SANTA CRUZ, BOLIVIA—La vicepresidenta cubana Gladys Bejerano consideró hoy aquí que la corrupción es un mal común en la región y llamó a enfrentarla con integración y voluntad política.
Bejerano explicó a los participantes en la I Reunión Especializada de Ministros y Altas Autoridades de Prevención y Lucha Contra la Corrupción de la CELAC, que se celebra en esta ciudad, las complejidades de enfrentar al referido flagelo.
Es una batalla en extremo compleja y requiere de inteligencia y voluntad política, destacó, en tanto expresó su satisfacción por la cita y la esperanza de poder transformar la situación con la voluntad y el trabajo creador de los pueblos, convencidos de que un mundo mejor es posible. "La CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), que Cuba se honra en presidir, atribuye una gran importancia a esta, su primera reunión especializada en la lucha contra la corrupción", dijo.
La también Contralora General de la República de Cuba agregó que hoy existen diversos mecanismos y espacios donde se analizan e intercambian las mejores prácticas.
Se han formado acuerdos, declaraciones, que debemos apoyar, exigiendo hacia lo interno de nuestros países su cumplimiento, ajustado a las características y el marco jurídico de cada país, insistió Bejerano, quien arribó la víspera a esta ciudad del oriente boliviano.
Es cierto que se requiere de un enfrentamiento enérgico para enfrentar cualquier manifestación de este orden, pero no debemos perder el enfoque estratégico y preventivo, donde, con la participación de todas las fuerzas de la sociedad se analicen las causas que la generan y se trabaje intensamente en la formación de valores, resaltó.
"Todos podemos aprender de las experiencias de todos y todos podemos construir", manifestó la Contralora, quien recordó que "la fuerza y la riqueza mayor que tenemos son nuestros pueblos y nosotros debemos ser conscientes de eso".
Por último, recordó que en Cuba el enfrentamiento se realiza abiertamente y recalcó que el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, y el presidente Raúl Castro, enfatizaron en más de una oportunidad que lo único que puede destruir la obra revolucionaria es la corrupción.
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