuerzos de la Administración para presentar el caso moral y económico para seguir adelante con la reforma lo antes posible, estaré visitando "Ayuna por las familias: Un llamado a la reforma migratoria y la ciudadanía” cercal al Capitolio. Son un grupo de líderes religiosos y laborales que están ayunando en apoyo a una reforma migratoria.
Por último, la reforma migratoria es sólo un paso hacia la integración, el tema de la conferencia. Podemos simplificar el proceso migratorio, asegurar nuestras fronteras, reformar nuestros programas de visas y sacar de las sombras a 11 millones de inmigrantes indocumentados. Pero para lograr exitosamente la integración de los inmigrantes, debemos tener escaleras fuertes y seguras de oportunidades; los caminos hacia la clase media deben venir acompañados de caminos hacia la ciudadanía para aquellas personas que trabajan y que siguen nuestras reglas.
El desarrollo de destrezas es uno de los pilares de la estrategia del Presidente Obama para el crecimiento de la economia.
Sabemos que tenemos los mejores trabajadores del mundo, tanto los nativos como los nacidos en el extranjero, pero ellos necesitan que hagamos una inversión en su capacidad para competir ahora y en el futuro. Yo no puedo pensar en ningún otro paso hacia la integración de los inmigrantes que un empleo de clase media bien remunerado.
El Presidente Obama entiende con gran claridad que la mejor medida de nuestro éxito económico como nación no es la abundancia sino la prosperidad compartida ampliamente, una clase media que crece, y la oportunidad para que los negocios y trabajadores en Estados Unidos puedan crear ambas cosas.
Somos, fundamentalmente, una nación de inmigrantes. Esta ha sido y continuará siendo una de las grandes fortalezas de Estados Unidos; un componente esencial del motor económico de nuestra nación.
Al aprobar la reforma migratoria e invertir en las destrezas y educación de nuestros trabajadores, podemos asegurar que los inmigrantes continuarán contribuyendo a ese éxito, del mismo modo que lo hicieron mis padres y generaciones de inmigrantes antes que ellos.
[Thomas Pérez es el Secretario de Trabajo de los Estados Unidos
© 2013 Univision Communications Inc.Fuente: Nahual Migrante Noviembre 2013].
© 2013 Univision Communications Inc.Fuente: Nahual Migrante Noviembre 2013].
Fuente: Adital
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