sábado, 17 de agosto de 2013

Pedro Figueredo Cisneros: ¡Morir por la Patria es vivir!

 

Por Gislania Tamayo Cedeño
 
Hace 143 años el 17 de agosto de 1870 fue fusilado en Santiago de Cuba, por las autoridades coloniales ibéricas, el Mayor General del Ejército Libertador Cubano, Pedro Figueredo Cisneros (Perucho), una de las figuras más ilustres de la villa San Salvador de Bayamo.
 
Cabe a este insigne cubano el alto honor de ser el creador del Himno Nacional expresión del sentimiento de amor por la Patria y su decisión de combatir por la libertad.
 
Había nacido en Bayamo, estudió leyes y cultivó la literatura y la música. Fue fundador de las publicaciones El Correo de la tarde, en La Habana, que editó con Domingo Arozarena y José Quintín Suzarte. Este periódico (político, literario, económico y mercantil), con frecuencia diaria, tuvo corta duración al oponerse al régimen colonial; y La Filarmonia, en Bayamo, así como de un teatro de aficionados donde se representaban obras escritas por él.
 
Junto a Francisco Vicente Aguilera y Francisco Maceo Osorio, organizó el Comité Revolucionario que en Bayamo apoyó el levantamiento de Carlos Manuel de Céspedes, el 10 de octubre de 1868, en el ingenio La Demajagua, primera gran gesta independentista cubana contra el colonialismo español.
 
Crea la marcha que titula La Bayamesa y el 11 de junio de 1868 en la Iglesia Mayor de Bayamo, con motivo de las festividades del Corpus Christi y ante la presencia de altas personalidades del gobierno colonial español y de un gran número de fieles de la localidad, se oyeron por primera vez en forma pública las notas de este himno, pero las autoridades se dan cuenta de que es un himno guerrero.
 
El gobernador Udaeta señaló a Perucho que la marcha no tenía nada de religiosa y sí mucho de guerrera a lo que este respondió: “Usted no puede determinar que este sea un canto de guerra puesto que no es músico”. La marcha creada se popularizó, se silbaba por las calles, y presidió los actos de la Sociedad La Filarmónica. Catorce meses después de creada la melodía del himno, le incluye la letra.
 
Por sus méritos, llegó a ser Jefe del Estado Mayor y Subsecretario de Guerra de la República en Armas.
 
Luego del incendio de Bayamo, acción realizada por los moradores de la urbe antes que entregarla a los españoles, marchó a la manigua. Allí enfermó de tifus y las lesiones en los pies le impedían caminar. En esas circunstancias fue hecho prisionero y conducido a Santiago de Cuba, donde fue juzgado, sancionado a pena de muerte y fusilado pocos días después.
 
Las autoridades españolas, para mancillar su honor, como no podía caminar, lo condujeron hasta el lugar del fusilamiento montado en un asno. Pero no se avergonzó, con dignidad y honor respondió que no era el primer patriota que montaba en ese tipo de cabalgadura.
 
Antes de ser ejecutado las autoridades coloniales, le propusieron perdonarle la vida si hacía dejación de la lucha, lo cual fue rechazado con hidalguía por el insigne cubano. A éstos expresó “que sentía la muerte sólo por no poder gozar con mis hermanos la gloriosa obra redentora que había imaginado y que se encuentra ya en sus comienzos. Y una sentencia suya fue confirmada por la historia: ¡España ha perdido a Cuba!
 
¡Morir por la Patria es vivir!, expresó en sus últimos instantes de existencia el patriota.
 
Sus restos están allí en el cementerio Santa Ifigenia, en la Ciudad de Santiago de Cuba iluminando el camino del porvenir.
 
(Tomado de La Demajagua)
 

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